El jueves 8 de Julio se hizo oficial la aceptación de Venezuela como país asociado al Mercado Común del Sur durante la XXVI Reunión del Consejo del Mercado Común. La noticia fue dada a conocer en Venezuela a través de una cadena presidencial, ya que los medios privados optaron por no difundir la noticia. Muchos sectores que apoyan el proceso revolucionario venezolano han celebrado este ingreso como un paso hacia la integración de suramericana y, finalmente, de toda América Latina. Pero no todo lo que brilla es oro, dice el refrán popular. Las lecciones que nos ha brindado la experiencia europea con la UE nos hacen ver la imposibilidad de verdadera unidad regional bajo el capitalismo. Sólo bajo las banderas del Socialismo podremos tener una verdadera unidad, no sólo latinoamericana, sino de todo el mundo.
Venezuela entra al MERCOSUR
La semana pasada el Presidente Chávez viajó a Puerto Iguazú, Argentina, para asistir a la XXVI Cumbre del MERCOSUR, a la cual acudió en calidad de invitado. El objetivo principal de la visita: lograr la aceptación de Venezuela como un país asociado a este mercado común suramericano. Ya días antes del viaje, el Secretario de Comercio Exterior de la Argentina, Martín Redrado, había indicado el interés de los países del Sur de aceptar a Venezuela en el Mercado Común del Sur.
El jueves 8 de Julio, al salir del desayuno que sostuvo con los Jefes de Estado que asistían a la XXVI Reunión del Consejo del Mercado Común, el Presidente Chávez anunció que Venezuela había sido formalmente aceptada para integrar el MERCOSUR, diciendo que “ha habido una manifestación expresa de los presidentes del MERCOSUR de aceptar la incorporación de Venezuela al MERCOSUR como país asociado”. Según indicó el Ministro de Exteriores venezolano, Jesús Arnaldo Pérez, “En la segunda sesión de la reunión de cancilleres en la que participamos como país invitado expresamos la voluntad política del gobierno del presidente Chávez de convertirse en un miembro asociado del MERCOSUR. Es importante reiterar la voluntad política de nuestro gobierno de ir cooperando en la conformación de un espacio integración latinoamericana”, según reportaba RNV.
En un Comunicado Conjunto, suscrito por los asistentes a la XXVI Cumbre se expresaba gran satisfacción y según reporta RNV, el texto indica que “para todos los efectos prácticos, las negociaciones para un acuerdo de libre comercio entre Venezuela y el MERCOSUR, teniendo en cuenta además que el mencionado país solicitó formalmente su incorporación como Estado Asociado del bloque, acogieron con satisfacción a Venezuela como el más nuevo socio del MERCOSUR. Dicha asociación se efectivizará cuando el acuerdo se protocolice en la ALADI”.
Finalmente la noticia no fue difundida por los medios privados y el mismo presidente Chávez hizo el anuncio en cadena nacional el mismo jueves 8. Ante este silencio de los medios privados, el Presidente Chávez señaló que “tanto a los medios de comunicación privados como a la “oposición inmoral” que sustentan les dolió el ingreso de Venezuela al MERCOSUR y en un momento tan importante” decía RNV, que a continuación citaba a Chávez diciendo este sábado 10 “¡Cómo les dolió! Todavía les está doliendo porque sencillamente ellos tienen el pregón, desde hace años, de que Venezuela se esta quedando aislada, que está sola, que nadie la quiere y resulta que la realidad es otra.”, a lo cual añadió que “Venezuela está hoy más acompañada que nunca, para que ustedes vean cómo la realidad destroza a esta oposición contrarrevolucionaria y la desmorona.”, tesis en la que también insistió el Vicepresidente Rangel al decir que el ingreso de Venezuela al MERCOSUR “es un desmentir rotundo a esa interpretación y a esos análisis que han hecho algunos internacionalistas desfasados completamente y que no entienden lo que está pasando en el mundo. Nunca Venezuela como en este momento había estado más comunicada con el mundo, con un espectro de relaciones tan amplio como ahora y además con una política afirmativa, positiva de paz, de entendimiento, de diálogo, de reivindicación de los derechos humanos, de rescate de la soberanía nacional y de una identificación propia de todos estos pueblos”.
