En estos tiempos en que la lucha revolucionaria global debe de afianzarse cada día mas para poder enfrentar al imperialismo (fase superior del capitalismo descrita por Lenin) en todas sus expresiones, no es posible ni aceptable de ninguna manera establecer parámetros de resistencia.
Tenemos un marco mundial que es verdaderamente alarmante, la tierra agoniza producto de las consecuencias de la irresponsable maximización de las ganancias (a cualquier costo) de las grandes corporaciones, y el capitalismo en su fase terminal quiere arrastrarse hacia el abismo a todo lo que consiga a su paso. Las grandes maquinarias de propaganda, van creando personas robotizadas al servicio del capital, la vida cotidiana esta sumergida en una dualidad que te invita a consumir pero que te cierra las puertas en la cara. Los gobiernos Latinoamericanos de corte socialista se enfrentan cada día con más fuerzas a las burguesías locales que no están dispuestas a entregar pacíficamente sus privilegios, y que acudirán a las maneras más atroces para defenderlos.
En estos términos tan desfavorables nos encontramos con una realidad en donde sigue siendo admirable cualquier manifestación de lucha. No pasan ni pasaran de moda ningún tipo de resistencia en donde se busque la reivindicación de los pueblos, tantas veces y por tanto tiempo vejada en todas sus expresiones. La violencia es evidentemente el último recurso al cual acuden los revolucionarios, porque a los revolucionarios los mueve un profundo sentimiento de amor, como también dice Chávez. Sin embargo el comandante en 1992 se vio en la necesidad de enrolarse en una intentona de golpe de estado para derrocar al gobierno entreguista de Carlos Andrés Pérez. Los revolucionarios, aludiendo al cantor Ali Primera, son una mezcla entre la Rabia y la Ternura, son el más alto escalón de la especie humana, decía el Ché. Pero son el más alto escalón no porque se limitan a ver el transcurrir de la historia desde sus cómodos espacios en donde habitan, lo son porque acuden a las distintas formas de lucha para trasformar la sociedad radicalmente. Aunque estas se manifiesten de distintas maneras, todas persiguen el mismo fin, la reivindicación de los condenados de la tierra, como dijera Frantz Fanon.
El comandante Chávez dijo hace unos días que las guerrillas pasaron de moda y que deberían entregar a los rehenes sin esperar nada a cambio. Tiempo después Chávez se reúne en cadena nacional con los grandes capitalistas que han explotado el país para una supuesta alianza que busca impulsar la producción, lo que puede hacer pensar que el llamado que hace a las FARC, es considerado estratégicamente para generar confianza en estos sectores explotadores. Esto lo dice el comandante en un momento histórico en donde las FARC han pactado con su persona varias entregas de rehenes como gesto humanitario, y a cambio han recibido de parte del ejército colombiano, una masacre a un campamento de descanso de las FARC, en territorio Ecuatoriano. También hay que agregar que hace poco ha fallecido en las montañas, después de más de 40 años de lucha, Manuel Marulanda, máximo dirigente de esta guerrilla, lo que hace que esta declaración del presidente Chávez, vulnerabilice un poco mas a las FARC.
No creo que las guerrillas pasen de moda, porque no creo que se trate de una camisa o un pantalón de marca que uno elige comprar o dejar de hacerlo. No podemos olvidar los acuerdos de Paz ya traicionados por parte del gobierno colombiano, que han desembocado siempre en los asesinatos de los crédulos revolucionarios; como es el caso del genocidio de miles de militantes de la Unión Patriótica. La situación del conflicto colombiano es la más clara evidencia del histórico motor de la historia, la lucha de clases.
El capital no tiene nacionalidad alguna y las burguesías están dispuestas a defender sus intereses de la misma forma como llegaron al poder del sistema/mundo, chorreando sangre y barro por todos sus poros.
Necesitamos unir esfuerzos y globalizar la lucha, en cualquiera de sus expresiones, porque simplemente no tenemos muchas opciones, el capitalismo no nos abre un abanico de posibilidades de resistencia. Son los pueblos los que deben de comprender las condiciones subjetivas y objetivas de sus localidades, para así enrolarse en la justa empresa de la emancipación.
“La libertad es siempre y exclusivamente libertad para el que piensa de otro modo”. Rosa Luxemburgo.
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