“¡Hello, Mr. Smith! ¿How are you, Mr. Smith?… ¿and you family?… ¡Fine, fine, very good, my dear friend!… ¿What?… ¡I not understand, Mr. Smith..! (¡Coño, con este gringo… De vaina si puedo con los saludos, nojoda) ¿Podemos hablar en el español de Tarzan?... ¡Muchos tenkius, Mr. Smith!... Bueno, mi estar preocupado, mucho muy preocupado… ¡Si!… Ese niguer que tener de tirano aquí querer cerrarnos, Mr. Smith y no saber que hacer... ¡Si, si, si! Nosotros estar desesperados, Mr. Smith... ¿Cómo?... No hay problem, Mr. Smith, no hay problem… Nosotros continuar jodiendo, pero el turco estar arrecho... Hay que hablar con turquito Mezerhane. Usted saber, Mr. Smith, él solo ver por la cara de Guashintón... ¡No, no, no! No ser patriota gringo, él ver por la cara de Guashintón que estar en billete verde... ¡Claro, claro! A mi también gustarme cara de Guashintón, pero aquí estar luchando, Mr. Smith. Luchando en contra este mother fucker... Una preguntica, Mr. Smith: ¿No creer usted que es hora de mandar la IV Flota, los rangers, los boinas verdes, los marines, no sé... lo que sea más arrecho...? ¿Cómo? ¡Si, si haber psiquiatras!... Pero, si, este, como no, Mr. Smith, claro que si, Mr. Smith... Ok., Mr. Smith… Salúdeme a Obama, Mr. Smith…”
Pareciera un programa más de la decadente Radio Rochela. Pero, poco falta para que Alberto Federico Ravell lo convierta en la puta realidad más triste, más oscura, de la oposición venezolana. Globovision se convierte en la nueva bandera de la oscurantista oposición. De RCTV nadie se acuerda, no les sirvió para nada el Ateneo, no sirvió para un carajo el temblor, la gripe porcina... Ahora es Globovision... ¡Con mi Globovision no te metas! Es la consigna y pa’ lante aunque se hundan en el abismo.
No hay mal que dure cien años, ni cuerpo que lo resista; viejo refrán popular que hoy tiene muchísima vigencia, pues no es posible que se riegue tanta basura informativa impunemente sin ser sancionados y, por qué no decirlo, exponer al Estado a niveles de ser considerado inepto o pendejo –que es peor-. Galeano nunca ha sido tan acertado en cuanto a la libertad de expresión y la utilización de técnicas amarillistas, laboratorio novísimo de la guerra psicológica que ha experimentado el imperio norteamericano en escenarios de invasión e intervención de los pueblos que se han atrevido a enfrentarlo.
“¡No hay libertad de expresión!” –es la consigna enfermiza y repetitiva que utiliza Alberto Federico Ravell a través de la empresa o partido político que dirige y los títeres, hoy seudo líderes, que en mala hora tiene la oposición. Sin embargo, gritan, vociferan histéricos, a diario que no hay libertad de expresión. De allí la vulgar e irracional pretensión de endilgarle a la revolución bolivariana violaciones a lo violado por ellos. De allí la vulgar y descarada pretensión de utilizar todas las armas nacionales e internacionales, cortes y organizaciones serviles del imperialismo norteamericano, para descalificar a quien es realmente la víctima de sus ambiciones.
¡NO MÁS!, y repetimos, ¡NO MÁS! Pues la impunidad ha sido nuestro más encarnizado enemigo. ¡La impunidad, coño! Esa impunidad que se disfrazado de mensajes subliminales llamando al magnicidio, esa impunidad que llama a agredir a los hijos de dirigentes políticos, esa impunidad que utiliza a traidores de la peor calaña, vagabundos que se sirvieron de la revolución para hacer de la corrupción una extensión de la IV República echando a un lado la esperanza que hemos venido construyendo a punta de coñazos... ¡NO MÁS!, y repetimos, ¡NO MÁS! Porque no deben haber reyezuelos, ilustres ladrones de la democracia puntofijista, que se han dado a la tarea de esconder lo evidente y sacar de un sombrero una Venezuela que no existe.
