“Yahvé
juega crueles bromas al pueblo de Israel”, suspira el viejo Mordahai,
judío holandés huérfano del holocausto y marxista de la vieja guardia,
a la segunda botella de vino en un café de Montevideo: “Los nazis
nos trataban como animales y los sionistas nos tratan como alemanes…”
“Los alemanes
y los judíos permanecimos juntos el tiempo suficiente para entender
sin comprender, para imitar sin admirar, para ser igualmente fariseos.
Cuando Sigmund Freud afirmó, y la ciencia confirmó, que Moisés era
un egipcio, los judíos inventamos un chiste: “Mejor, porque así
arrojamos sobre los árabes la responsabilidad de la cultura judeo-cristiana”.
¿Y sobre quién arrojamos la culpa de nuestros crímenes de hoy?
Sobre los árabes en general y los palestinos en particular. Como decían
los nazis, y aceptaban dócilmente los honrados alemanes del III Reich,
las víctimas son culpables por ser lo que son y hacer lo que hacen.
Una argucia tan efectiva que Israel la copió de Alemania y los yanquis
la copiaron de Israel: El “terrorismo” se ha vuelto la justificación
planetaria del genocidio implícito en toda política imperial”.
LIMPIEZA
ÉTNICA Y ESPACIO VITAL
Con Mordahai siempre estamos de acuerdo en la bondad del vino y las banalidades de base como que la expulsión de los palestinos no fue un acto de legítima defensa ni la consecuencia de una cadena de eventos, sino la aplicación de una premisa del sionismo, cuyo fundador Theodor Herzl señalaba hace un siglo en su diario la necesidad de expulsar a la población desposeída al otro lado de la frontera.
En 1948, apenas tres años después del Holocausto, los sionistas fundaron el Estado de Israel sobre los campos, ciudades y aldeas confiscadas a más de medio millón de palestinos expulsados manu militari por las nacientes fuerzas armadas de Israel. Esta primera Nakba o “catástrofe”, ordenada por el líder judío Ben Gurion con la feroz lógica del “espacio vital”, fue facilitada por la inexistencia de un Estado y un ejército palestino y por la indiferencia de los vecinos árabes ante la suerte de la “población desposeída”. Pero con las sucesivas oleadas de centenares de miles de refugiados palestinos, la indiferencia pasó a desconfianza y, peor aún, a problema político para los estados árabes. Durante los años 60 y 70, la militancia palestina de los campos de refugiados se irradió a las sociedades anfitrionas, al punto de ser sentida y tratada como amenaza, particularmente en el Líbano, y en Jordania donde los palestinos constituyen hoy el 60 % de la población. En total, los refugiados, incluyendo los del ghetto de Gaza, suman casi cinco millones. Sus ojos de miedo y rabia velan el sueño de la razón judía. “Un sueño que engendra monstruos como el canciller Avigdor Lieberman, ese matón racista y fascista a quien los nazis hubieran expulsado del Partido por patán...” remata MordahaiEL ALMA
JUDIA
El genocidio
palestino es el pecado abominable, la inhumanidad en el inconciente
colectivo de los judíos, ya sean creyentes o ateos, conservadores o
progresistas, ciudadanos de Israel o quienes viven bajo otras nacionalidades
en exiguas minorías o colonias numerosas como en Estados Unidos y Argentina.
La alta tragedia palestina que traga víctimas y victimarios, desgarra el alma de quien no la perdió tratando de justificar el injustificable abuso del poder militar de Israel para oprimir, expropiar y expulsar al pueblo palestino. El daño irreparable que el Estado de Israel le causa a los palestinos, va de la mano ensangrentada con el irreparable daño moral que recibe el pueblo judío, cómplice y beneficiario tácito de uno de los grandes crímenes de nuestro tiempo.
EL GOLEM DEL GOLÁN Las Fuerza de Defensa y las Industrias Militares de Israel adquieren cada vez más importancia en la economía del país. En 2009 las exportaciones militares de Israel pasaron, de 271 mil millones de dólares en 2008, a 760 mil millones. Israel es el principal receptor de asistencia militar de Estados Unidos y su aliado en las grandes opciones estratégicas (aislamiento de China e Irán & rediseño del Medio Oriente) y en operaciones tácticas de “contrainsurgencia” (sabotaje, tortura y asesinato) contra movimientos populares del Tercer Mundo. En política interior fue causa y consecuencia del lento pero seguro viraje a la derecha y el fin de la esperanza socialista de los kibutz y los sindicatos. Y remata Mordahai “…al grado de tener como Canciller a un racista y fascista como Avigdor Lieberman, despreciable matón a quien los nazis hubieran expulsado de su Partido por patán”. ¿ISRAEL QUIERE PAZ?Mordahai
me habla del “histórico” 1º de Diciembre de 2003, cuando el viejo
sheik Ahmed Yassin, fundador de Hamas, declaró que firmaría la paz
a cambio de la creación del Estado palestino en la Franja de Gaza y
en la Ribera Occidental. Por la paz, Yassin-Hamas aceptaba aunque sea
sólo el 20 por ciento del territorio que los palestinos exigían anteriormente.
Una oferta sin precedentes garantizada por la autoridad moral de un
santo varón como Yassin. A fuerza de bombas, Israel había ganado la
paz.
YASSIN
Yassin,
además de sordo y casi ciego, era tetrapléjico yu estaba confinado
a la silla de ruedas desde los 12 años por un accidente de fútbol
en un campo de refugiados. El Estado de Israel lo conocía bien, pues
lo había detenido en 1983 y liberado sin cargos dos años después;
lo detuvo de nuevo en 1989 y lo condenó a cadena perpetua pero lo liberó.
sólo para encarcelarlo de nuevo en 1991 y liberarlo en 1997 para un
intercambio de prisioneros. Pero el nombre de Yassin estaba escrito
en hebreo, y el 6 de septiembre de 2003 un F-16 lanzó una bomba de
250 kilos sobre su casa, matando a muchos e hiriéndolo gravemente. Luego
vino su histórica declaración de paz del 1º de diciembre, a la cual
respondió Israel con 2 helicópteros de ataque y tres misiles de alta
tecnología que despedazaron al octogenario cuando lo traían a casa
después de su plegaria matutina. Junto a Yassin y otras siete personas,
el Estado de Israel asesinó a sabiendas la primera y última posibilidad
de paz verdadera en Medio Oriente. “Porque para Israel, sentencia
Mordahai, “ni paz es victoria ni victoria es paz”.
En el año
2005 el viejo Golem regresó a sus raíces en una tira cómica del periódico
israelí Yedioth Ahronoth, como un superhéroe que protege a Israel
de sus problemas internos y existenciales. “Pero, exclama Mordahai
¿Quién nos protegerá de nuestros protectores? ¿Quién
lavará el alma judía de las atrocidades de Israel? ¿Hasta cuando
permitirán los judíos que los traten como alemanes?
COARTADA
DE LOS DOS ESTADOS
La existencia
paralela de “dos Estados”, Israel y Palestina, es una patraña tan
siniestra como la del “autogobierno judío” del Gueto de Varsovia.
Es la coartada legalista y mediática, previa y simultánea, para la
expulsión o extinción gradual de los palestino, hoy rehenes del Faraón.
rotheeduardo@hotmail.com