Los trotskistas, más libres, más internacionalistas, pero leninistas

1. “Camaradas (invitan los compañeros trotskistas mexicanos) este fin de semana es el congreso extraordinario del PRT. Las sesiones de trabajo serán el sábado 25 y domingo 26 de julio” en la ciudad de México. Es interesante. Esta organización la conocí a principios de los años sesenta y se ha mantenido con altas y bajas, pero en casi 50 años no ha caído en la trampa del electoralismo y del registro burgués. Nunca milité en fracción alguna de esta organización, pero como amigo de la historia y la política, sobre todo de los militantes de izquierda consecuentes, puedo decir que conocí sus corrientes internacionales (mandelianos, posadistas, lambertistas, pablistas) y mexicanas, así como las escisiones que han sufrido. A pesar de mi vieja militancia en el espartaquismo y el socialismo libertario, siempre le tuve afecto a las otras corrientes de izquierda social.

2. Los trotskistas me ayudaron, a partir de 1965, a entender lo que había pasado con la revolución rusa, la revolución china, el stalinismo y el llamado “campo socialista”. En primer lugar la extensa obra del historiador filotrotskista Isaac Deutscher; después historiadores de la calidad de EH Carr y el liberal GDH Cole.  Desde entonces pude entender más con la confrontación ideológica chino/soviética, Betelheim, Claudín, Castoriadis, Rubel, Korch, el Viejo Topo y los anarquistas encabezados por Bakunin. Antes de ellos, en los cinco años anteriores (militando en la juventud del PC) había leído con mucho dogmatismo –no críticamente- los principales trabajos de Marx, Engels y Lenin, así como los manuales soviéticos de Nikitín y Afanasiev. Ni modo.

3. La realidad es que tengo mucha deuda y mucho respeto al trotskismo (sobre todo en sus parte libertaria, feminista… pero también al maoísmo, al guevarismo y el anarquismo. Pienso que si aplicamos sus principios “a pie juntillas” se llevaría a una confrontación de “los mil demonios”; pero si tomamos esas corrientes  como enseñanzas para una militancia consecuente o enraizada de izquierda, pensando en la liberación de los trabajadores, se puede avanzar muy bien sin dogmas. Ninguna corriente central del marxismo o de izquierda –quizá sólo los déspotas y autoritarios que amenazan, reprimen y asesinan por amor al poder- se ha puesto al servicio del imperialismo, como se acusó a Trotski cuando se asiló en México. Todos ellos me ayudaron a entender que debemos acabar con los dogmas para ser libres.

4. Antes de 1965 no había oído hablar mucho de trotskismo. Del posadista Gilly a partir de un discurso de Fidel Castro. La posición política e ideológica de Trotski fue muy combatida por las corrientes seguidoras de Stalin apenas concluida la revolución rusa de octubre/noviembre de 1917. Durante muchos años estuvo más cerca del menchevismo y sólo unos meses antes de la revolución del coincidió políticamente con Lenin haciéndose bolchevique y ambos se convirtieron en líderes de la Revolución del 17. Sus antecedentes no bolches los llevarían a la derrota después de la muerte de Lenin en 1924. Lo expulsaron del Comité Central, del Partido y del país; en 1940 los mismos stalinistas se encargaron de asesinarlo en México, no sin antes desprestigiarlo en todo el mundo como “maldito agente del imperialismo”, sobre todo en 1938 cuando aparece la IV Internacional.

5. Los partidos comunistas del mundo, creados por la III Internacional fundada en 1918 por el gobierno de Lenin en Moscú, a la muerte de éste fueron dominados por el gobierno de Stalin. La URSS se convirtió en la “Gran Patria del Socialismo” y los partidos comunistas tenían que cuidarla ante el verdadero acoso y las agresiones de los EEUU y demás países capitalistas. Al ser expulsado Trotski a fines de los veinte por sus críticas a “los traidores del socialismo”, se convirtió en un gran enemigo de Stalin y de todos los partidos comunistas del mundo. Era muy difícil entender la lucha ideológica en un período entre guerras, mucho menos en los países donde el capitalismo apenas comenzaba a desarrollarse y los “socialistas” sólo los guiaba la pasión y la voluntad.

6. La leve crítica que le he hecho siempre al trotskismo, es por su acendrado leninismo; me ha parecido que para no ser acusados de antileninistas quisieran ser más leninistas que Lenin. Qué incluso, a pesar de que el menchevismo era más amplio y democrático, por querer Trotski ser más radical que Lenin y ganar posiciones en el partido bolchevique, tomó actitudes autoritarias y prepotentes como jefe del Ejército Rojo en el Décimo Congreso Obrero que reclamaba libertad y ante los marinos de Kronstand a quienes mandó reprimir por exigir cumplimiento de las demandas de la Revolución. Trotski tuvo trabajos teóricos interesantes (Nuestras Tareas) en los tiempos en que Lenin imponía en su folleto ¿Qué hacer?, tareas centralizadoras y de vigilante nocturno (según crítica de Luxemburgo)

 7. Lo primerito que leí de trotskismo fue un breve folleto de Michel Pablo con estilo de catecismo trotskista de preguntas y respuestas. Los primeros trotskista que conocí en México fueron a Manuel Aguilar (El Internacionalista), Peralta, Sevilla, Edgar y el GCI; Vázquez, Torres y la LOM; Jaime, Cano, Peñalosa, Lupín, las Solano y la Liga Socialista; a Lucinda y la corriente Rojo; Tito Armando y el POR, y muchos más que luego fueron mis amigos. Conservo aún un rico archivo de interesantes publicaciones que ahora ya estoy dispuesto a donarles. Lo interesante es que he envejecido junto a todas aquellas corrientes y aquellos amigos que nunca aceptaron a la socialdemocracia y su electoralismo en busca de cargos políticos y subsidios. Allí seguiremos otros años más en un movimiento social que sigue igual de débil y fuerte que hace 40 años.

8. Debo reconocer que desde mediados de los ochenta no he sabido ni del trotskismo nacional ni del internacional. He estado en permanente contacto con Manuel y Edgar, he leído algunos números de sus revistas y he visto a varios jóvenes en las manifestaciones vendiendo sus periódicos; nada más. Les veo mucha actividad en el Internet y ayudando a algunos movimientos sociales. Espero que en el congreso que llevaran a cabo este fin de semana lo usen para consolidar un trabajo; Rosario Ibarra les ha servido como un gran pilar, por lo menos desde que la hicieron candidata a la Presidencia. En los últimos años he tenido permanente contacto con los posadistas uruguayos y argentinos ¿Qué habrá sucedido con las otras corrientes internacionales que como Mandel tuvieron interesantes análisis internacionales?

pedroe@cablered.net.mx  



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Pedro Echeverría V.


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