Abril, abril, abril…Tiempo esencial en la conformación de la identidad y gentilicio venezolano. Conjugación de aportes históricos hacia la independencia, hacia la soberanía integral de la Nación.
El 19 de abril de 1749, Juan Francisco de León, natural de Canarias, islas españolas en el norte de África, marchó desde Panaquire a Caracas, junto a esclavizados, indígenas y canarios para quebrar la tiranía económica implantada por la Compañía Guipuzcoana…Años atrás, entre 1732 y 1735 Andrés del Rosario López “Andrezote”, al mando de esclavizados, indígenas y criollos e puso en jaque el dominio de la Guizpucoana
Mucho antes de esas acciones, desde el mismo momento de la invasión europea, la heroica resistencia indígena ya sembraba de dignidad la historia de Abya Yala. Ejemplo de ello, los caciques Canoabo, Lautaro, Cuauhtémoc, y Guaicaipuro.
El 19 de abril de 1810, es la síntesis de la vocación libertaria de los habitantes de América. Algunos intérpretes de la historia, pretenden aislar la gloriosa fecha de sus antecedentes remotos, mediatos e inmediatos. Los más mezquinos, sin ocultar su discriminación explican la efeméride aseverando que la rebelión se produjo tan solo porque España estaba ocupada desde 1808 por Napoleón y que abril sólo fue un movimiento pro realista. Sostener tal posición es desconocer las profundas convicciones sociales e ideológicas de los artífices del 19 de abril y del pueblo que los respaldo.
Esa es la verdad. La búsqueda de la libertad en Venezuela, tuvo diversas expresiones que fueron perfeccionándose en lo ideológico y en las acciones. Quince años antes, el afrodescendiente José Leonardo Chirino, lideró un movimiento revolucionario popular, inspirado en los jacobinos negros de Haití. En el movimiento de Chirino se evidenciaron principios universales contenidos en otras revoluciones, como la libertad, la igualdad y la fraternidad. Elementos también guiadores de la Conspiración de Gual y España.
En el mes abril de 1797 comenzaron las reuniones conspiradoras de Gual y España. Era una actividad orgánica, que produjo documentos, que se identifico con una bandera que simbolizaba las cuatro etnias: la negra, la indígena, la mestiza y la blanca. Entre sus escritos se encontraban la proclamación de los derechos del hombre, la eliminación de las clases sociales por la República y extender la revolución a toda América.
El 27 de abril de 1806, nueve años después, el universal Francisco de Miranda intenta desembarcar en las Playas de Ocumare. Alcanzará su meta el 03 de agosto de 1806, precisamente en las tierras de José Leonardo Chirino. Enarbolaba el Generalísimo los mismos ideales, la misma esperanza de integración continental.
De estos hechos y de sus motivaciones se nutrieron los protagonistas del 19 de abril. Los ideales de sus luchadores y luchadoras provenían de esos antecedentes, de esas ideas.
FERNANDO VII, rey sin autoridad
En 1808, el tristemente celebre Fernando VII, derrocó a su padre el no menos patético Carlos IV. Tanto el padre como el hijo habían suplicado asilo al propio Napoleón Bonaparte. Prometieron abandonar el trono a cambio de una millonaria suma de dinero. Esos eran los reyes que de acuerdo a la Jerarquía Católica, Dios había bendecido para gobernar a los pueblos. Como aquellos realistas piensa el imperialista y su corte, en su provecho, en su salvación personal, en vender hasta su gente para escapar, para irse a exilios dorados cargados de riquezas.
No podían los revolucionarias del movimiento 19 de abril, estar avalando tan lastimera conducta. Bien lo aclara la Academia Nacional de la Historia en su acuerdo del 30 de abril de 1910, cuando se refiere al significado de la trascendental fecha:
“El reconocimiento inmediato de los derechos imaginarios de Fernando VII por el Ayuntamiento constituye un hecho ficticio, pues, como se asienta en el célebre Manifiesto del Congreso Constituyente de 1811: “si no debíamos depender de los Vireyes y Gobernadores, con mayor razón no podíamos estar sujetos a un Rey cautivo y sin derechos ni autoridad (…).
