En el envío anterior VII me introduje sucintamente en ciertos problemas teóricos en torno a la categoría “ideología” y en su definición general, a manera de proporcionar cierta base gnoseológica y, mostrar al lector, algunos de los retos metodológicos al momento de estudiar un tipo determinado de ideología, es decir, de un sistema de ideas que puede ser más o menos complejo y más o menos abarcador de toda o parte de la vida socio-económica y político-jurídica de determinada sociedad.
Al situar a la “ideología globovisionaria” como expresión de la ideología capitalista en su fase de crisis dentro de la sociedad venezolana hay que ser coherente con el pensar dialécticamente en el sentido de comprender cómo este proceso se desarrolla conjuntamente con el surgimiento, desarrollo y proyección de la ideología bolivariana que es la expresión a nivel social de las fuerzas sociales que impulsan las transformaciones políticas, económicas y sociales que desde 1999 vienen produciéndose en la sociedad venezolana.
A su vez, se debe comprender los nexos existentes entre la crisis capitalista en Venezuela con la situación crítica del capitalismo e imperialismo a nivel mundial, máxime cuando más de la mitad de la humanidad está enrumbándose por vías no capitalistas, con determinada orientación socialista.
Esas realidades, como las contradicciones anteriormente apuntadas, son aspectos omitidos o tergiversados conscientemente por los ideólogos globovisionarios y que, por ello, los “intelectuales orgánicos” del bolivarianismo (periodistas, artistas, profesores, escritores, líderes, funcionarios, maestros, comisionados, voceros, etc) deben constantemente colocarlas en la palestra pública, en su radio de acción, es decir, en las reuniones, entrevistas, en las obras de arte, los libros, los artículos, los carteles y afiches, en los banners, en las portadas de revistas, en las pancartas, en los sitios web, y en cuanto espacio de comunicación se disponga.
He ahí la relación dialéctica ente el todo y sus partes, así como la relación dialéctica entre dos todos, esos dos procesos muy imbricados, pues uno, el socialismo, surge de las propias entrañas del capitalismo para ir imponiéndose como proceso social para superar los niveles humanos alcanzados y eliminar los problemas que hacen estancarse a las sociedades en su constante producción y reproducción de la vida.
Mientras toda esa realidad mostrada en los medios de comunicación globovisionarios, muchas veces puramente virtual, y falsa, se expresa de innumerables formas, los medios de comunicación honestos y patrióticos, sean públicos o alternativos, no muestran un avance lo suficientemente rápido como para contrarrestar con fuerza las campañas globovisionarias y causar la atracción debida, sobre todo en la juventud que es la garantía de avance de la revolución Bolivariana. Recordemos al Che cuando decía que “la arcilla fundamental de nuestra obra es la juventud” y que en ella “depositamos nuestras esperanzas y la preparamos para tomar de nuestras manos las banderas”.
La adecuada formación ideológica bolivariana presupone entonces también que los padres y madres atiendan adecuadamente la formación de ese caudal de ideas en los adolescentes y jóvenes con las cuales, luego, se consolida la ideología bolivariana. Si esto se comprende, entonces deberíamos hacer más realidad, en todas las instituciones, los planes de superación visualizados por el Comandante Chávez cuando nos planteó la importancia del Motor Moral y Luces. ¿Quién es el responsable de que ese motor no ande al ritmo adecuado sino nosotros mismos?, que nos falta creatividad, decisión y estrategia para armar un plan de estudios a nivel de colectivo de trabajo, sea obrero, campesino o de servicio.
En ese sentido, el PSUV debe llenar ese vacío táctico. Es uno de sus retos más inminentes en el contexto de la batalla electoral pues el voto consciente y unido debe formar parte de un nivel superior de praxis revolucionaria en el socialismo bolivariano.
Bien podría decirse –aun cuando se notan rectificaciones importantes- que los medios de comunicación bolivarianos todavía dedican demasiadas horas a “desmontar matrices de opinión” lanzados por la ideología globovisionaria que son restadas a la difusión de los logros y metas del gobierno bolivariano revolucionario, del gobierno del pueblo, y que, de cierta forma, pudiera estar fortaleciendo algunos montajes ideológicos capitalistas, pues ya esos globovisionarios preparan sus planes conociendo de antemano por dónde, cuándo, quiénes y con qué fuerza el bolivarianismo va a atender sus provocaciones y cómo van a tratar de “desmontarlas”. ¿Podríamos ser ingenuos y no pensar que el estado mayor globovisionario presupone los estilos de nuestros “desmontadores de matrices” para armar sus propios montajes al menor costo posible? Por ejemplo, los globovisionarios lanzan una blasfemia en unos minutos y esa falsedad ocupa horas y horas de nuestros programas de opinión. Eso pudiera ser eficiencia y eficacia contrarrevolucionaria, pues además de fortalecer las ideas capitalistas y globovisionarias, logran debilitar las ideas revolucionarias.
