1. Eran más de cinco mil trabajadores mexicanos miserables que en 1942 (hace ya 68 años), en medio de la Segunda Guerra, decidieron enlistarse para trabajar como peones en los campos de los EEUU. Este país los necesitaba porque varias decenas de miles de sus trabajadores fueron convertidos en soldados para trasladarse a Europa y Asia a defender los grandes intereses de los negociantes yanquis. Pero allí en los campos de California y Texas estuvieron los obreros mexicanos trabajando más de 16 horas diarias por salarios sumamente bajos para que ese país del Norte pudiera tener algodón, verduras, frutas, comida y servicios. Con un plan de ahorro, año tras año hasta 1964, entregaron el 10 por ciento de sus salarios a la caja que les garantizaría una especie de seguro de vida familiar; pero los administradores gringos se lo entregaron al gobierno mexicano y éste lo empleó, se lo robó y ahora no quiere devolverlos.
2. Estos trabajadores llevan 12 años reclamando la devolución de esos ahorros, que si les aplicaran intereses sobre intereses serían muchos millones de pesos. Desde el gobierno priísta de Ernesto Zedillo (cuando lograron organizarse) han venido realizando plantones, marchas, mítines y ninguna autoridad los ha querido escuchar. El pasado abril declararon: “Ante la insensibilidad del Gobierno Federal para atender con justicia a los ex braceros, el Frente Nacional de Organizaciones Braceroproa y el Centro Jalisciense del Adulto Mayor y el Migrante convocan a la marcha que demanda el pago en una sola emisión, y a la brevedad, del apoyo social de 38 mil pesos a cada ex bracero, viuda o sus hijos, otorgado mediante el Fideicomiso de Apoyo Social 2016 a Ex Trabajadores Migratorios Mexicanos. Los contingentes saldrán de Tamaulipas, Jalisco, Guerrero y Chiapas para coincidir en Tepeji del Río, Hidalgo, el sábado, aniversario del asesinato del líder campesino Emiliano Zapata”.
3. No debe olvidarse que cuando los “braceros” llegaron a los EEUU a vender sus brazos, que al parecer era lo único que tenían, México estaba también entrando a la guerra mundial aquel inolvidable 23 de mayo de 1942. Se usó como pretexto el ataque a los buques petroleros Faja de Oro y Potrero del Llano en el Golfo de México, pero la realidad es que México con este gesto iba a la cola de EEUU que, después de jugar hábilmente entre aliados y alemanes y pertrecharlos de armas, se decidió por los aliados. En aquellos años de 1939 a 1946, escribe Leopoldo Solís, se aprecia en México una constante disminución de la participación de los sueldos y los salarios en el producto social, pero, por otro lado, las utilidades de los propietarios fueron en constante aumento. Es decir, como siempre ha sucedido en la economía capitalista mexicana, los trabajadores producen y un puñado de ricos disfruta.
4. Según documento que me han enviado, la Alianza de Ex braceros del Norte 1942-1964, está conformada por alrededor de cinco mil ex braceros mexicanos que viven en estados como Washington, Arizona, California, Chicago y Nevada, que “están igual de pobres” que las personas de aquí y que por lo tanto, “si el gobierno de México se robó su fondo de ahorro, es una deuda histórica nacional, es un fraude nacional, no es un dinerito allí nomás, son miles de dólares que se le tienen que devolver… A pesar de estar viejos y cansados, a pesar de los años, los ex braceros seguimos en lucha en contra de la injusticia, insensibilidad, discriminación, mentiras, atropellos, segregación, burla y menosprecio que han hecho el Gobierno Federal y el H. Congreso de la Unión hacia nuestra legítima y justa demanda”.
5. ¿Estará el gobierno panista, después de 10 años en la Presidencia, esperando que todos la exBraceros mueran por vejez y miseria? ¿Lo mismo esperan los senadores y diputados que se dicen representantes del pueblo? De todas maneras esta batalla también corresponde a los hijos y los nietos; no puede terminarse porque no están pidiendo una ayuda o una limosna sino reclamando por un robo o un fraude del que fueron objeto. Lo malo es que también el pueblo mexicano, explotado miserable, que también está luchando para defenderse y por su vida, no ha podido unificar sus batallas en una sola: unificarse para la paralización del país hasta que se den solución a todos los problemas de los trabajadores. Porque la lucha de los exbraceros es absolutamente justa y humana, pero también las otras miles de batallas defensivas de los trabajadores y sus pueblos. Nos seguirán destruyendo mientras estemos aislados y nada de lo que hagamos será importante.
6. ¿Alguien tonto podrá negar que la lucha de los exbraceros es justa y humana? ¿O las batallas de los electricistas por su trabajo, la de los mineros, la de los oaxaqueños contra su gobierno, las del EZLN a favor de los indígenas, la de AMLO contra el despojo de que fue objeto o las de la CNTE contra el charrismo sindical y la mala educación? Todas ellas son batallas absolutamente justas pero ineficaces porque sólo han salido a la calle a desahogarse, a hacer calistenia, la mayoría de las veces a confrontarse, pero sin lograr nada. Espero que esas batallas que llevan ya más de 50 años hayan servido de experiencia para entender que mientras no arrodillen al gobierno y que este soluciones los problemas, sirven de poco y hoy de nada. En vez de 10 marchitas organicemos una pero que paralice las ciudades bloqueándola en todas sus partes. Pero eso sólo se logra con acuerdos unitarios.
7. Mientras los exbraceros entran a sus 13 años de lucha por una pequeña demanda: 38 mil pesos devaluados que se les niega, el gobierno de Calderón autoriza miles de millones de pesos “copeteados” a los festejos ridículos y tontos del bicentenario. Yo sólo espero que así como aquel pasaje en el que los ricos, hacendados e intelectuales vitoreaban al dictador Díaz en las fiestas del 100 aniversario de la independencia mientras la revolución estallaba en los campos de todo el país; se repita el mismo pasaje el próximo septiembre –días antes o días después- con una nueva revolución que por ahora no se asoma a la vista pero que es muy posible porque el gobierno está desesperado y no encuentra otro camino para gobernar que no sea lanzar a todo el ejército y la policía a las calles para evitar cualquier protesta o levantamiento del pueblo.
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