“La critica debe hacerse
a tiempo; no hay que dejarse llevar por la mala costumbre de
criticar sólo después de consumados los hechos”…
Mao Tse Tung….
El término de izquierda en la política tiene sus génesis en el sitio de la Asamblea Nacional donde se sentaban, durante la revolución francesa los representantes Jacobinos, que favorecían a las clases más pobres de la sociedad.
Muchos fueron los cambios sociales que se sintieron a finales del siglo XVIII y comienzos del siglo XIX que facilitaron el nacimiento de la izquierda.
El concepto de izquierda, es la referencia a una parte del espectro político que considera el progreso de los pueblos como prioritario y la conquista de la igualdad social por medio de los derechos (sociales) que las circunstancias los denominan derechos civiles, frente a posiciones individuales y a una visión tradicional de la sociedad, representada siempre por la derecha política. En síntesis, tiende a defender una sociedad laica, confesional, igualitaria y multicultural. En función del equilibrio de todos estos factores, la izquierda política esta en multitudes de ramas ideológicas.
En algunos países donde el sistema político se considera una “democracia liberal”, tanto la derecha como la izquierda, tienen posiciones liberales y democráticas, en la medida que no apliquen totalitarismos.
La Asamblea Constituyente de Francia en 1789 estuvo integrada por unos 1300 diputados que se distribuyeron según su perfil político. A la derecha del presidente de la asamblea, se ubicaron quienes pretendían restituir la monarquía. A la izquierda estaban quienes se proponían dar cauce a las proclamas revolucionarias de la época.
Es por eso que someramente se ha trasladado al análisis político esta historia de izquierdas y derechas, según la cual sectores de izquierda propugnan alguna clase de revolución política capaz de colocar un nuevo sujeto político que represente a los sectores más excluidos de la sociedad, mientras que los sectores de la derecha intentan preservar las condiciones anteriores al impulso revolucionario en representación de los intereses hegemónicos vigentes. En el centro se ubican los “NINI” aquellos desideologizados, que sonríen con hipocresía política a unos y a otros, buscando una gracia conciliatoria que les siga garantizando su status quo. (Esto lo traigo a colación en relación a las posiciones asumidas por muchos dirigentes en las recientes elecciones para la directiva nacional del PSUV, cuando de un lado llamaban a unos de ser de la derecha “endógena”, y estos a los otros ultra izquierdistas radicales sin lograr llegar nunca explicarles a la militancia el uso de esos dos conceptos políticos y filosóficos).
Pero el punto clave de todo esto es que esta “división ideológica” hace referencia a una distribución física de los representantes en esa dirección, lo cual deja por fuera de las categorías políticas actuales en la medida que éstas incluyan las búsquedas políticas con visión autonómica de intención emancipadora o libertaria o incluso desde el punto de vista anarquista.
Una pregunta que siempre me hago ¿Quién define ser de izquierda en un gobierno de izquierda? ¿Una pregunta muy común?, es que ¿si puede un gobierno ser de izquierda, con personas en el mando con pensamiento de derecha?
La pregunta/acertijo a descifrar es que ¿Si la división entre izquierdas y derechas tienen sentido en el gobierno bolivariano actualmente?
El pragmatismo político seguramente dará repuesta a esta interrogante “retórica y balurda”. Dirán algunos eso ya pasó, que ahora la política no existe y que solamente se trata de que el que se monte en el coroto administre y las personas se desentiendan de ese sin sentido y se dediquen a vivir la vida con alguna modalidad de existencialismo abstracto.
¿Estamos ante el desmantelamiento del debate político? El avance de ciertas corrientes, serán los primeros en dar por muertos estos conceptos. Esto nos hace pensar a muchos que negar la vigencia del debate ideológico, o al menos un debate basado en “izquierdas y derechas” implica alguna clase de adhesión al neoliberalismo y a la huida de las discusiones y los compromisos. Considero que estas posiciones es propia de las políticas representativas y que ese tipo de políticas no abren la viabilidad a ninguna emancipación menos cederle el paso a ninguna libertad y a la Justicia Social.
En América Latina hoy hay un auge del pensamiento de izquierda, hay muchos gobiernos progresistas.
Una ruptura con el Stablismenth capaz de establecer un invento político es una ruptura cultural.
El semillero bolivariano de 1998 que regó “el llamado campo popular o pueblo”. La cosecha se ve todavía misteriosa. El impacto que produjo aquella ruptura con la clase gobernante de la cuarta República es verificable en los discursos que se sostienen hoy en día, pero estos discursos son rápidamente neutralizados por la incoherencia y por las prácticas políticas que se observan en funcionarios activos de hoy, que reivindican a los de la cuarta.
Los discursos tendientes a establecer como mesa de discusión la ubicación política izquierda/derecha, intentan mostrar algún parecido de rescate de la política neoliberal, cuando en realidad lo que muchos buscan es asimilar dentro de la estructura implosionada los factores de esa ruptura y las secuelas mismas del factor que irrumpió resquebrajándolas. Por eso aquello de la sabiduría popular de que “mierda que no mata engorda”. Estamos a tiempo de aplicar aquel pensamiento de “Simón Rodríguez o inventamos o erramos” ahí te la dejo José Mapuey…
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