Hace algo mas de dos siglos, la insurgente burguesía alcanzó una victoria histórica con la Revolución Francesa que proclamo, frente al absolutismo monárquico, el oscurantismo clerical y los señores feudales, la “Libertad, Igualdad y Fraternidad,” como base de toda sociedad civilizada, reivindicando la razón como la fundamento de la verdad y, la República como cimiento de la organización política del Estado pero, cercada por las viejas clases feudales de Europa, la Revolución Francesa se hundió en el caos fraticida de sus fracciones, hasta sucumbir a las ambiciones de Bonaparte, quien finalmente, declaró su imperio, revirtiendo los triunfos alcanzados por la rebelión popular de La Bastilla.
Fue América y no Europa a quien cupo la responsabilidad histórica de tomar las brillantes ideas libertarias de los revolucionarios franceses y convertir, su guerra larga y sangrienta de independencia del imperio español, en parte de un proyecto histórico republicano, basado en la triada de los Poderes Públicos, la soberanía popular y la afirmación de los derechos del hombre y la mujer, manteniendo hasta hoy, orgullosamente, tales instituciones, mientras que Europa preserva sus antihistóricas cortes de zánganos, holgazanes y parásitos, que viven en sus castilletes del esfuerzo creador y productivo de sus trabajadores y las trabajadores y de las riquezas que sus piratas, mercaderes, usureros y ejércitos de mercenarios, robaron y siguen robando a los pueblos del mundo.
Cuando a la burguesía imperial europea consolidó su renovada alianza política y económica con los viejos y nuevos señores feudales, rompió con el proyecto histórico de la República, muy cercano al sueño de sus enemigos históricos de clase, el proletariado, asumiendo como señuelo ideológico su Democracia explotadora de élites, como base de la legitimación de su poder, utilizando para ello la consulta electoral de la población, pero solo permitiendo la existencia de sus propios partidos y, estableciendo como límite del sistema, la defensa de la Propiedad Privada y de la Libertad de Explotación, primero de la mano de obra esclavizada y, después, de los nuevos esclavos de la modernidad: los asalariados y las asalariadas.
En nombre de su Democracia explotadora de élites y de sus decrépitas monarquías, reconvirtieron sus sistema esclavista en colonialismo explotador de los pueblos, promovieron terribles guerras para repartirse el mundo ajeno, cercaron y agredieron al Primer Estado de Democrático de los Trabajadores de los pueblos de Rusia y, en la segunda parte en el siglo XX, en nombre de esas Democracias del Capital, se hicieron la guerra a los pueblos en su lucha por su liberación del colonialismo y el imperialismo, impusieron sangrientas dictaduras y se apropiaron de las riquezas de Nuestra América.
Hoy, en la España de los herederos del carnicero de Guernica, Francisco Franco, agresores de los pueblos de la exYugoslavia, ocupantes del Líbano e invasores de Afganistán; defensores de esa Democracia del Capital representados por el escritor Vargas Llosa, el filosofo Fernando Savater y el cineasta Pedro Almodóvar, pretenden lanzar una campaña contra la heroica Cuba Revolucionaria, la de Maceo y Martí, la de Cienfuegos, Raul y Fidel, la de Vilma Espín y el Che, la de Stivenson y Elian, acusando de Dictadura al país que acaba de realizar sus limpias y multitudinarias elecciones para elegir a sus diputados y diputadas y, cuyos orgullosos pecados son los de estar desafiando, “ en sus propias narices”, al imperialismo y sus viejos imperios aliados de Europa y, no permitir que, bajo la reivindicación de la pluralidad democrática burguesa, se construya la “quinta columna imperial” que socave el sistema socialista democrático que, con 50 años de agresiones y bloqueos del imperialismo norteamericano y, aún con sus propios errores, es infinitamente superior que cualquiera de las Monarquías y Democracias Capitalistas del planeta Tierra. Patria o Muerte: Venceremos!
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