La revolución bolivariana liderada por el Comandante Hugo Chávez Frías enfrenta una guerra contrarrevolucionaria llamada de cuarta generación, que habitualmente la ubicamos en lo mediático y casi siempre obviamos en lo económico, cuya vanguardia está representada en nuestro país por las grandes empresas transnacionales estadounidenses y de otras nacionalidades y por supuesto por la oligarquía criolla traidora y entreguista, ambas utilizando su poder manejando los medios de producción y financieros, con sus baluartes de llevar adelante una carrera de especulación, acaparamiento e inflación y así contrarrestar los logros económicos logrados por el proletariado a través de todas las medidas en el ámbito socio económico que adopta el gobierno socialista y revolucionario.
Y en segunda línea de esta guerra contrarrevolucionaria y económica, generalmente ubicamos a la pequeña burguesía representada por elementos de la clase media que manejan negocios de pequeño y mediano tamaño en el sector comercial, servicios, profesional e industrial.
Ahora bien, cuando analizamos las cifras de carácter especulativo e inflacionario con referencia a algunos artículos emblemáticos de consumo masivo que manejan estas empresas (Alimentos Polar, Pepsi Cola, Coca Cola, y otros), por ejemplo bebidas embotelladas como maltas, refresco, y comparamos sus precios de venta al público del año 1974, año que comenzó la carrera inflacionaria galopante, que era de Bs. 0,25 para los refrescos, Bs. 0,50 para las maltas y su precio actual que ronda entre los Bs. 800,oo y Bs. 1.000,oo Bs., con una inflación acumulada del 4.000%.
Nunca tomamos en consideración a la hora de hablar de productos de consumo masivo a los alimentos de consumo popular como por ejemplo las arepas rellenas y las empanadas, productos terminados de fabricación casi exclusivos de los estratos proletarios: cocineras, amas de casa y uno que otro productor artesanal. Así tenemos que si tomamos también como referencia al año 1974, a una arepa rellena su precio le rondaba en Bs. 0,50 y a la empanada en Bs. 0,25; actualmente los precios de ellas son para la arepa de Bs. 8.000,oo a Bs. 10.000,oo y para la empanada de Bs. 4.000,oo.
Estas piezas culinarias son producidas por el pueblo para el pueblo. Cuando analizamos el efecto inflacionario de estos productos, apreciamos que para las empanadas representa un 16.000% y para las arepas entre 16.000 % y 20.000 %. Comparativamente nos estamos percatando con esto, que quienes mas han contribuido para la inflación es el sector, al que me he tomado la libertad de denominarlo mini burgueses proletarios, constituyéndose en un factor especulativo y parasitario mas peligroso que la gran burguesía y pequeña burguesía. Ahora bien, si a esto le agregamos la observación de que estos depredadores proletarios se surten sus materias primas en Mercal y PEDEVAL en donde los ingredientes de estos platillos criollos están a precios subsidiados, por lo cual las ganancias de estos mini burgueses superan con creces a la gran y pequeña burguesía.
Están metidos en esta misma busaca de depredadores proletarios los transportistas de colectivos que se benefician de los vehículos subsidiados por el gobierno nacional y que mantienen en jaque a nuestra población, chantajeándolo constantemente con paralizar el transporte público de nuestras ciudades. Estas acciones contradicen a lo que habitualmente nuestro líder y camarada Hugo Chávez Frías profesa: que solo el pueblo salva al pueblo. La solución es la contraofensiva revolucionaria a la guerra económica de todos estos sectores.
¿La contraloría social dónde está?
Patria socialismo o muerte venceremos
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