Pareciera que Venezuela se ha anotado un gran éxito con su aceptación en el MERCOSUR, pero debemos preguntarnos ¿beneficiará realmente a la clase obrera y a los pobres en Venezuela su ingreso a este mercado común? Esto sólo lo podemos contestar analizando el carácter de clase que tiene el MERCOSUR.
¿MERCOSUR = Unidad Latinoamericana?
Se ha insistido una y otra vez que el MERCOSUR es una especie de piedra
angular de la unidad de América Latina. El mismo presidente Chávez lo ha
indicado así muchas veces, especialmente durante esta XXVI Cumbre. A su llegada
el pasado miércoles a Puerto Iguazú, provincia de Misiones en Argentina, el Presidente
Chávez declaró que “mucho más que el MERCOSUR, nosotros hablamos -como lo
decía Simón Bolívar- de la liga de Repúblicas Suramericanas, de la unión del
Sur”, añadiendo luego que “hemos tenido paciencia para tratar de unir, no sólo
Venezuela a MERCOSUR, sino que se unan los dos bloques, la CAN y el MERCOSUR
como un paso más a la integración de un gran bloque de naciones y de repúblicas
suramericanas.” En su intervención
durante el acto de apertura de la Cumbre, el Presidente Chávez había
declarado que “Yo, hermanos, hermanas, me atrevo a aseverar firmemente que
nosotros hoy, después de casi 200 años, hemos conseguido la piedra fundamental
que estaba como enterrada y, al mismo tiempo, creo que pudiéramos decir que el
gran día de nuestra América del Sur, incluyendo a México, está llegando. Hagamos
realidad eso porque si no lo logramos este siglo serían mayores las tragedias
para nuestros pueblos” Más aún, indicó que él creía que el “MERCOSUR debe ser
una inmensa herramienta para reducir la pobreza y, por qué no para eliminarla
este siglo y crear hacer aquí una realidad el sueño de tantos años y el dilema
de Perón: Unidos o Dominados, y aquí estamos uniéndonos para liberarnos”.
Los Marxistas revolucionarios siempre hemos resaltado la
necesidad de una actitud internacionalista, de la unidad del proletariado,
explotados y oprimidos de los países americanos y del mundo. Pero esta “unidad”
que significa el MERCOSUR y en la que ahora entra Venezuela se está dando en el
marco de las relaciones de propiedad del Capitalismo, que con su propiedad
privada de los medios de producción es el principal obstáculo para un mejor
desarrollo de las fuerzas productivas de nuestros países, la única verdadera vía
para la superación de la pobreza y la miseria. Siendo así, el único carácter de
clase que tiene el MERCOSUR es el de un acuerdo de las burguesías suramericanas
para tratar de defenderse de la penetración del imperialismo norteamericano y
europeo y es la búsqueda de un mayor mercado para estas “burguesías nacionales”
para conseguir mayores mercados las unas a costa de las otras. Por eso no
debemos engañarnos, lo único que significa el ingreso de Venezuela al MERCOSUR
es el reconocimiento al enorme potencial que tiene el mercado venezolano para
los capitalistas de Brasil, Argentina, Chile, etc.
El MERCOSUR es
un intento de las débiles burguesías de América Latina para tratar de unirse
para conseguir mejores condiciones en la negociación con el imperialismo de EEUU
y de Europa. Sin embargo, en una época de crisis del imperialismo es muy difícil
que esta unidad pueda llegar muy lejos. Brasil y Argentina, las economías más
potentes del bloque, tienen intereses contrapuestos, y en el pasado fue la
guerra de devaluaciones competitivas entre ambos lo que aceleró el colapso
económico de Argentina en el 2001. El margen de maniobra que tienen estas
burguesías es extremadamente limitado en el marco del capitalismo. En realidad
sólo pueden hacer sus economías más competitivas aumentando la explotación de
sus propios trabajadores y campesinos.
