Como era previsible, la crisis sistémica que sacude el epicentro del capitalismo global, los Estados Unidos, tiene un efecto mucho más telúrico en sus colonias y neocolonias, tanto por su dependencia estructural de la metrópolis, como por el hecho de que sobre ellas se descargan los efectos más perversos, expresado en la reducción drástica del gasto e inversión pública, la ayuda social y los subsidios a los sectores vulnerables, el aumento de los impuestos, la reducción de los salarios, los recortes a la seguridad social y el despido masivo de funcionarios y obreros de la administración, sin que puedan desobedecer las decisiones del gobierno imperial.
De allí que no pudo haber sorprendido al pueblo y a los trabajadores del territorio colonizado de Puerto Rico que el “gobernador” Luis Forrtuño, haya decidido recortar radicalmente el gasto público, despidiendo cerca del 30.000! trabajadores de la administración pública y recortando el acceso y la calidad de los servicio de salud y educación del pueblo borinquen y, de manera especial, aumentado el pago de matricula en la Universidad de Puerto Rico, lo que constituye de hecho, la privatización de la Universidad pública, con la consecuente deserción forzada de cientos de estudiantes pobres y la imposibilidad de ingreso a los estudiantes de bajos recursos que tenían en este centro de estudios, la única posibilidad de profesionalización.
Aunque el gobierno colonial de Puerto Rico y los partidos de la dominación, pretenden reducir el debate sobre la crisis de la Universidad de Puerto Rico y su Huelga General Indefinida a un asunto meramente presupuestario, no hay duda que esta lucha, como la de la Isla de Vieque y todas las luchas populares desarrolladas en el seno del territorio colonial se convierten, por la naturaleza misma del sistema, en una lucha anticolonial, en la medida que cada vez más, amplios sectores de la sociedad borincana entienden que el origen de los gravers problemas sociales de Puerto Rico es consecuencia directa del sistema colonial que los Estados Unidos les impuso al final del siglo y que, en ese marco, es imposible superar los problemas históricos del pueblo puertoriqueño.
El conflicto social y político que hoy se desarrolla en los territorios coloniales de Puerto Rico no es ni puede ser considerado como un asunto interno de los Estados Unidos, porque desde los tiempos del Libertador Simón Bolívar, la lucha borincana siempre fue considerada como parte de la lucha general por la Soberanía y la Independencia de Nuestra América, lo cual ha sido reforzado por las decisiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas y su Comité de Descolonización, de considerar a Puerto Rico como un territorio sometido a una condición colonial y, en consecuencia, con derecho legítimo a la Autodeterminación e Independencia.
Puerto Rico es parte integrante e inseparable de Nuestra América, tanto por nuestro origen común como por la resistente identidad cultural latina de sus hombres y mujeres que, pese a los más de cien años de dominación colonial y bombardeo cultural a que ha sido sometido, mantiene su identificación con sus orígenes nuestroamericano y, en consecuencia, los pueblos de América Latina y el Caribe tenemos la obligación moral y política de estar al lado de la Huelga Estudiantil de la Universidad de Puerto Rico, la movilización de sus trabajadores y trabajadoras en contra de las medidas del gobierno colonial de Luis Fortuño y la lucha de pueblo de Hostos, Alvizu Campos, Lolita Lebrón, Mari Bras y Filiberto Ojeda por la Autodeterminación, la Independencia y la Soberanía.
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