Leyendo el artículo de Heinz Dietrich donde comenta la reciente devaluación del bolívar, encontramos signos evidentes de ignorancia sobre la realidad política de nuestro país. Yo acepto que podamos cuestionar algunas dudas sobre el reajuste económico lanzado por nuestro presidente pero de allí a decir que el proceso bolivariano se volvió “una novela y tragicomedia” es en verdad una estupidez, un supino análisis, una muy mediocre opinión de la lucha de clases que estamos atravesando. Y replico al citado personaje porque sus devaneos prosaicos aparecen publicados en nuestra Aporrea y allí se le trata como a un intelectual de grueso calibre. No voy a tratar en profundidad el asunto devaluativo sino la descalificación que injustamente le hace a nuestro presidente.
La devaluación pudo haber sido ejecutada un poco tarde y hasta pudo haberse hecho parcialmente a lo largo de los tres últimos años. No nos engañemos: La oposición asesina, lacaya y descerebrada siempre protestaría y armaría escándalo mayúsculo en cada ocasión. Esa gentuza pedía a gritos que se devaluara nuestra moneda frente al dólar porque el bolívar estaba sobrevaluado y ahora que el gobierno lo ejecuta saltan los demonios malinches a proferir una serie de discursos que no convencen ni a su propia horda seguidora. Toda devaluación es negativa porque impacta directamente en la clase media y pobre, nadie quiere eso pero vivimos en un mundo dominado por la moneda verde y el país que la emite groseramente sin respaldo alguno, está en crisis con más de 200 Bancos quebrados, con una tasa de desempleo del 10% (un gentío) y de alguna manera se produce un efecto dominó que nos alcanza en pequeño o mediano grado. Hay que sumarle a eso la estrepitosa caída de los precios del petróleo que llegó a un guarismo de 32Bs. En los últimos cinco (5) años tuvimos un crecimiento sostenido del PIB y apenas el año pasado sentimos los efectos de la crisis global con un decrecimiento del 2.9%. Se han cometido errores como la burocracia que se instauró en Cadivi para otorgar divisas pero la especulación del comercio parasitario criollo ha sido astronómica, sin ningún tipo de escrúpulos y eso pega fuerte en el bolsillo de la mayoría. Por otro lado Indepabis debe cuadruplicar sus funcionarios para atajar tanta orgía especulativa y eso no se hace, aunque reconocemos algunos logros importantes con empresas que manejan un alto volumen de ventas y cuenta corriente. El Indepabis no está en capacidad de supervisar al sector productivo y comercial por lo que el señor presidente debe abocarse a una solución rápida y efectiva en defensa del consumidor.
Pero decir que una ama de casa ignorante en materia de política (y cita el infeliz a Violeta Chamorro) puede ganarle al Chávez en las venideras elecciones ya eso es una imbecilidad, una majadería, una chochez, señor Heinz. El pueblo venezolano ha madurado mucho en materia política y ya no es el ignorante de 11 y 50 años atrás. El presidente tiene varios ministros ineficientes, le rodean anillos de poder que lo engañan con cifras montadas pero no es un idiota que le meten fácilmente gato por liebre. La diferencia, señor Dietrich, es que Chávez camina por todo el país y conversa directamente con su gente y así se entera de cosas que le ocultan muchos funcionarios y procede en consecuencia. Comparar a Hugo Chávez con una ignorante dama (ahí se le salió el machismo, “señor” Heinz) es el colmo de lo imbécil. Vaya a lavarse ese paltó, Heinz Dietrich, usted es un ignorante en siete (7) idiomas sobre el proceso venezolano.
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