La libertad de los demas, es nuestra libertad

Desde antes que los amos de los monopolios transnacionales, se plantearan la globalización como forma de borrar las fronteras y sus limitaciones económicas, para su expansión mundial. Ya la libertad era un bien preciado y solidario de los pueblos. En la guerra civil española, los combatientes internacionales que se alistaron para defender los sagrados intereses populares de la república, tenían bien claro que ese era el camino para que en sus países fuesen también libres.

La comprensión de la solidaridad como forma de combate al fascismo imperialista de dominación, dicta la orientación hacia la hermandad entre los pueblos. Esta es la única manera de supervivencia de los hombres y la naturaleza, pues el carácter depredador y consumista del capitalismo es altamente destructivo. Por esta razón aunque en Venezuela libramos nuestra cuota de batalla mundial por la libertad, tendemos nuestra mirada hacia Bolivia, hacia Colombia, hacia Perú, hacia Palestina, hacia Irak; hacia cualquier nación, en que su pueblo tenga armas de lucha tomadas, por defender sus sagrados derechos. Lo cumbre de todo esto es que el enemigo es uno, y ha establecido alianzas con malinches que por satisfacer las ambiciones egoístas, entregan todo sentido de responsabilidad y de pertenencia a una nacionalidad y a un pueblo. Así es que se comprende, por ejemplo: como dueños de periódicos de diferentes naciones, unan sus esfuerzos y capitales para defender los intereses de quienes aparecen ante la historia como sus legítimos amos; que los someten con cuotas de pequeños poderes y mezquinos privilegios.

Cuando cualquier movimiento en otras naciones asume las banderas de la libertad, democracia e igualdad, automáticamente se hermana con los pueblos honestos. Por eso duele la caída de Raúl Reyes, o la de cualquier hombre o mujer, que se entrega a la lucha diaria por la verdadera democracia, o socialismo, o comunismo. La hora de la batalla decisiva que se dará pronto, será una lucha de los pueblos del mundo en contra de las oligarquías y sus amos monopólicos apátridas. En esta guerra no habrá posibilidad de ambigüedades, los quinta columnas serán las primeras victimas en el campo de batalla. La fortaleza de las ideas y convicciones de los pueblos determinara la contundencia de la victoria. Ese día está cada vez mas cercano; en la medida que la crisis y las contradicciones se agudicen en el imperio y en las sociedades cómplices, en esa misma medida se acercará el fin de la hegemonía explotadora del capitalismo asesino. Para mi entender no es cuestión de mucho tiempo para el desenlace, las lecturas de los acontecimientos, así me lo indican. Solo se impone la necesidad de organizarse, mientras mas rápido y eficazmente lo hagamos, menos dolorosa será la pelea para el pueblo y mas radical será contra los explotadores.

Es menester desechar los protagonismos individualistas. Las iniciativas en pro de los colectivos, tiene que ser el eje de conducta, este es un requisito indispensable para el triunfo definitivo. ¡hagámoslo!

javiermonagasmaita@yahoo.es


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Javier Monagas Maita


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