Ante todo, los programas de opinión de los medios públicos y bolivarianos deberían ser para formar la conciencia patriótica (profundamente revolucionaria, crítica, autocrítica y solidaria) pero basándose, ante todo, en la obra de la Revolución y no en la propuesta destructiva de la contrarrevolución. Así se educa política e ideológicamente a toda esa multitud bolivariana.
Si esa conciencia patriótica que forma parte indispensable de la ideología bolivariana, se expresa adecuadamente en el ser bolivariano, en el “intelectual orgánico” como en efecto viene ocurriendo cada vez con mayor frecuencia, no debe causar preocupación a nadie, ni causar ningún complejo, ni tampoco prejuiciarse por el hecho de que se defiende al “oficialismo” o que se le está “jalando bolas” al Presidente pues esas expresiones constituyen otras formas de expresarse la “ideología globovisionaria” dirigidas a torpedear la consolidación de nuestra identidad patriótica, sin la cual no habrá revolución triunfante.
Debemos utilizar y fijar el concepto adecuado para el problema concreto: todo aquel que participa en las transformaciones, de una u otra forma, ejecutando o apoyando, es integrante del poder revolucionario y no un simple integrante del “sector oficialista” que es el término empleado por los hegemónicos imperiales para ejercer su dominación en los sistemas políticos de su “periferia dependiente”. Hay que rechazar esa jerga globovisionaria y expresarse tajantemente como lo hicieron los jóvenes estudiantes bolivarianos hace unos meses atrás, cuando respondieron con firmeza revolucionaria a las provocaciones y expresaron: “no somos oficialistas, somos revolucionarios”, “no seguimos a un Mesías, sino que nos identificamos y apoyamos conscientemente a nuestro líder”, “no somos borregos, sino somos revolucionarios convencidos de que para vencer al imperialismo se necesita disciplina y fidelidad hacia nuestro único líder” pues él es quien conoce a profundidad –con el apoyo de los protagonistas del proceso revolucionario- todo el escenario nacional, las fuerzas y los recursos disponibles para la acción transformadora, las amenazas latentes y manifiestas, las alianzas externas y los objetivos e intereses de los aliados, los planes de la CIA, las patrañas de los lacayos proimperialistas regionales, etc. Y es el Comandante Chávez quien apreciando la disposición del pueblo –como lo ha venido haciendo en estos años- puede imprimir un ritmo mayor o menor al proceso. ¡ Bienvenidas entonces esas fuerzas de jóvenes universitarios y periodistas decididamente patriotas y revolucionarios que sistemáticamente citan al Presidente, al líder de la Revolución Bolivariana !.
Y así mismo debemos explicarlo al pueblo trabajador, una y otra vez. Así debemos formar la ideología bolivariana en estrecha correspondencia con la ejecución de las tareas de la Revolución, en las condiciones concretas que tenemos y enfrentamos, y con las directrices del Comandante Chávez, ya sea en las reuniones de los batallones, de los consejos comunales, en las Misiones, en los comités populares, en los círculos bolivarianos, o en las diversas reuniones de comunidades y agrupaciones sociales, de manera que hagamos cada vez más realidad, la consigna: “el pueblo, unido, jamás será vencido” pues la unidad será la consecuencia natural de la coherencia existente entre el nivel de la praxis revolucionaria alcanzado y el nivel de la formación ideológica correspondiente.
Al ser altamente inclusivo el socialismo bolivariano, la coherencia antes mencionada, para alcanzar una mayor unidad, no podrá avanzar al ritmo de la revolución si se mantiene un amplio sector de la población con una conducta indiferente o apática, luego expresada en las urnas en una conducta abstencionista.
LOS ABSTENCIONISTAS EN EL COLIMADOR GLOBOVISIONARIO Y EL PSUV
Si bien es cierto que los resultados de las votaciones electorales de los últimos diez comicios presidenciales no son las únicas muestras del nivel de la formación ideológica alcanzado por el pueblo, sí son expresiones palpables del estado de la correlación de fuerzas entre la contrarrevolución y la revolución, entre los globovisionarios y los bolivarianos, entre el capitalismo y el socialismo en Venezuela. Esos resultados pueden ser una muestra importante de esa preponderancia de las fuerzas de la revolución social sobre las fuerzas de la contrarrevolución.
Sin dudas, estos resultados son también expresión palpable del conocimiento, en la mayoría de los venezolanos, tanto de los bolivarianos como de esa mayoría silenciosa abstencionista, acerca de que el viejo sistema político, social y económico hay que cambiarlo radicalmente. Pensar lo contrario supondría algo tan irreal que ni merece la pena comentarlo.