Es decir, en el acta del 19 de abril, los patriotas en realidad abolieron las instituciones que ejecutaban las políticas imperialistas, en lo que fue una estrategia maestra para llegar a la Proclamación de la Independencia el 5 de julio de 1811.
La Junta Suprema de Caracas actuaba soberanamente, sus acciones eran la de un gobierno autóctono. Un gobierno que desde su instalación desconoció la autoridad europea, organizó expediciones militares, envió misiones diplomáticas al exterior y convocó a elecciones para un Congreso Constituyente.
Francisco de Miranda en carta a la Junta Suprema, desde Londres escribe:
"El 19 de abril de 1810 es la época más célebre en la historia de la Provincia de Venezuela, y para los anales del Nuevo Mundo. Sean para siempre loados los varones ilustres que tan santa e inmortal obra ejecutaron!, y que sus nombres vivan en los siglos venideros hasta la más remota posteridad".
MOVIMIENTO MANTUANO NO, MOVIMIENTO POPULAR
Otra media verdad que se ha querido imponer es la de que los patriotas del 19 de abril eran solo mantuanos. Ósea, aristócratas, los amos del valle. Detrás de esa afirmación, está, una vez más, la carga discriminatoria, el menosprecio por el pueblo. Por eso es importante insistir en que el 19 de abril es la síntesis de los movimientos anteriores. En esos movimientos hubo la presencia del indígena, del negro, del afrodescendiente, del eurodecendiente.
Las generaciones de venezolanos a las que pertenecieron Chirino, Gual, España, Miranda, Rodríguez, Bello, Roscio, Bolívar, Sucre, Rivas y tantos otros comprendieron la necesidad de prepararse. Un movimiento de mantuanos se hubiese quedado en una negociación económica cerrada con la realeza española, en la cual todo se hubiese limitado a tópicos tributarios. El 19 de abril recogió las inquietudes soberanas maniatadas durante 300 años, las inquietudes de los precursores, de los oprimidos por el imperio.
Si aquel glorioso movimiento hubiese sido solo de oligarcas, la Junta Suprema no habría prohibido el 14 de agosto de 1810 la introducción de africanos esclavizados al país. La composición del movimiento quedó expresada en la letra del Gloria al Bravo Pueblo de Vicente Salias participe también de aquel grupo de avanzados patriotas. El rico, el pobre, el señor, el empleado pedían el cese del mandato imperialista: “Abajo cadenas, gritaba el señor, y el pobre en su choza Libertad pidió”.
Por otra parte, la vocación libertaria e igualitaria, estaría presente en todos los actores de aquel movimiento, independientemente de la clase social. Paradigma claro de ello, Simón Bolívar, que decretó el 2 de junio de 1816 la libertad de los esclavizados. El condensó ante el Congreso de Angostura de 1819, el pensamiento revolucionario que guiaba la emancipación:
“Séame permitido llamar la atención del congreso sobre una materia que puede ser de una importancia vital. Tengamos presente que nuestro pueblo no es europeo, ni Americano del Norte; que más bien es un compuesto de África y América, que una emanación de la Europa; que hasta la España misma, deja de ser Europa por su sangre africana, por sus instituciones, por su carácter. Es imposible asignar con propiedad a que familia pertenecemos La mayor parte de lo indígena se ha aniquilado, el europeo se ha mezclado con el americano y con el africano, y éste se ha mezclado con el indio y con el europeo”.
Bolívar traía a colocación los 800 años que pasaron los árabes en España. Se refería también a las hipócritas prácticas segregacionistas de la oligarquía criolla de exigir pureza de sangre para acceder a privilegios, desconociendo la realidad de las mezclas étnicas en toda América.
Entonces, vano es sostener que aquella fue una revolución de aristócratas. Nuestra independencia fue fruto de una convergencia histórica de voluntades y fuerza de todos los sectores y extractos. Que hubo traidores claro que los hubo, que varios se dejaron comprar por las oligarquías imperiales, sí, y ello fue la causa del descalabro del sueño bolivariano de una sola Patria Suramericana.