Hay que resaltar que el
“período de la revolución democrático burguesa quedó atrás. La oligarquía tiene
todas las características del capitalismo monopolista. Es verdad que sigue
dependiendo del imperialismo y el capital extranjero, como ocurría con el
zarismo ruso, pero su verdadero papel es el de socio de los imperialistas, un
asociado subalterno, es verdad, pero aún así un socio. (…) La mayoría de las
naciones de América Latina son formalmente independientes desde la primera mitad
del siglo XIX. El sueño de Simón Bolívar era que las colonias liberadas formaran
una Federación Latinoamericana, y esa era una idea correcta. Pero las débiles y
corruptas burguesías de América Latina no eran capaces de cumplir con esta tarea
histórica necesaria. En su lugar, se convirtieron en los chicos de los recados
del imperialismo, primero del británico y después del estadounidense. (…) ¿Es
verdad que América Latina está explotada por el imperialismo? Sí, cien veces sí.
¿Es necesario luchar contra el imperialismo? Por supuesto. Pero imaginar que las
burguesías débiles, corruptas y reaccionarias de Argentina, Bolivia o Brasil
pueden hacer esto es una estupidez. La única manera de avanzar para América
Latina es por el camino de la revolución socialista.” (A. Woods, Malvinas,
la guerra y la cuestión nacional: RESPUESTA A LUIS OVIEDO (Parte IV))
Es claro que en este caso la unión al MERCOSUR no está siendo
promovida por la burguesía venezolana, es decir, el principal motor de la
contrarrevolución en Venezuela. Ésta ve peligrar sus intereses locales, que van
de la mano del imperialismo estadounidense, principalmente, así como del
europeo. Éste es otro síntoma de la debilidad de los capitalistas venezolanos
incluso frente a sus “hermanos” de Brasil, Chile, etc. Por años, el estado
burgués venezolano, el estado de la IV República, evitó todo tipo de
competencia, cerrando las fronteras al comercio internacional, protegiendo a los
capitalistas locales de lo que producían los otros países. A esto es justamente
a lo que le tienen miedo estos sectores de la contrarrevolución. La clase
dominante venezolana añora esos años de comodidad, de “sembrar el petróleo” pero
en sus cuentas extranjeras y no en la industrialización y progreso de Venezuela.
Con el ingreso al MERCOSUR se verán forzados a seguir el juego del “libre
mercado”, tratando de hacer más competitivas sus empresas, algo que no están
dispuestos a hacer si no es a base de una mayor explotación de la clase
trabajadora y campesinos y que está en directa contradicción con el progreso y
supervivencia del proceso revolucionario venezolano.
No debemos
caer en las simplificaciones y pensar que sólo porque la reacción venezolana
menosprecia la noticia de la aceptación de Venezuela dentro del MERCOSUR
entonces los que apoyamos el proceso revolucionario venezolano debemos
celebrarla. Hay que reconocer las limitaciones que tiene el MERCOSUR como pacto
de burguesías locales y que no representa ninguna garantía de progreso y
prosperidad para los trabajadores y pobres de Venezuela. Aunque algunos sectores
del movimiento bolivariano todavía confían en presidentes “progresistas” como Kirchner
en Argentina y Lula
en Brasil, hay que recordar que en la medida en que ambos han aceptado los
límites del sistema capitalista, se han visto obligados a negociar con el
imperialismo y llevar adelante programas económicos no en beneficio de la clase
obrera y de los pobres, sino en su contra y, sobre todo en el caso de Lula, con
su autoridad llevar adelante contrarreformas que antes no habían podido
implementar. Con socios así, que también temen del ejemplo de movilización que
estamos dando los trabajadores y las comunidades populares venezolanas, no
podemos esperar sino nuevos ataques al proceso revolucionario, esta vez más
peligrosos porque estarán disfrazados bajo un llamado a la unidad suramericana,
imposible bajo el capitalismo.