Una cantidad sustancial de venezolanos y de venezolanas ya se ha convencido de que para construir una Patria fuerte y verdaderamente soberana e independiente hay que ser antimperialistas y hay que construir el socialismo bolivariano. Esa “masa crítica” debe continuar superándose y ese debe ser un objetivo del PSUV pues ese “voto patriótico” sobrepasa ya los cinco millones de personas, dispuestas a todo por esa Patria fuerte, soberana e independiente que necesitamos. Esos más de cinco millones –además de todo- son garantes, porque son apoyados por más de siete millones de abstencionistas, de que las vías pacíficas del progreso se sigan imponiendo sobre las fuerzas violentas y conservadoras de la reacción contrarrevolucionaria.
Los “ideólogos globovisionarios” presuponen que, ante esa correlación de fuerzas sociales adversas a sus propósitos proimperialistas, la labor principal de sus portadores debe orientarse hacia esa gran masa de abstencionistas que posee una formación política e ideológica en ciernes y está con muchas dudas acerca de lo que se debe hacer, a dónde se quiere llegar y en cómo hacerlo. Los abstencionistas están en el colimador de los globovisionarios. Alcanzar esa masa de abstencionistas con su mensaje globovisionario y confundirla o atraerla a su regazo con propuestas financieras como esa que anda circulando en boca de un exdiputado, más adeco que timorato, es uno de sus objetivos entorpecedores contra el proceso bolivariano y, por ende, contra el pueblo.
De manera que los portadores de la ideología bolivariana, la “masa crítica” sostenedora de la Revolución Bolivariana, deben prestar especial atención a estos segmentos de personas abstencionistas, pues la realidad es que estamos construyendo una revolución social que debe ser sometida a evaluación nacional y validada periódicamente mediante elecciones, y esa particularidad, hace pensar que para profundizar la Revolución Bolivariana se deben incorporar a esos abstencionistas mediante diversas tareas de diferentes naturalezas (culturales, educativas, recreativas, artísticas, económicas, deportivas, políticas, comunitarias) que haga generar actitudes patrióticas para lograr romper las conductas abstencionistas, para dar un paso al frente, para ser reconocidos por sus colectivos y convertirse poco a poco, o muy rápido, en bolivarianos.
Por todo lo antes expuesto, apreciamos que la Revolución Bolivariana abrirá nuevos caminos de emancipación a los pueblos de esta región y de otras regiones del sur, quiéranlo o no los retardatarios globovisionarios.
LAS EXPRESIONES DE UNA RECTIFICACION Y EL PSUV
En efecto, los últimos tres meses nos ha permitido apreciar un cierto cambio en la aplicación de la política y la estrategia comunicacional de la Revolución Bolivariana. Se ha dado un salto cualitativo como consecuencia de las acumulaciones alcanzadas en los nueve años pasados. Se ha perdido la timidez en el lenguaje revolucionario y el recato innecesario en el argot comunicacional, lo cual comienza a dar el resultado esperado por toda la “masa crítica” que construye el socialismo, pues por varios años hubo un disloque apreciable entre el nivel alcanzado de los cambios sociales y el nivel de la comunicación social correspondiente a dichas transformaciones.
Ahora, con el avance que apreciamos en la construcción del PSUV pudieran observarse los resultados de los cambios. Las diferentes expresiones políticas, resultados de cómo va involucrándose las amplias masas en la praxis revolucionaria o en la construcción socialista, como es el proceso eleccionario de las direcciones regionales del PSUV donde el debate y el análisis a nivel de base, la revisión, o el rechazo a viejas prácticas “cuarto republicanas” son muestras claras del avance en la formación ideológica de los militantes revolucionarios venezolanos.
Igualmente, podemos apreciar que hay tres características ideológicas comunes en los quince miembros de la Dirección Nacional del PSUV, electos por el voto masivo de líderes políticos de base, como son: a) la coherencia del discurso con el ideal bolivariano y con la praxis revolucionaria que le han asignado realizar ; b) la identificación pública y expresa con los postulados, principios y enfoques políticos del Comandante Chávez; y c) la actuación oportuna y pública ante la problemática nacional y las coyunturas políticas específicas.
Esas tres generalidades ideológicas apreciadas también por miles de militantes electores en sus elegidos, y su consiguiente prestigio popular, hacen prever que en la nueva fase de la construcción socialista observaremos con mayor peso cómo la “ideología globovisionaria” perderá terreno ante la ideología bolivariana, y cómo, ante un nivel de formación ideológica superior, el líder bolivariano podrá impulsar nuevas tareas y nuevos proyectos socialistas, donde habrá un nivel superior de praxis revolucionaria.
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