Un mundo dominado por el capital financiero, por la guerra, la militarización de las relaciones internacionales, la producción bélica y la lógica del mercado mundial, no es viable como futuro de la humanidad.
La producción para la vida, la sostenibilidad ecológica, las energías renovables, los mercados y producciones locales en un contexto mundial, el gobierno de la gente y un movimiento mundial por la paz, son el futuro.
El acuerdo Chávez-Santos tiene que ver con esto. El interés de Santos ha sido básicamente comercial. Pero con la inclusión de los temas de seguridad y los problemas fronterizos, se tocó una parte esencial del problema. Regularizar la situación en la frontera, comprometiendo a Santos, es una de las claves para frenar las manipulaciones mediáticas y limitar la estrategia de EEUU, que sólo prospera con la guerra.
Es una apreciación equivocada pensar que las Farc frenaron un ataque militar a Venezuela, pues no le dieron libertad a Uribe para movilizar fuerzas hacia la frontera. Es no tener idea de cómo son las guerras contemporáneas, en las que los éxitos de la infantería no son la clave del inicio. Se caracterizan por los bombardeos y ataques misilísticos masivos, que destruyen las fuentes económicas, las comunicaciones, los hospitales, las fuerzas militares, que siembran pánico y muerte en la población civil. Lo que no ha habido es la justificación política. Nuestro futuro no puede ser el de Irak.
Algunos siguen creyendo que después de una guerra larga, conquistaremos la felicidad. La destrucción de varias generaciones, la cultura y las bases espirituales de un país, no puede ser el precio.
Las fuerzas concentradas en Colombia por EEUU están en capacidad de demoler las bases territoriales de las Farc ¿Por qué no lo han hecho? ¿Será porque políticamente las necesitan, así como necesitan a Bin Laden? La solución en Colombia y en el mundo, es una solución política. No es fácil, nunca lo ha sido. A veces es más fácil el camino de la violencia.
Fue clave poner el tema en Unasur y sacarlo de la OEA. Fue una derrota del Uribismo. Pese a lo que Santos haga en el futuro, el acuerdo Chávez-Santos, también lo fue. Por eso el carro bomba en Bogotá, de clara factura derechista. Todavía falta, pero Chávez y Maduro hicieron lo que tenían que hacer.
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