La tarea de construir una nueva sociedad, partiendo de las bases estructurales que se quieren cambiar, es muy pesada y dura. Nos encontramos con verbos y palabras que hablan y dicen revolución, pero acciones y hechos que son capitalismo y ambición. El ser humano actual, en Venezuela y en América sur latina, está influenciado desde su nacimiento por una propaganda que le enseña: que el egoísmo, la ambición, la avaricia, la truculencia y el ventajismo. Es la conducta más acertada para tener éxito en la sociedad, no importa la reguera de cadáveres, resentimientos y desvalidos que dejes en el camino. Lo único que importa es el progreso personal.
La revolución es vista como una moda por muchos, que solo por tener una destacada posición social militan en las organizaciones que se califican como tal. Pero cosa curiosa. Con el poder político ya conquistado, la situación social y las relaciones laborales y sociales son las mismas. Se han desplazado a protagonistas de la anterior estructura “cuarta republicana”, pero el comportamiento de quienes los han sustituido, sigue siendo el mismo o igual. Es así que en reuniones de partidos, vemos que el tema sobresaliente es el de las cuotas de poder y el del manejo del dinero y de cargos públicos. Las estrategias y trabajo organizativo, está orientado más hacia la búsqueda de fortalezas grupales, que la de fortalecer la conciencia y convicciones de las bases militantes o populares en general. La falta de respuesta a las problemáticas sociales, es una constante, ya que el tiempo y los recursos del estado se van en atender el clientelismo y no al pueblo.
La procura de obtención de contratos o de prebendas a costa del partido y del gobierno, es algo que se ve diariamente. Funcionarios públicos, cuya vida destacaba por la estrechez económica. De la noche a la mañana, se pasean con lujos y derroches de abundancia sorprendentes. Nadie explica, nadie ve, todos comentan. Mientras tanto el pueblo, el humilde del barrio, del pueblo, del caserío; sigue en la miseria material y sin apoyo para superar la miseria ideológica. Es mas parece que es intencional el mantener el estancamiento ideológico- conciencia, ya que esta genera un despertar de comprensión de los hechos y las realidades del por que son así. Esto no le es conveniente a quienes a nombre de la revolución, tienen sus beneficios garantizados y sus lucros establecidos.
Asistir a una reunión de partido con calificativo de “revolucionario”, donde en lugar de poner en primer orden al pueblo y la solución de sus problemáticas, se discutan cuotas de poder de toletes sectarios, con intereses alejados al de los pueblos humildes, es lo mas vergonzosa y deprimente que se puede ver por parte de quienes en verdad quieren construir una revolución para favorecer a las clases más desposeídas.
Alguien me comentó al respecto: “ hay que hacer de tripas corazones y de sudores amores, pero no hay que desmayar en la lucha, por que esa es precisamente la prueba de perseverancia que debemos superar”. En verdad se que no es fácil, pero duele mucho y da arrech… , ver como a nombre de un pueblo y de una revolución, se hacen negocios y mercantilizan las necesidades para favorecer interese egoístas.
Ahora entiendo más aun al Che y su lucha contra los ambiciosos, que ven en los logros políticos, ventajas económicas para éllos. Comprendo la soledad de la que hablaba al ver que no se entiende el sacrificio por los demás como una obligación y no como una una meta para enriquecerse. Esas son las debilidades de las revoluciones pacificas, en las cuales no puedes poner el correctivo ejemplarizante con un paredón y una bala de fusil, si no, que debes educar, educar y educar a los herederos, para erradiquen los vicios del capitalismo avaro. Dura la faena para hacer la necesaria revolución socialista hacia el comunismo. ¿o no?. Digo que es casi como la tarea del quijote. Derrotar a los molinos que amenazan a sus sueños.
javiermonagasmaita@yahoo.es