IGLESIA Y PUEBLO EL 19 DE ABRIL DE 1810
Algunos detalles, poco comentados de aquella mañana del jueves santo de 1810 atestiguan el carácter ideológico y popular del glorioso movimiento.
Uno de ellos la presencia de sacerdotes sin rango jerárquico como José Cortes de Madariaga, el padre Juan Antonio Rojas y tres curas que dirigían los conventos religiosos. A los representantes del Cabildo Eclesiástico y del Arzobispado no se les permitió la entrada. Se buscó al cura de parroquia, al del pueblo. Así mismo, el pueblo diligente, congregado en la Plaza Mayor, eligió sus diputados al cabildo extraordinario que se efectuaba en ese momento.
Otro hecho definitivo, es que los miembros de la Audiencia Real se negaron a presentarse al Cabildo. Entonces un sargento afrodescendiente, desenvainó su espada y los hizo conducir por los soldados en medio de bayonetas. Otro tanto hizo el sargento, descrito en la crónica como “mulato” con el resto de las autoridades españolas. Es decir, un soldado de piel negra, al mando de la tropa, garantizó que los jefes españoles fueran impuestos de la decisión del pueblo soberano.
ROSCIO, UN PRECLARO REPRESENANTE DEL PENSAMIENTO REVOLUCIONARIO
Permítanme citar un personaje que participó en el movimiento de abril, que a nuestro modesto modo ver, representa la búsqueda de los supremos objetivos de la independencia: Juan Germán Roscio Nieves.
Juan Germán Roscio, nacido en el pueblito de San Francisco de Tiznados fue nombrando por la Junta Suprema, Secretario de Estado para Relaciones Exteriores, vale decir, fue el primer canciller de Venezuela. A él le correspondió dar las instrucciones a la primera misión diplomática de Venezuela, conformada por Simón Bolívar Palacios, Andrés Bello y Luis López Méndez.
Roscio había sostenido una lucha por los derechos humanos y la igualdad étnica. Al redactor de los documentos básicos de la Primera Republica, le inquietaba la transculturización que se hizo y hacía a través de la religión católica al manipular las escrituras bíblicas para justificar la ocupación europea en América. La iglesia católica en el tratado de Tordesillas de 1494, había, imperialmente, repartido nuestro continente entre la corona portuguesa y la corona española. Y desde entonces todo el aparato propagandístico, represivo y destructivo de esos reinos católicos se empleó para imponer otro modo sumiso de ser en los moradores de estas tierras.
Juan Germán Roscio, hijo de una mujer mestiza, pregonó la preeminencia de la soberanía popular sobre la jerarquía católica. Comprendía la necesidad de razonar con el pueblo que la creencia mítica de que los reyes gobernaban y maltrataban por voluntad de Dios era falsa.
En el documento “El Patriotismo de Nirgua” señalaba que los pueblos están pon encima de los reyes. Los pueblos tienen derecho a darse su propio gobierno. Un gobierno para servir, para hacerlos felices no para abatirlos, para dar protección, libertad y bienestar. Un gobierno para preservarles la vida no para oprimirlos ni para robarles. Aquellas ideas bien podrían catalogarse hoy de socialistas. Porque Roscio, al igual que Simón Rodríguez, exponían la necesidad de una revolución social para Venezuela basada en un eficiente modelo educativo.
Su obra cumbre, escrita en la Cárcel de Ceuta, en África, es el libro El triunfo de la Libertad sobre el Despotismo la cual recoge las ideas que lo acompañaron y lo acompañarían antes y después del 19 de abril de 1810.
Para Roscio la iglesia fue un instrumento de los imperios. Y estaba en lo cierto. Siempre los imperios buscan envoltorios para su dominación. Cuando se agotó el dogma religioso vino el dogma capitalista. Ya no sólo con panfletos, sermones, cruzadas, inquisiciones, látigo y muerte. El imperio reforzó su penetración con aparatos mediáticos para imponer un modo de vida individualista, conformista, competitivo, centrado en la acumulación de riquezas. En realidad, es el mismo modus operandi usado en la ocupación europea de 1492 a 1810. Destrucción de las culturas, de las lenguas originarias, de los símbolos arquitectónicos, de los ritos sagrados para imponer sus modelos.
