El Derecho es la expresión normativa de los poderes fácticos que
prevalecen en una comunidad, una nación o en el ámbito internacional. Su origen no
esta en la erudición de sus redactores ni en la sapiencia de sus doctrinarios, sino
en la voluntad omnipotente del Poder Político que de esa manera, define el
orden social en favor del intereses de las clases dominantes.
Así, desde que el Ser Humano paso de la barbarie a la civilización en sus diversos estadio y desarrollos particulares, el Derecho ha sometido a la Justicia al imperio de la necesidad de proteger al Estado de clases de las conductas que amenazan su Poder sobre el conjunto de la sociedad, convirtiendo este valor, en un apéndice referencial de la causa primera y última de la valoración de las conductas de los seres humanos en sociedad. Ese es el Derecho del Poder.
En el ámbito internacional, el Derecho del Poder es y sigue siendo aún hoy, la Justicia de los poderosos; por lo que, aunque en un proceso dialéctico, la sociedad contemporánea, expresada en los diversos Estados y representada por los gobiernos, han alcanzado importantes avances en el reconocimiento de valores inmanentes a la condición humana y de derechos y garantías esenciales para el desarrollo de la Humanidad, no menos cierto es que la protección de tales derechos han estado supeditados al interés superior de la fuerza hegemónica
dominante, por lo que el Derecho del Poder se ha reafirmado como el instrumento mediante el cual, los poderes fácticos del planeta le imponen a la comunidad de Estados y a la Humanidad, los intereses particulares de las grandes potencias.
Una de las manifestaciones más emblemáticas de esta manifestación del Derecho del Poder, lo constituye, sin duda alguna, la actual situación de la Corte Penal Internacional que, de surgir como la gran alternativa de Justicia ante la opresión social en algunos Estados y la conducta criminal de algunos gobernantes y grupos militares y económicos, contra su propia población o la de otros países, se ha convertido en el instrumento por medio del cual, los poderosos países colonialistas y neocolonialistas, fundamentalmente agrupados alrededor de
la Organización del Tratado del Atlántico Norte, OTAN, le imponen a otros Estados su visión del Derecho y la Justicia, mientras cometen, con toda impunidad, crímenes de guerra, crímenes de lesa humanidad y genocidio, sin que los responsables de tales delitos sean llevados ante la Corte Penal Internacional, CPI, creada por el Estatuto de Roma de 1998.
La Corte Penal Internacional nació con el apoyo de más de 160 Estados, quienes manifestaron su voluntad política de acabar con la impunidad pero, sin embargo, el TPI todavía no ha abierto ninguna causa por las dos guerra ilegales e inmorales de los Estados Unidos y la OTAN contra los pueblos de Irak, la guerra de agresión contra Afganistán y el genocidio perpetrado por la entidad de Israel contra el pueblo palestino de Gaza, por lo que siguen impunes los connotados criminales de guerra George Bush (padre e hijo) Tony Blair, José María Aznar, Condoleezza Rice, Rumsfeld, Ehud Barack
En sentido contrario, el fiscal del TCP, Luis Moreno Ocampo, contrariando las resoluciones de La Liga Árabe, el Movimiento de Países No alienados y la Conferencia Islámica, quienes constituyen las tres cuartas partes de los Estados integrantes de las Naciones Unidas, dictó una auto de búsqueda y detención internacional contra el presidente Sudanés Omar Hassan Al Bashir, acusándolo de supuestos crímenes de guerra en la región de Darfur; precisamente en el momento en que con la intervención del presidente Al Bashir, los grupos rebeldes del
sur de Sudan llegaron recientemente a un acuerdo con el gobierno central e iniciaron el proceso de pacificación y solución política del conflicto..
El comportamiento políticamente motivado de los jueces y el Fiscal del Tribunal Penal Internacional no hace sino confirmar el dominio que sobre el sistema internacional tienen los Estados Unidos y sus aliados de la OTAN, lo cual cuenta, desgraciadamente con la permisiva conducta de dos potencias internacionales , la Federación Rusa y la República Popular China, quienes debería estar llamadas a equilibrar las fuerzas que se confrontan en el escenario internacional y, así evitar que el imperialismo norteamericano le imponga a la Humanidad su estrategia de guerra total, que pone en peligro la sobrevivencia misma de la Humanidad y su hermoso planeta azul: la Tierra.
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