La estrategia y la táctica, los programas máximo y mínimo y el programa de transición son importantes

1. Rubén Darío (RD), amigo panameño, me escribe “Uno de los problemas que tenemos los de izquierda con relación a participación en la lucha social, es ver muchas veces las cosas a través del prisma ideológico y no político, lo que nos lleva a la división de la cual tú (Pedro) hablas de oportunismo y sectarismo, de allí a que lo oportunista resulte lo político y lo sectario lo ideológico, esto último aparece como una especie de fundamentalismo. Muchas veces no se utilizan las categorías de táctica y estrategia siendo esto muy importante. Para definir la táctica debemos tener muy afinada primero la idea de la estrategia. Hay grupos que se quedan en esa visión y caen en el tacticismo, que significa lucha, lucha, movimiento, movimiento; pero, ¿hacia donde? En cuanto a lo de estrategia, muchas veces no se distingue que la misma debe ser contextualizada, en la época, la etapa y la fase por la que transcurre el movimiento dado”.

2. Me parece que RD razona muy bien. La realidad yo sólo hablé del oportunismo y el sectarismo tratándolos de ubicar en la historia. Recuerdo que los usos de las palabras estrategia y táctica son de origen militar, es decir, así planean o planeaban los militares sus estrategias de guerra; los leninistas (no se si Marx también) recogieron aquellas ideas. La socialdemocracia, Stalin más adelante, interpretó esos planteamientos como “programa máximo y programa mínimo” llevando a lo que se conoció como “revolución por etapas”. Lenin defendió en 1905 su “programa mínimo revolucionario”; en 1917 en El Estado y la Revolución se radicalizó y en 1920 –en el poder- combatió “el infantilismo de izquierda”. Trotsky, sólo hasta 1938, elaboró su “Programa de Transición” con el fin –según dijo- de echar abajo el programa por etapas y demostrar que todo está entrelazado y así la revolución no se detenga.

3. El programa mínimo del partido Bolchevique –según Lenin de 1905- el programa de las transformaciones políticas y económicas inmediatas, es completamente realizable: por una parte, a base de las relaciones económico-sociales actuales y necesarias; por otra parte, para dar el paso siguiente, para realizar el socialismo. Señala: al fijar como tarea del gobierno provisional revolucionario la aplicación del programa mínimo, elimina “las absurdas ideas semianarquistas sobre la realización inmediata del programa máximo”, sobre la conquista del Poder para llevar a cabo la revolución socialista. El grado de desarrollo económico de Rusia y el grado de conciencia y organización de las grandes masas del proletariado hacen imposible la emancipación inmediata y total de la clase obrera. La revolución en curso no es más para Lenin que una primera etapa que será seguida de una segunda.

4. Trotsky planteó que la social-democracia clásica (la Berstein) que desplegó su acción en la época del capitalismo progresivo (fines del siglo XIX), dividía su programa en dos partes independientes una de otra; el programa mínimo, que se limitaba a algunas reformas en el cuadro de la sociedad burguesa y el programa máximo, que prometía para un porvenir indeterminado el reemplazo del capitalismo por el socialismo. Entre el programa máximo y el programa mínimo no existía puente alguno. La SD no tenía necesidad de ese puente, porque sólo hablaba de socialismo los días de fiesta. Se olvida que en la medida en que las reivindicaciones parciales –“mínimas”- de las masas entren en conflicto con las tendencias destructivas y degradantes del capitalismo decadente, hay que auspiciar un sistema de reivindicaciones transitorias contra el sistema burgués.

5. Como podrá verse, ha corrido mucha tinta analizando el asunto entre diferentes corrientes revolucionarias buscando los mejores caminos (cortos, largos, sinuosos, planos) que permitan arribar a las mejores condiciones para la transformación de los países y el mundo. La búsqueda de ideas que permitan mejores condiciones para derrotar a la burguesía no es nada sencillo. ¿Cuántas miles de veces hemos realizado acciones con la mayor voluntad y honestidad para luego, pasados unos meses o años darnos cuenta que nos vieron la cara de tontos, que se burlaron de nosotros, que nos usaron como escalera en beneficio de grupo?  Por eso es obligatorio que en cada lucha política y social queden muy claros los objetivos por los que se lucha, las estrategías que deben usarse y el camino más consecuente para seguir. No olvidar que los medios deben estar siempre acordes con los fines.

6. En la izquierda, sobre todo entre los jóvenes, desde los ochenta no se discute sobre objetivos, estrategias y tácticas, provocando que muchas veces se den contra la pared. Como preguntaría Mao: ¿Quién es el enemigo principal?, ¿el enemigo segundario? ¿La fuerza revolucionaria principal y las fuerzas aliadas? El ejército mexicano, que sí sabe de objetivos y estrategias, planeó que de su objetivo principal inicial era el narcotráfico, que su estrategia era ocupar el país y su táctica invadir zona por zona golpeando sin piedad todo lo que se mueva. Pero en los últimos meses han cambiado: su enemigo es el terrorismo, su estrategia combinar fuerzas con el ejército yanqui para dominar el país y sus fronteras y su táctica el uso de fuerzas de mar, tierra y aire para cazar a todos aquellos que busquen desestabilizar el país. Esto nos demuestra que los militares tienen toda una organización estratégica.

7. En México mientras los luchadores anticapitalistas tienen un objetivo antisistémico, otros, los socialdemócratas, tienen como objetivo alcanzar mediante elecciones el gobierno, que no el poder. ¿Cuál es la estrategia? Los anticapitalistas, sin mayores recursos que la voluntad, la honestidad, la razón y la valentía, están claramente a la defensiva buscando formas para responder a la represión, al encarcelamiento y a los asesinatos, sin quedarles tiempo para pensar en la ofensiva, Por el contrario los socialdemócratas se mueven cada vez mejor, como el pez en el agua: sus estrategias aliancistas quizá no les den la presidencia en corto tiempo –y lo saben., pero cada día cuentan con más presencia institucional, con más chambas y mayores ingresos. Entonces, ¿están claros nuestros objetivos, hemos trazado nuestra estrategia para unificar fuerzas de masas y nuestras tácticas de lucha buscan agrupar o dividir?

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Pedro Echeverría V


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