Contribuir a la consolidación de la conciencia popular era preocupación de Roscio. En África, donde el imperio lo encarceló por su participación en la revolución escribió:
“Morir en los campos de batalla, parecer entre las manos de los enemigos de la libertad, es muy glorioso para quien ha llegado a conocer el alto precio de ella, y la suma importancia de romper para siempre con los hierros de la servidumbre. Solo sentiría morir antes de dejar escrita y publicada las observaciones a favor de la emancipación de todo el mundo colombiano que son de preferencias todas aquellas que tienen por objeto el combatir los errores religiosos y políticos que afianzan la tiranía y la servidumbre”
Tal era la altura y calidad de los patriotas venezolanos. A la solidez ideológica de aquellos hombres y mujeres que bajo la guía de Simón Bolívar condujeron la lucha de la independencia, fue a lo que mas temían los viejos imperios europeos y, la potencia en ciernes que ya empezaba a visualizarse, Estados Unidos.
EL 19 DE ABRIL, LECCION DE SOBERANIA INTEGRAL
La caracterización del 19 de abril de 1810 puede resumirse en la aspiración a la independencia Integral. La Junta Suprema intenta llegar a ella, antes de que el imperio arremetiera. Legisló en comercio, agricultura, industria, eliminó los impuestos a los alimentos, fomentó la integración con naciones amigas, abolió el tributo indígena. La soberanía integral era y es necesaria para deslastrarse definitivamente de los atropellos e injerencia del imperio.
AL IMPERIO LE ESTORBA LA SOBERANIA
Porque los imperialistas jamás descansan en sus empeños hegemónicos. Se pasan el testigo. Perfeccionan sus métodos.
A las nuevas repúblicas se les encamisó en la división internacional del trabajo. Se les obligó a producir uno o dos bienes agrícolas los que demandaban las potencias occidentales. Así se impidió la diversificación de las economías, el desarrollo industrial, científico y tecnológico. Así les arrebataron la soberanía alimentaría.
Hoy, una vez más, el imperio pretende usar la mecánica de la dependencia, obligar mediante el mercado a que los países tropicales produzcan maíz, yuca y caña de azúcar para la elaboración de combustible. El imperio quiere volver a los monocultivos no para el consumo humano sino para el consumo automotriz, a los monocultivos que arrasaran con nuestros suelos, bosques y ríos.
A los pueblos, para dejarlos sin identidad nacional, se les ha envenenado con programaciones audiovisuales alienantes, que reniegan de la historia, de la cultura, de la herencia indígena, de la africana. Por ejemplo, el 85% de las películas y programas audiovisuales que se ven el mundo, son producidos en Estados Unidos. Esos productos simplemente buscan mantener una marca mundial que se llama capitalismo.
La Soberanía fue disminuida en diversas áreas. Los teóricos del imperio prepararon gruesas tesis para limitar el papel del estado al de guachimán e intentaron desvanecer, con el disfraz de la globalización la concepción global de la soberanía.
Es de vital importancia que tengamos claros que independencia integral es Soberanía Alimentaría, industrial y ambiental. Y hacemos hincapié en ello, porque las potencias acabaron con sus boques al punto de querer quedarse con el Amazonas convirtiéndola en tierra de nadie. Las soberanías alimentarias, industriales y ambientales van de la mano. Las grandes extensiones de tierras ociosas deben servir para dar alimentos, para crear industrias transformadoras pero también para preservar la biodiversidad, el agua y las zonas frágiles. La armonía con el ambiente es fundamental para preservar la vida en el planeta.
