En unos de esos de mis días de reposo mientras trataba de recuperarme de mis dolencias coyunturales y de mi "lumbociática", es decir, mientras soportaba las arremetidas "del alma"- el almanaque-, tuve uno de esos sueños que en muchas ocasiones, nos hacen y nos ponen a pensar, sobre las cosas que hemos hechos y las que hemos dejados de hacer en esta vida; fue el dia viernes de la semana pasada, y ese mismo día por la mañana al despertar, escucho una canción, que me hizo cargar, pero de lo lindo. La canción lleva por título "California Dreaming" interpretada por un grupo denominado "The mamas and the papas" que traducido…al perfecto idioma Chua andino, diría más o menos como: "Las mamaes y los papaes"…diría Las madres y los padres; y toda la mañana ese o esa vecina estuvo poniendo ese tipo música de los años 70, y si sabemos de qué coño estamos hablando, no hará falta que yo describa con exactitud, las pasiones de esas "melodías desencadenadas", que provocan esas canciones en las personas que estamos más allá por encima de los 50 años; el solo hecho de despertar escuchando esas canciones y ponerse uno, meditativo, recordando "nuestro ayer", es como querer llegar con una "escaleras al cielo" para "escuchar la voz de Jesús".
Camaradas; yo llegue a pensar que, el temor de llegar a perder la vida no me causaría ninguna sensación, que nunca me iba a llegar a mí, es decir, yo jamás había llegado a pensar, en cómo se sentiría, uno muerto. Y el solo hecho de haber soñado con las cosas que no he logrado y las metas que no he alcanzado me pusieron a pensar, mucho más en mi y en mi familia, que por estas causas ideológicas, muchas veces las he puesto en graves riesgo, y en ese pequeño lapso de meditación prolongada, casi que me pongo a llorar, por aquello de la nostalgia, la falta o la muerte de los padres, las despedidas imprevistas de algunos amigos, la novia que nos voto, el primer amor , nuestra primera ilusión, aquel amor platónico al que nunca les llegamos a decir, por temor, que estábamos enamorado de ella o ella de él, etc. Lo muy cierto del caso camaradas, es que; ¡Me he cagado! De una manera barbará de tan solo llegar a pensar que en cualquier momento de estos, podría llegar a perder, el mocho de vida que me queda. Da; cague.
Pero luego llegue y me puse a pensar sobre ¿Que era más arrecho? ¿vivir para tener que estar, torturándonos como masoquistas con nuestros recuerdos tristes? o ¿Despertando, con la extraña sensación, de que en cualquier momento no llama el supremo? o ¿Morir de un solo carajazo, luchando por una causa? Y créanme que la respuesta a ese cuestionamiento no es fácil, y no porque seamos cobardes ni mucho menos, sino porque creo que hay momentos en los seres humanos les damos un valor especial a nuestras vidas cuando estamos a punto de perderlas, o con las potenciales posibilidades de ese hecho.
Pero al instante vino nuevamente la esperanza y me dijo: ¿Para qué coño quieres la vida sin una patria por quien luchar? ¿Para qué carajo la vida si en el trayecto que ha recorrido, no le has dado la utilidad verdadera? Y fue cuando decidí que ya estaba bueno de recular y que era la hora y el momento de echar nuestros males a la espalda y caminar con las poquitas fuerzas que tengamos, para que nuestras luchas, por nuestra libertad sea una auténtica realidad. Es decir, morir para poder tener patria verdadera.
Hasta la victoria siempre
PATRIA, SOCIALISMO O MUERTE
¡VENCEREMOS!
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