Señor Álvaro Uribe Vélez presidente de la República de Colombia.
Una modesta carta a título personal al Sr. presidente Uribe, que en varias oportunidades para orgullo nuestro estrechó mutuamente la mano amiga de Venezuela, la cual hoy con hondo pesar lamenta no darle de nuevo un apretón de manos, porque lastimosamente en estos momentos y a pocos días para que caduque su mandato, ya ni siquiera nos muestra aunque fuese tan solo un puño cerrado, por el contrario solo nos tiende un amenazante y afilado garfio.
Se apagó la sonrisa de la pareja enamorada colombo-venezolano, ya que la sombra de la guerra pesa demasiado.
Sr. presidente Uribe, por su odio desmesurado y para nada edificante, dos hermanados y vecinos pueblos ya no se besarán en las mejillas bajo las notas de un vallenato o un pasaje llanero. Sus corazones se distanciarán ante el zumbido de los cañones que mutilan el alma, producto de su malapraxis en el quirófano de la necedad y la venganza.
En medio de un maquiavélico plan Ud. y nadie más que Ud. Sr. Presidente Uribe, en bandeja de plata entregó la Sagrada soberanía latinoamericana al imperio yanqui. ¡Oh Dios! Pudo Ud. haber gobernado en función de la Patria Grande, no obstante su legado tan solo fue un desperdicio. Lo que ayer fue mi admiración por Ud. hoy es compasión y tristeza.
Una intervención armada directa sin motivo alguno de la potencia hegemónica del Norte a nuestra Nación, para nada elegante sería ante los ojos del mundo y en cambio utiliza a Venezuela y Colombia cuan muchachitos peleones y como en tiempos de hermosa e inocente niñez, les demarca a ambos una provocadora rayita, para ver cual de los dos hijos del Samurái de Libertades se pisa primero.
Dura realidad Sr. presidente Uribe, la suerte de la Patria Bolivariana de Venezuela está echada, quizá más temprano que tarde suene el clarín en una madrugada de rígido despertar, así lo ambicionó Ud. su Señoría. Tal vez se tiñen de rojo los acantilados del generoso pueblo latinoamericano, rogamos al Altísimo porque nada de esto suceda, pues no existe alhaja que pueda tarifar la dignidad del hombre que verdaderamente ame su libertad
Pero lamento decirle Sr. presidente Uribe, a lo mejor regocijado y cómodo desde su casa no podrá presenciar su anhelada marea roja, le diré porqué, la férrea estructura de la Cosa Nostra imperial no la integra un simple mortal como lo es Obama, el presidente de Norteamérica sigue siendo una utopía en la Casa Blanca, motivo por el cual nos tragaremos sin masticar lo que fueron palabras de aliento y para muchos la esperanza de un claro amanecer a escala mundial, el verdadero y frío regente del andamiaje de poder político y militar de los Estados Unidos, es el mismo monstruo de los siete jinetes apocalípticos más racista, cruel y sanguinario de todos los tiempos, que con grosera arrogancia instaló las siete sucursales del Infierno en suelo latinoamericano, Sr. Uribe, su aliado y querido imperio no tiene amigos ni respeta pactos de ninguna naturaleza, después de haber logrado cada objetivo, odia dejar cabos sueltos, los hechos a través del tiempo lo han demostrado, simplemente por eso señor presidente Álvaro Uribe Vélez, usted no podrá presenciar los toros desde la barrera. Señor presidente Uribe, Dios quiera que no, si las rejas de una fría celda le llegasen ha servir de marco a su consternado rostro lejos de su tierra natal, yo que no albergo rencor por nadie ni venganza alguna, y si salgo ileso de la posible contienda que se avecina, a pesar de todo Ud. seguirá siendo mi hermano y de corazón le digo, que una lágrima acompañará la oración por su bienestar, en una noche de insomnio y de mucho dolor.
Estado Carabobo