En México ni políticos ni candidatos dan una posición acerca de los EEUU, a pesar de la enorme dependencia

1. Después de los presidentes de la República Lázaro Cárdenas, López Mateos y Echeverría Álvarez que sí adoptaron en momentos posiciones críticas respecto a los gobiernos de los EEUU, los demás mandatarios -incluso como candidatos oficiales o de oposición- han construido sus discursos, programas y declaraciones, haciendo como si los EEUU no existieran. Pareciera que ese poderoso país acreedor que cada año se queda con miles de millones de dólares de nuestro presupuesto, no tuviera que ver con México, como si no fuera el que determina nuestras políticas y el que nos mantiene dominado como país. Hace por lo menos 25 años que ningún político de alto nivel se atreve a criticar o condenar al saqueo que ejercen los EEUU en México y Latinoamérica o por lo menos a explicar abiertamente nuestra dependencia. Las batallas de Fidel Castro, Hugo Chávez, Evo Morales y Daniel Ortega les ha importando un bledo.

2. A partir de 1982, año que se sitúa el inicio en México del neoliberalismo, la privatización salvaje de la economía y la profundización de la dependencia respecto a los yanquis, los gobernantes mexicanos sólo han tenido palabras de agradecimiento y respeto hacia los poderes de aquella nación. Los presidentes Salinas, Zedillo, Fox y Calderón fueron simples administradores en México de los intereses de los poderosos inversionistas de aquel país. No solo no fueron críticos de las invasiones, las guerras y los saqueos yanquis en el mundo, sino que incluso las apoyaron con su silencio y sus votos. No me parece extraño en esos presidentes derechistas y proempresariales, pero lo que más me preocupa es que en las voces de se autodenominan, nacionalistas, progresista y de izquierda tampoco se hable (ni López Obrador en su libro) del tremendo papel, del profundo daño que hace EEUU a México y América Latina.

3. Siempre me ha parecido de lo más elemental iniciar cualquier análisis, programa o proyecto político hablando de la conformación del país y su eterna dependencia respecto a la política y economía internacional. ¿Qué pasó con Latinoamérica y con México cuando dieron los primeros pasos de su vida independiente y se encontraron con los países europeos y los EEUU que usaron todos sus poderes para someternos y saquearlos? ¿Acaso los países colonialistas e imperialistas no nos impusieron una estructura de dominación para evitar que levantemos nuestra economía? ¿Se olvida que nuestras clases criollas explotadoras y corruptas fueron las representantes del sistema de dominación imperial que garantizaron nuestra sumisión? ¿Cómo explicar que México y la mayoría de los países de la región deben seguir planes neoliberales del FMI y el BM llenos de prohibiciones para invertir en gastos sociales como salud y educación?

4. El pueblo de México tiene el derecho de saber la posición que tienen sus gobernantes y políticos respecto al terrible papel de dominación que tienen los EEUU sobre la política y economía mexicana. Han mantenido en tan grande ignorancia a la población que luego no sabe explicarse el problema migratorio, los asuntos de comercio productivo, lo que significa el narcotráfico, la venta abierta de armas, la capacitación y el entrenamiento del ejército, etcétera. México es quizá el país más sometido y esclavo de los EEUU, pero nadie dice nada, quizá por ignorancia, miedo, oportunismo y cobardía. ¿Por qué México siempre es puntual en el pago de la deuda externa sino tiene enormes necesidades de inversión en refinerías, creación de empleos, exploración de petróleo y decenas de inversiones que permitan crecer al país en beneficio de la población mayoritaria? Por eso se ha dicho que “es un cachorro del imperialismo”.

5. Saquemos a nuestro pueblo de la ignorancia política para evitar que sea siempre manipulado. Digámosle que México y los países de Centro y Sur América son países “subdesarrollados” y miserables porque durante siglos los han explotado y les han robado sus riquezas por las invasiones y guerras encabezadas por los gobiernos y los ejércitos de los países imperiales. Basta ya que se sigan autodenigrando porque las clases dominantes les han metido en la cabeza que son flojos, borrachos, ignorantes e irresponsables. Ya incluso la mayoría se lo cree. El hambre y las muertes por enfermedades curables de millones de indígenas y campesinos de Chiapas, Oaxaca, Guerrero y de miles de pueblos de América Latina, África y Asia son culpa de los países imperialistas y de sus representantes que gobiernan en cada país. Y aquí también lo importante: Nada cambiará mientras no hayan revoluciones profundas.

6. ¿Tendrán miedo los políticos explicar y denunciar que los que han impuesto a los gobiernos más dóciles y sumisos en cada país no han sido otros que una combinación entre intereses yanquis y los oligarcas de cada nación? Los yanquis siempre han propuesto o por lo menos aprobado (dando el visto bueno) a los presidenciales en turno. Esto ha sido así desde el derrocamiento yanqui de Madero en 1913, la invasión de 1914 a Veracruz que aprobó a Carranza y los Tratados de Bucareli con que los yanquis reconocieron al gobierno de Obregón. Lo mismo ha sucedido en casi todos los países de América Latina. ¿Cómo entonces no explicar esto a nuestro pueblo para que comprenda porque los EEUU es un país de “Primer mundo”, con gigantescas riquezas acumuladas mediante el robo y los saqueos sobre los pueblos que han sometido en el llamado “Tercer mundo”? No debemos permitir que se confunda para seguir inmovilizado.

7. El nacionalismo mexicano, si bien en el siglo XIX y los años 20 y 30 del XX jugó un importante papel para evitar que los países europeos y los yanqui se adueñaran de nuestro país, hoy ese nacionalismo patriotero (“México, México, como México no hay dos”) ha servido para aislarse del contexto internacional en el que se lucha contra nuevas formas de dominación imperial que someten al mundo. Hay que exigir que los gobiernos y los políticos manifiesten sus posiciones acerca de la explotación, la venta de armas, la producción y almacenamiento de bombas nucleares y las guerras imperialistas que se extienden en el mundo. ¿Cómo es posible que un país como México pobre y humillado, traspatio de los EEUU, endeudado y sometido, no se hable del enorme papel de ese país imperial sobre su vida? ¿Cómo puede permitir que América Latina se siga llenando de bases militares y barcos de guerra yanquis?

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Pedro Echeverría V


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