Muchas veces hemos escuchado al señor presidente expresar que la revolución bolivariana es pacífica mas no desarmada, para desalentar cualquier intento interno y/o foráneo de intervención belicista para derrocar al gobierno legítimo que lidera el comandante. Esas palabras tienen un marco que nos distrae un poco de la cruda realidad de los hechos. En verdad no estamos en guerra abierta contra ningún enemigo específico pero el gobierno se está apertrechando con armamento disuasivo y de defensa, lo que es perfectamente válido y necesario. No olvidemos que tenemos un vecino lacayo que invierte muchísimos dólares en armas de guerra y apaña bases militares gringas para una eventual invasión a nuestro país.
Pero en lo endógeno estamos en guerra abierta, una guerra del status quo adeco-copeyano que se niega a morir contra un pueblo mayoritario que desea se instale un socialismo bolivariano lo antes posible para salir de la endémica pobreza heredada y desarrollarnos tecnológicamente para tener una mejor calidad de vida y una distribución justa de las riquezas que a TODOS nos pertenecen. Y la guerra es frontal. Y me pregunto:
¿Esta revolución que tratamos de encender es pacífica en verdad? No, claro que no es pacífica, está llena de violencia a los cuatro puntos cardinales. ¿Fue pacífico lo ocurrido en abril del 2002 con el golpe de estado? ¿Fue pacífico y sin víctimas el paro y sabotaje petrolero? ¿Y los tristemente célebres sucesos de la plaza Altamira que terminaron con los asesinatos del disociado Gouveia? ¿Y los más de 150 campesinos asesinados por los bastardos terratenientes? ¿Y la violencia en las universidades UCV y ULA con intento de asesinatos de estudiantes bolivarianos y de policías (caso Nixon Moreno)? ¿Y la violencia mediática del tenebroso canal Globovisión, de Televen, Venevisión (conocido como el "yo no fui"), RCTV y demás canales lacayos regionales? ¿Y la violencia de la prensa escrita que incita todos los días a la violencia y al desconocimiento de las leyes y la institucionalidad? ¿Y la violencia que genera la empresa privada del sector alimentos al desestabilizar nuestros hogares con desabastecimiento y especulación de precios? ¿Es pacífico un proceso donde un joven bolivariano que protestó ante la cloaca de Globovisión fue seguido y señalado por las cámaras de ese antro televisivo para luego morir asesinado llegando a su casa? ¿Y que hizo la fiscalía del entonces poeta? Nada! ¿ Y la angustia que genera la Banca privada con sus anatocismos, cobro de comisiones groseras que producen el 70% de sus ganancias exorbitadas y demás abusos diarios? ¿Eso no es violencia? ¿ Esas conspiraciones abiertas y cerradas de la empresa privada nos incitan a la paz y al sosiego?
Estamos en guerra señores, olvidémonos de buenas intenciones, de crucifijos en mano, de perdones a golpistas asesinos, de esperar un diálogo con la derecha lacaya y asesina. Tenemos que olvidarnos de una revolución como si fuese una procesión católica que va rumbo a la paz social. Si no tomamos acciones enérgicas contra los especuladores de siempre, contra la estratosférica impunidad que apaña la inútil Fiscalía; si continuamos siempre a la defensiva, con miedo al que dirán en el extranjero y temor a los medios privados, entonces esto deberá llamarse la revolución de los pendejos que nunca llegaron a nada, que murieron en la playa después de mucho nadar. Si no nos unimos para protestar ante las puertas de esos bancos abusadores o de cualquier comercio de ladrones especuladores. Si no cerramos empresas y fábricas para que los trabajadores las gerencien con filosofía socialista, no cristalizaremos revolución alguna. Por otra parte,¿cómo es eso que unas locas extranjeras vengan a nuestro país a denigrar sobre asuntos internos y no se les expulsa? ¿Cómo es eso que al ministro Jaua lo amenazan unos policías y no pasa nada? ¿ Por qué el poder judicial comete atropello tras atropello y la Asamblea Nacional no hace nada para interpelar a esos encubridores de bandidos y pedirles explicaciones? ¿Por qué se incita casi a diario a la violencia por la TV privada y medios impresos y la Fiscalía no hace nada? ¿Así pensamos llevar adelante una revolución? ¿Cuál revolución? Sin la autocrítica revolucionaria y la toma radical de decisiones JAMÁS habrá revolución auténtica, no soñemos.
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