El proceso revolucionario bolivariano cada día se torna más interesante. En la medida que avanza el debate se deslindan posiciones y se clarifica el planteamiento ideológico, que a propósito del nuevo Ministerio del Poder Popular para la Energía Eléctrica creado por el Presidente Chávez, para enfrentar la difícil situación del Sistema Eléctrico Nacional, cobra importancia vital por el planteamiento de la necesidad que los trabajadores participen en la conducción de la industria y tengan poder de decisión para su fortalecimiento.
Lo importante es que el gobierno revolucionario que preside el Comandante Hugo Rafael Chávez Frías,sigue adelante con paso seguro poniendo las cosas en su sitio. Llamando al pan, pan y al vino, vino. Con el látigo de la crítica y la autocrítica, en la mano, fustigando, como tiene que ser para no permitir que las contradicciones y las incomprensiones que son naturales en todo proceso nos desvíen del punto neurálgico que no es otro, que la construcción del socialismo con la participación, activa, directa y protagónica del pueblo venezolano, desde los frentes obreros, campesinos, profesionales,gremiales, estudiantiles, sociales, culturales, comunitarios y todo lo que de una manera u otro represente organización.
En el caso de la participación obrera, el planteamiento que hacemos desde nuestra convicción ideológica, es que debe desaparecer el tutelaje de las cúpulas viciosas, pesca cargos burocráticos, para que surja la presencia, la voz genuina de la obrera y del obrero en las discusiones para el nuevo rumbo que deben tomar los centros de producción en el marco del proceso de la construcción del socialismo del Siglo XXI.
La “representatividad democrática”, la tuvimos aquí, durante 51 años que nos desgobernaron los representantes de la IV República, y el fracaso no pudo ser mayor; la cúpulas de Fetrametal, Fetraconstrucción, fetrahidrocarburos y todas las fetras habidas y por haber, junto a la CTV, con los representantes laborales y hasta con cargos burocráticos en las estructuras de gobierno, no sirvieron más que para crear una aristocracia de bonzos, aburguesados,que impusieron como cultura las famosas costas sindicales, amén de las negociaciones por debajo de la mesa para vender los contratos de los trabajadores y trabajadoras.
Los trabajadores y trabajadoras,en este proceso ya crecimos, nos alargamos el pantalón y no necesitamos intermediarios para exponer nuestras ideas y proyectos para la conducción de la nave hacia el mar del socialismo, que es la máxima expresión de la democracia, porque representa la concordancia entre los sueños de un pueblo y la realidad tangible que con el esfuerzo y la participación protagónica del pueblo honesto y revolucionario estamos construyendo en la República Bolivariana de Venezuela, con nuestro Comandante Hugo Rafael Chávez Frías, Almirante de la nave, que navega rumbo al mar de la felicidad, donde la solidaridad, participación colectiva,el amor revolucionario, el internacionalismo, tienen como bandera la igualdad y la sustitución del tener por el ser.
La participación obrera tiene que ser mediante la planificación y la organización de los consejos técnicos y de trabajadores y trabajadoras para el ejercicio directo de la acción consciente, de suerte que la actividad que realizamos no sea producto de las presiones sociales y morales y mucho menos de la competencia, porque quien nace y crece bajo el esquema de la competencia no tiene vida. Por eso la participación no puede ser a control remoto a través de representaciones, tiene que ser allí donde todos pongamos el alma, corazón y vida en lo que estamos haciendo, que tengamos la misma sensación de cuando estamos al lado de la novia o del novio, que con la comprensión, solidaridad y claridad de pensamiento nos hace sentir orgullosos u orgullosas según sea el caso.
Que nos permita crear y fortalecer ese ambiente donde la premisa sea, la construcción de la patria nueva, grande y bonita y la búsqueda del nuevo hombre, el nuevo republicano.” Formad republicanos,si quereís tener república, sentenció el “Sócrate de Caracas”, Don Simón Narciso Carreño Rodríguez, maestro y mentor de el Libertador Simón Bolívar.
Necesario es dar el debate franco, en todos los escenarios, para poner fin a la desviación de la representatividad, que no conduce a otra cuestión que a la fragmentación del colectivo a través de la división de las masas, entre capaces e incapaces, entre brutos e ilustrados,entre letrados e iletrados, entre afros y euros, entre vivos y pendejos, hasta lograr aislar al individuo y como decía el Ché para hacer de ese individuo el centro de la sociedad.
Para desde esa visión satanizar el trabajo y el esfuerzo colectivo,como una actividad esclavizante, alimentando ese germen que todos llevamos dentro, de creernos mejores que los demás y es allí donde la ideología capitalista, nos captura al hacernos creer que somos únicos, que trabajamos más y mejor, que producimos más y que por ende al ser mejores,la lucha tiene que ser individual, contra todos, para imponernos sobre nuestros semejantes, como seres superiores aptos para la dominación, sin darnos cuenta que estamos siendo víctimas del monopolio, que a la final es quien se alimenta con nuestra mezquidad individualista, que nos cierra todos los caminos de la solidaridad, del humanismo, de la honestidad, de la inteligencia, del amor y nos seca el alma,para que no anide sentimientos nobles.
La lucha es larga y el camino es tortuoso, pero es el que nos queda a quienes tomamos la sublime decisión de ser ineludiblemente libres y en honor a esta decisión, las contradicciones y las incomprensiones, no deben desviarnos.
(*)Periodista
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