Alquimia Política

Visiones universales de convivencia democrática

Existen visiones universales que han regido la convivencia social, política y económica de los hombres; esas visiones son referentes a la hora de organizar políticamente nuestras comunidades. Como muestra de estos enfoques exponemos cinco argumentos: 1.- La idea de Comunidad ante todo. Para Aristóteles ( 384/322 a.C,), la comunidad implica la amistad: los enemigos ni quieren compartir ni siquiera un camino. Las ciudades deben estar constituidas de elementos iguales y semejantes en el mayor grado posible; 2.-El concepto de República ante todo. Según Cicerón (106-43 a.C.), la República es cosa del pueblo; pueblo no es toda reunión de hombres congregados de cualquier manera, sino sociedad formada bajo garantía de las leyes y con objeto de utilidad común; 3.- La idea de Estado popular. Bodino (1530-1596), propuso en su clásica obra “Los Seis Libros de la República”, expone el Estado popular como aquella forma de República en la que la mayor parte del pueblo unida, manda con poder soberano sobre los demás, en nombre colectivo, y sobre cada uno del pueblo en particular. La principal característica del Estado popular consiste en que la mayor parte del pueblo tiene imperio y soberanía, no sólo sobre cada uno en particular, sino también sobre la parte menor de todo el pueblo en corporación; 4).- La idea de Gobierno humano. El historiador y filósofo Juan Bautista Vico (1668-1744), en su obra “Ciencia Nueva”, expone una clasificación de las formas de Gobierno, distinguiendo en tercera posición el Gobierno humano, en el que, por igualdad de la naturaleza inteligente, que es propia del hombre, todos se igualan con las leyes, pues todos han nacido libres en sus ciudades, también libres y populares, donde todos ellos, o la mayor parte, son fuerzas de la ciudad y por las cuales son señores de la libertad popular; y 5).- La División de Poderes como garantía de las libertades individuales. Charles de Secondat, Barón de Montesquieu(1689-1755), expuso en su obra “El espíritu de las leyes”, que la libertad política de un ciudadano es la tranquilidad de espíritu que proviene de la confianza que tiene cada uno en su seguridad; para que esta libertad exista, es necesario un gobierno tal que ningún ciudadano pueda temer a otro.

Antonio Gramsci escribió a comienzos de siglo que : “ Los viejos dirigentes intelectuales y morales de la sociedad, sienten que se les hunde el terreno bajo los pies, se dan cuenta de que sus prédicas se han convertido precisamente en prédicas, es decir, en algo ajeno a la realidad, en pura forma sin contenido, en larva sin espíritu; de aquí su desesperación y sus tendencias reaccionarias y conservadoras: la forma particular de civilización , de cultura , de moralidad que ellos han representado se descompone y por esto proclaman la muerte de toda la civilización, de toda cultura, de toda moralidad y piden al Estado que adopte medidas represivas, y se constituyen en un grupo de resistencia apartado del proceso histórico real, aumentando de este modo la duración de la crisis, porque el ocaso de un modo de vivir y de pensar no puede producirse sin crisis”. Que palabras tan vigentes hoy con el proceso histórico venezolano. Estos aires de cambio se han sucedido simultáneamente en el mundo civilizado, lo que lo hacen novedoso y trascendental, es que nos ocurre a nosotros, bajo alternativas y expectativas muy sentidas que radicalizan la consigna nuevos tiempos, nuevos discursos, nuevos hombres, nuevo país.

En este invierno de situaciones que nos hacen soñar con tiempos de primavera, valgan las palabras de Abraham Lincoln, pronunciadas en 1863, como parte de la Oración de Gettysburgo: “Nosotros, los que vivimos, tenemos la obligación sagrada de continuar y terminar noblemente la obra que comenzaron los que aquí sucumbieron. Ahora nos corresponde a nosotros dedicarnos por entero a la gran empresa que todavía está inconclusa, para que seamos dignos de los venerados muertos, para que tomemos de ellos la misma devoción a la causa por la que dieron la suprema prueba de afecto, para demostrar que no entregaron en vano sus vidas, que nuestra nación, colocada bajo el amparo de Dios, conocerá siempre la libertad tras este nuevo bautismo de sangre, y que el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo jamás desaparecerá de la tierra”.

En este camino de revolución la participación electoral debe ser masiva por parte de todos y todas, y no debemos descuidar los espacios conquistados; Venezuela ha cambiado y su reacción hacia ese cambio es continua, sostenida y sin devaneos.


*.-ramonazocar@yahoo.com


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Ramón E. Azócar A.*

Doctor en Ciencias de la Educación/Politólogo/ Planificador. Docente Universitario, Conferencista y Asesor en Políticas Públicas y Planificación (Consejo Legislativo del Estado Portuguesa, Alcaldías de Guanare, Ospino y San Genaro de Boconoito).

 azocarramon1968@gmail.com

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