Una utopía posible

La economía mundial, abaratemos costos, posible salida

En Venezuela nos tenían acostumbrados a que la economía nuestra dependiera básicamente de lo que ocurriera en el exterior, esta ha sido una verdad a medias, o mejor dicho una salida para justificar en muchas oportunidades la situación coyuntural en un período determinado. En el caso de la influencia de los organismos internacionales de financiación a países emergentes o del tercer mundo como quieran llamarlos, se impuso el condicionamiento que privilegiaba intereses foráneos e internos, estos últimos de manera oportunista. Comencemos por contextualizar lo que hoy se denomina “La Crisis”, en primer lugar el origen se da en los EEUU y se expande a todos los países desarrollados sin excepciones, lo que demuestra la interrelación existente entre esas economías, la interdependencia, con una característica inherente a su desarrollo, el mundo financiero nacional e internacional; nos hemos preguntado el porqué no han sido afectados de igual manera los países subdesarrollados con excepción precisamente en el caso latinoamericano, de los que han aceptado la implantación del ALCA.

La vorágine financiera que se venía venir desde los años 90, no tuvo marcha atrás, a pesar de serias advertencias de algunos economistas, entre los cuales tenemos a la norteamericana Joan Spiro, quien señaló la reversión de dos variables o parámetros que hacían presagiar tal desarrollo de los acontecimientos, en verdad el estudio reveló la relación entre las transacciones de carácter productivas (manufactura) y las de carácter financieras, estableciendo para la época una proporción de 40-60% respectivamente, es decir el mundo financiero comenzaba a dominar el mercado capitalista de manera acelerada sobre la producción de bienes y servicios, esto medido en términos de inversiones.

El desiderátum de la crisis económica financiera nos dice mucho acerca de las inconsistencias de la economía liberal en términos de inefectividad del mercado para a manera de contenedor evitar estas tragedias que al fin y al cabo al que menos afecta es a los propulsores de la locura financiera, es decir los gobiernos premian sin desparpajo alguno a quienes la originaron, es tal la profundidad de la misma que el gobierno norteamericano y otros europeos han tenido que asirse del Estado para enfrentar al menos en lo que se ha visto con recursos públicos a los creadores de la crisis, que horror gritaron los ultraconservadores, el Estado no debe intervenir, a la par se auxilia a grandes empresas como la General Motor¨s y se le requiere la cancelación de inmediato, semejante papel del Estado contrasta con la política neoliberal complaciente inclusive.

La economía mundial, aún en manos de las grandes transnacionales que tratan de solventar el asunto bajo el manto del olvido; economistas premios nobel , han indicado que la crisis durará varios años y que la punta del iceberg no ha salido a flote, por lo tanto, se habla entonces de un maquillaje que por dentro lleva el síndrome de otra burbuja mucho más profunda y quizás vertiginosa, el anéstesico puede que funcione hasta que la confianza en el mercado de nuevo constituya un nuevo peligro.

Ahora bien, quienes realmente están preocupados y quieren evitar una nueva recesión de características imprevisibles, han formulado advertencias sobre lo que no se debe permitir o aceptar, veamos; uno de los elementos adyacentes al mercado está ligado a la especulación financiera que a su vez, inclina la balanza hacia los precios de bienes y servicios que arrastrados por esa inercia introducen alteraciones de los precios con carácter especulativo, afectando seriamente las importaciones hacia países subdesarrollados, situación que deriva en el incremento de la inflación, pero eso, no es todo, en el caso venezolano, existen otros ingredientes que como remanentes de los gobiernos de la cuarta, pululan en las mentes de los llamados empresarios venezolanos o tenedores de empresas, el objeto prevaleciente es la recuperación de la inversión, si la hay, la mayoría de veces créditos del Estado; en poco tiempo, es decir la tasa de retorno, la esperaban y/o esperan, mucho antes de cumplirse el primer año de actividades, para lo cual, en el sistema de costos y precios, las alteraciones hacia arriba, eran y aún lo son, el norte exigible, sin importar la afectación de los ingresos de la gente.

La regulación de precios es una farsa, evadida una y otra vez, sencillamente porque no es acompañada por seguimientos intro fábrica, ningún organismo venezolano se ha detenido a repensar una nueva estrategia ante tales desviaciones, la creación de un verdadero equipo técnico económico de carácter o con atribuciones de Estado y con una plataforma que combine costos de importaciones y de producción nacional, ofrecería una información bastante interesante y a raíz de allí, con los descubrimientos obtenidos, producir la legislación necesaria y útil más allá del simple control de precios o regulaciones; el libre mercado en la orientación de un gobierno socialista no puede andar por allí, con sus leyes y artilugios creados precisamente por la teoría liberal para darle rienda suelta a las apetencias capitalistas, incluso, con esto, no nos debería preocupar en manos de quien o quienes tienen el control de los medios de producción, lo importante acá es que esos medios sean utilizados para la resolución del sistema de precios y costos en su verdadera dimensión y alcance. La tecnología actual permite desarrollar programas validos y efectivos para el control de costos y el establecimiento de precios justos con márgenes de ganancia cónsonos con las inversiones.

Podrían decir que es una utopía plantear esta problemática en estos términos, pero, lo importante acá, es el probable rompimiento de una conducta inusual en países desarrollados pero de práctica común en los países subdesarrollados, quienes tienen parámetros legales para la generación de plusvalía económica y financiera, a pesar de los pesares, o dicho de otra manera, sí podría existir quien le pusiera el cascabel al gato, si de voluntad política se tratare.

La ciencia económica como ciencia social, para el análisis, estudio y toma de decisiones, tiene algo muy valioso y diferente al resto de las ciencias, y esto es la gente; quienes se ven afectados de una u otra manera cuando la economía se deja solo en manos de quienes producen y comercializan de manera obstinada y recurrente al máximo de ganancia posible como meta, no importa a quienes se lleven por delante; solo que, el desarrollo de una política económica tiene además un problema para darle cumplimiento a lo anterior y nada más y nada menos que la orientación social que se le de y en función del como se debe alcanzar el tan vilipendiado desarrollo económico.

A nuestra manera de ver una salida probable a la crisis económica es el abaratamiento de costos a nivel mundial, en donde en aras de alcanzar niveles de aceptación, se combine lo económico con lo social, con políticas socialistas de largo aliento y lo que es más interesante, sin afectar la propiedad de los medios de producción. De cierto, asumimos que la crisis estructural está en pleno desarrollo y bajo los cimientos actuales del sistema capitalista es improbable la superación de las dificultades que día a día sumarán nuevos ingredientes que harán imposible la involución de la crisis.

El ciudadano común tiene una importante tarea en todo esto, la cultura prevaleciente debe ser sustituida por la racionalidad económica, desde los empresarios grandes, medianos y pequeños hasta la totalidad de consumidores estarán en la obligación de generar la conciencia necesaria, a fin de modificar las reglas de juego capitalistas por demás salvajes en su creación y aplicación.


*Economista
rafaelfebles@yahoo.com


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Rafael Febles Fajardo

Economista. Msc. Seguridad Social. U.C.V.. Militante revolucionario. Locutor. Articulista Correo del Orinoco. Poeta y escritor de la revolución bolivariana

 rafaelfebles@yahoo.com      @rafael_febles

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