El ejemplo de la Unión Europea
Pero analizamos el ejemplo concreto que nos ofrece el caso de
la Unión Europea.Acá igualmente tenemos una unión de las burguesías locales para
enfrentarse al imperialismo estadounidense. Los dirigentes reformistas, aquellos
que creen en el mito del “Capitalismo de rostro humano”, insisten en que la UE
ha significado un gigantesco avance para toda Europa, especialmente para países
como España, Portugal, Polonia, etc. Incluso se ha “avanzado” tanto que estos
países cuentan con una moneda unificada que compite fuertemente contra el dólar
estadounidense y actualmente están discutiendo la redacción de una Constitución
Europea. Pero incluso en el caso de la Unión Europea, con la “unión” de
burguesías mucho más potentes en el terreno mundial, las limitaciones han salido
a la luz de inmediato, y la Unión se ha realizado sobre la base de políticas de
ataque brutal a los derechos conquistados de los trabajadores en todos los
países.
El principal obstáculo al que se enfrentan estos países
es el freno a sus economías sufrido en los últimos años. En este sentido, los
camaradas Roberto Sarti y Fred Weston escribían el año pasado que “Cuando
Alemania estaba en el punto álgido del boom económico podía tolerar una UE donde
ella era el principal contribuyente a los fondos centrales que eran utilizados
para subvencionar a las zonas más pobres de la Unión Europea. Ahora Alemania
está poniendo exigencias al presupuesto de la UE. Quiere frenar el gasto y
reducir sus propias contribuciones a los fondos centrales. Francia apoyó la
petición alemana de congelar el presupuesto de la UE, esto tendría el efecto de
reducir los subsidios a países como Polonia y España.
“Esto es
una indicación de cómo funcionará en el futuro la ‘diplomacia’. Ya no veremos el
terciopelo azul. Más bien veremos amenazas y enfrentamientos abiertos en una
situación donde los países más fuertes utilizarán su fuerza, con buenas o malas
maneras, para dominar a los demás. De la misma forma que el imperialismo
estadounidense se está comportando con una arrogancia incontrolable en el resto
del mundo, también Francia y Alemania intentarán utilizar su peso dentro de la
UE para engatusar y sobornar a los miembros más débiles de la UE para que éstos
acepten su política.” (R. Sarti y F. Weston, Debacle
de la constitución de la UE: Quedó expuesta la verdadera naturaleza de la Unión
Europea).
Al igual que sucede con otros organismos
internacionales, sus decisiones sólo se respetan cuando los más fuertes pueden
darse el lujo de obedecerlas porque les favorecen directamente. Los subsidios
que daban países como Alemania no eran más que una inversión para fortalecer lo
que luego sería su mercado en España, Portugal o Italia, pero ahora que sus
economías están en la base de la ola del ciclo capitalista, no pueden permitirse
el lujo de continuar subsidiando otras economías o seguir obedeciendo acuerdos
como el “Pacto de Crecimiento y Estabilidad”. A este respecto nos comentan los
camaradas Sarti y Weston que cuando la economía alemana estaba en creciendo a
buen ritmo, dándole confianza a su burguesía, insistió en insertar una cláusula
para multar a aquellos países con un déficit presupuestario superior al 3% del
PIB. “El año pasado Portugal superó el límite y fue multado. El problema es que
el déficit presupuestario ha crecido en la mayoría de los países de la UE. Este
año Francia y Alemania verán como su propio déficit superará el 3% establecido
en el acuerdo de Maastricht, alcanzando la cifra del 4%. Pero ahora todo cambia,
¿quién va a imponer las reglas a los grandes? Chirac y Schröder decidieron que
para ellos no se aplicaban las reglas. Así que a pesar de todos los esfuerzos
esto supone el final del acuerdo de Maastricht. Debemos recordar que
precisamente este acuerdo fue utilizado como una excusa para privatizar
prácticamente todo, para atacar las condiciones de vida de la clase obrera, para
desmantelar el estado del bienestar e iniciar un ataque frontal contra todas las
conquistas que los trabajadores habían arrancado a los capitalistas en el
período pasado.” (R. Sarti y F. Weston, Ibíd.).