La inseguridad, bandera alterna que tanto repiten y que desarma muchas veces los argumentos de la revolución, es un triste teatro de la irrealidad, manipulado, mal interpretado y con ribetes de la edad media inquisidora. Hagamos una reflexión sobre este tema y veamos por qué no estoy de acuerdo con la sucia campaña que ha sido materia diaria en sus alocuciones.
Hasta el día de hoy se han asesinado más de doscientos campesinos, todos por sicariato y ordenados por la cúpula empresarial ganadera. Hasta ahora, se han asesinado bajo el disfraz de la inseguridad a más de doscientos dirigentes socialistas de base que por no ser liderazgos reconocidos mediáticamente, pasan a formar parte de las estadísticas que se manejan en el área delictiva. Hasta ahora y es una batalla que se ha venido librando en los barrios, el fenómeno colombiano del sicariato se ha convertido en una amenaza que no podemos seguir desdeñando. Atracos que culminan en asesinatos sin sentido, donde se utilizan armas de guerra para robar un celular, un par de zapatos de marca o simplemente un asesinato a sangre fría que, incluso, nuestra prensa y nuestras autoridades culminan tachando de ajuste de cuentas o enfrentamiento entre bandas, nos llevan a olvidar la transferencia inusual, subversiva, en complicidad con sectores de la oposición, de grupos afectos a paramilitares del vecino país.
El reciente allanamiento en el que se encontró armamento de guerra –C4, fusiles de alto calibre con miras telescópicas, ametralladoras, granadas, etc.-, nos revela la existencia de un plan de terror dirigido a crear el caos en el país. Globovision no transmitió este evento y si lo hizo, lo borró de la memoria con desviaciones informativas... ¿Por qué? ¿Por qué una televisora que se jacta de ser el summa cum laude de la investigación periodística no le hizo seguimiento a esta información? ¿Es común que se haga este tipo de hallazgos? Como autocrítica, siento que nosotros no entendimos o no captamos la importancia de este hecho noticioso y es que no estamos articulando o acudiendo a antecedentes de casos ligados al paramilitarismo y la intervención de agencias de inteligencia extranjera en la conspiración. Al final quedamos como pendejos, pues un allanamiento en donde, ¡de vaina!, no se encuentran bazookas, cañones y uniformes, terminamos tildándolas con el peo del narcotráfico y otras minucias como bandas organizadas o idioteces ligadas al delito común.
¡NO, coño! Hay que escarbar, hay que calibrar, hay que profundizar y ver más allá de lo obvio. Hoy, Globovision, toma la bandera del cierre y le van a echar un camión de bola para que una vaina tan seria como ese allanamiento se quede en otro hecho noticioso sin importancia. ¿El resultado? Globovision va a dirigir todas sus baterías al tema del cierre; cierre que no es cierre, pues se estaría haciendo justicia popular al revocarle la concesión a un loco de mierda que tiene en jaque informativamente a un sector del país.
¿Alguien aquí le ha dado importancia al hecho probado de corrupción de Alberto Federico Ravell cuando vendió los derechos de una producción que le pertenecía al Estado? ¡NADIE! Basta que sea La Hojilla la que exponga ese hecho, para que eruditos del área comunicacional le reste importancia. Pareciera que La Hojilla es una raya para tirios y troyanos. Se expone una verdad, pero ese carajo es muy vulgar... ¡Eso, sí! La Hojilla se recrudece ante la guerra de un loco que quiere llevar a este país a una guerra civil y el apoyo sólo se siente por la enramada.
Igual o peor pasa con el Presidente. Es nuestro único vocero, es el único que aguanta y aguanta y aguanta, hasta que se pronuncia frente a las cámaras y es allí, sólo allí, cuando salen vocerías por todos lados a enfrentar lo que se debió haber enfrentado con contundencia. La inseguridad, la mala administración, los errores, temas todos producto de campañas para descalificar a la revolución, muchas veces bolas que han crecido por una respuesta equivocada de silencio, son enfrentadas al final por el Comandante Hugo Chávez... ¡Coño, hasta cuándo!
Tenemos la tecnología, tenemos el recurso humano, tenemos la posibilidad de responderle a bestias como Alberto Federico Ravell. Sin embargo, pareciera que no entendemos que la comunicación social en este país cambió, se revolvieron los escenarios. Aquí se está haciendo una revolución. Eso implica cambio cultural, rompimiento de las estructuras... ¿Por qué seguir respondiendo con las armas de la burguesía?