Independencia integral es Soberanía cultural y educativa. La difusión creativa de nuestra identidad, costumbres, particularidades, idiomas, sistema económico. Pertinente es citar aquí, la gesta del fundador de Tanzania, Julius Nyerere, quien fomentó en su país el uso del idioma Suahilí, llevando, en veinte años, al 90% de su pueblo a hablar esa lengua. Sostenía el estadista africano que la masificación de los idiomas indígenas es esencial para la unidad nacional. Por ello, la importancia que tiene para el pueblo los esfuerzos de darse medios de comunicación nacionalistas, de fomentar la producción audiovisual con leyes y acciones, de aumentar la edición de títulos de libros para la formación y el cultivo de la gente. Independencia cultural y educativa es investigación, ciencia, tecnología. Un ejército de hombres y mujeres que respondan a las necesidades y aspiraciones de la Patria para alcanzar el desarrollo humano, el desarrollo integral. Una batalla nacional de Moral y Luces.
Independencia integral es Soberanía militar. El imperio creó doctrinas para desarmar a las repúblicas. Se quedo con la supremacía en la producción de armamentos y tecnología militar. Coparon los mercados con armas que iban desincorporando. Por eso, el disgusto de los imperialistas cuando un gobierno para garantizar la defensa y seguridad de la nación adquiere armas y tecnología bajo la guía de la pluripolaridad y el equilibrio internacional.
Independencia integral es Soberanía económica y financiera: Las instituciones de Bretton Wood, como el Banco Mundial y el FMI, eran las herramientas del capitalismo salvaje para arrodillar a los países del mundo. Porque los préstamos se hacían con condiciones atentatorias contra la soberanía de los Estados. Esa política llevó a los países del Sur a contraer deudas no productivas que se convirtieron en una pesada carga presupuestaria. Venezuela, en este glorioso mes de abril, mes de independencia ha anunciado el pago total de la deuda al FMI y al Banco Mundial. Es la independencia financiera, que redunda en más recursos económicos para la educación, la salud y la gente. Al imperio le preocupan las iniciativas como el Banco del Sur porque los pueblos del Sur no se atarán más a los demonios de la deuda externa.
Independencia integral es soberanía en energía, en política exterior, en comunicaciones.
Ese es el camino que recorre la Patria de Bolívar. Que es duro el camino lo es, como lo expresó el Señor Presidente de la Republica Hugo Chávez Frías, el 5 de julio de 2005, en el discurso de orden ante la Asamblea Nacional:
“Hemos recuperado la independencia política, ha costado Dios y su ayuda, ha costado el pueblo y su ayuda, pero estamos muy lejos, muy lejos del grado, del nivel de independencia integral que los pueblos necesitan, que las Naciones requieren y que desde algunos lugares del mundo pretenden negarnos como nos lo han negado siempre. La independencia política tiene que estar unida a la independencia económica mucho más difícil de lograr, más compleja, más dura. El camino es mucho más largo, más duro para independencia tecnológica, la independencia de nuestros modos de vida, en lo social, en lo cultural”.
La compresión de esa necesidad, es fundamental para alcanzar el objetivo de Nación plenamente soberana. Contra ello, la maquinaria imperialista trabaja noche y día, manteniendo vivo el dogma capitalista bajo el nombre de neoliberalismo, de mercado, de globalización…
Abril, abril, abril…tiempo sagrado, tiempo para la reflexión, para el ejercicio de la soberanía de pueblo, la única que legitima y autodetermina su destino. Solo ello explica, el rechazo popular contra las pretensiones imperialistas del 11 de abril de 2002 de torcer, el camino elegido por las venezolanas y venezolanos, que el 13 de abril de 2002 gritaron, contra el tirano un “No lo queremos”, y restituyeron en el poder al Presidente Constitucional de la Republica Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez Frías.
La evocación del 19 de abril de 1810, nos exhorta
a prepararnos constantemente para combatir los embates diarios del
imperialismo que ataca de diversas maneras. La perseverancia y
conciencia de los próceres de la independencia que dieron sus vidas por
los ideales libertarios, por la construcción de una Patria Igualitaria esta presente
hoy en la máxima que nos convoca para el fin bolivariano supremo de
darnos como Pueblo Soberano la Mayor Suma de Felicidad Posible. Esa
máxima es sin lugar a dudas: la vía al socialismo.
(Extracto del Discurso de Orden
en la Plaza de Bolívar de Caracas, 19 de abril de 2007)