En relación a las “ventajas” de la moneda única en la UE, no se
puede agregar sino lo que comentaban estos camaradas: “La introducción del euro
ha significado que las economías capitalistas más débiles, como Italia o Grecia,
ya no puedan utilizar la devaluación de su moneda para impulsar sus
exportaciones. El euro se ha convertido en una pesadilla, no sólo para las
familias trabajadoras, también para sectores de las clases medias. Los pequeños
empresarios se están arruinando porque no pueden competir en los mercados
mundiales frente a las empresas multinacionales más grandes y productivas. El
dilema es el siguiente: ¿cuál es la alternativa para los estados miembros de la
UE? Debemos recordar que la creación de una región económica unificada con una
moneda común era la única forma que tenían las multinacionales europeas de
luchar contra EEUU y Japón. Aunque cada burguesía nacional dentro de la UE tiene
sus propios intereses que les lleva a enfrentamientos con sus socios, ninguna de
ellas podría por sí sola luchar contra EEUU, Japón y últimamente China. Están
obligadas a estar juntas.” (R. Sarti y F. Weston, Ibíd.).
Por la Federación de las Repúblicas Socialistas del
Sur
Nuevamente debemos insistir en que el proletariado y los
campesinos de toda América Latina debemos luchar contra el imperialismo, pero
debemos hacerlo con nuestros propios métodos, bajo nuestra propia bandera y para
fortalecer su propia posición. Lenin insistía en que, mientras que el deber de
los trabajadores de las naciones imperialistas desarrolladas era luchar contra
el imperialismo y defender la libertad de las colonias, el deber de la clase
obrera de las naciones oprimidas y coloniales debe ser defender el
internacionalismo y la unidad con los trabajadores de los estados opresores
contra el enemigo común. “De todas las armas que dispone la burguesía la más
poderosa y dañina es el nacionalismo. Esto es particularmente cierto en América
Latina. Eso no tiene nada que ver con el orgullo nacional que pueden tener los
trabajadores de Argentina, Chile o Bolivia. Este es un sentimiento natural y
sano, una expresión de todo lo que está vivo y es progresista en un país. Pero
otra cuestión distinta es el nacionalismo de la oligarquía, de los banqueros,
capitalistas y militares de América Latina. Esa es la clase de nacionalismo que
siempre codicia territorios y materias primas, que enseña a la población de un
país a odiar y despreciar a la de otro país, eso es reaccionario.” (A. Woods, Ibíd.).
Los trabajadores y campesinos de todo el continente se oponen,
justamente, al ALCA. Éste no representa otra cosa que el intento de los EEUU de
reforzar su dominación económica sobre toda América Latina. Pero la alternativa
no es una unión débil con las burguesías de Brasil, Argentina y Chile, sino la
unidad en la lucha con el proletariado minero y los indígenas de Bolivia que
tumbaron al gringo Goni, con los trabajadores y el pueblo de Perú que enfrentan
las políticas de privatización de Toledo, con los piqueteros y la clase obrera
Argentina en lucha por el derecho al empleo, con los trabajadores y los sin
tierra de Brasil, etc. Y a la vez con un llamamiento internacionalista a la
clase obrera de los EEUU, compuesta en una proporción nada despreciable por
trabajadores latinos, que son nuestros hermanos de clase.
Por
ello insistimos una y otra vez: Sólo habrá unidad latinoamericana bajo el
Socialismo. Por ello, debemos avanzar decididamente a superar las limitaciones
de la propiedad privada de los medios de producción y avanzar hacia una economía
planificada y gestionada democráticamente por los trabajadores y las comunidades
populares. Así es como realmente estaremos construyendo el futuro de una América
Latina unida.
¡El sueño bolivariano de unidad latinoamericana
sólo será posible con el triunfo del Socialismo!
¡Profundicemos la
Revolución Venezolana hacia el Socialismo!
¡Por la Federación de las
Repúblicas Socialistas del Sur!
¡Por la Federación de las Repúblicas
Socialistas de las Américas!
¡Por la Federación de las Repúblicas
Socialistas del Mundo!