1. Nunca hay que confiar ni creer en las palabras de los políticos porque ellos no buscan verdades sólo defienden intereses. ¿Qué llevó a Hillary Clinton, segunda en la jerarquía política de los EEUU, a decir que “los cárteles de la droga se estaban transformando en algo parecido a “una insurgencia”, y que controlaban algunas secciones de territorio, para concluir que México se parecía cada vez más a la Colombia de hace 20 años? ¿Estaba pidiendo a gritos la intervención del ejército yanqui porque el gobierno de Calderón es incapaz de acabar con la llamada “delincuencia organizada” que se está transformando en un movimiento de “insurgencia” a punto de tomar el poder, tal como sucedió en Colombia con las FARC? ¿Estaba sugiriendo que Calderón sea hecho a un lado para colocar en el gobierno a un personaje que garantice los enormes negocios que los EEUU tienen en México? ¿Es la Clinton del sector de los halcones yanquis?
2. Pero inmediatamente Calderón, demostrándole su debilidad, se quejó ante Obama y éste respondió de inmediato en una entrevista para componer lo dicho por la secretaria de Estado y dijo: “México es una democracia amplia y progresista, con una economía creciente, y en consecuencia no se puede comparar lo que está pasando ahí con lo que ocurrió en Colombia hace 20 años”. Pero –al margen del gobierno, la clase política y el empresariado, que defienden su poder- el pueblo sabe que Obama miente porque en México no hay democracia, no hay economía creciente y, en muchos aspectos, sí se puede comparar con Colombia de hace 20 años. ¿Acaso hace 20 años, como hoy en Colombia y México, no existía y hay pobreza, miseria, desempleo, salarios de hambre, persecución política, asesinatos por miles? Sin embargo la funesta clase política y empresarial buscan tapar la realidad y las declaraciones de Obama contribuyen a ello.
3. El secretario asistente de Estado para Asuntos Hemisféricos, Arturo Valenzuela (chileno-yanqui) quiso corregir –de manera cantinflesca- el uso del término “insurgencia” e indicó que no se debían “malinterpretar” las palabras de Clinton. “Lo que nos preocupa es que uno ve el desarrollo de fenómenos como coches bomba, que son actos de terrorismo… pero el término insurgencia (en México) no es lo mismo que insurgencia en Colombia”, dijo al explicar que no hay motivaciones políticas del crimen organizado y que la secretaria sólo aludía a un incremento de la violencia, “pero no bajo términos de insurgencia”. Claro, la exsecretaria de exterior, la arrastrada priísta Rosario Green, aprovechó la oportunidad para lanzarse contra la Clinton buscando engañar a los electores con la misma demagogia que ha reinado en México entre los politiqueros entreguistas: “sobre mi cadáver… defenderé a México hasta la muerte” y otras bobadas.
4. La pregunta entonces podría ser: ¿Se están transformando los diferentes grupos de la llamada “delincuencia organizada”, los Zetas, la Familia y demás, en “insurgentes”, es decir, en fuerzas que luchan contra el gobierno y la clase empresarial? No hay muchos elementos para decir que sí porque las guerrillas que han luchado en México –por lo menos desde la década de los sesenta- siempre proclamaron sus principios políticos e ideológicos, así como sus fundamentos contra la economía y la política del gobierno y empresarios capitalistas. También secuestraron, asaltaron, incluso ante las persecuciones que sufrían se vieron obligados a matar; pero siempre exigieron la publicación por los periódicos de sus documentos y proclamas. Además parece haber predominado en las guerrillas de Chihuahua, Guerrero, Oaxaca, Chiapas, las luchas de autodefensa, es decir, la defensa de sus tierras, sus familias, su vida contra el gobierno.
5. La Clinton debería demostrar, con papeles de la CIA, los fundamentos de sus declaraciones y, seguramente sería una bomba. Fuera del texto de algunas mantas de los narcotraficantes que dejan pasar los medios, nunca he leído un documento político, económico, social en el que estas personas expliquen hacia dónde van. Se que han secuestrado a cientos de empresarios-banqueros, que han matado a cientos de políticos y que es posible que tengan en su poder al político-empresario que junto con Carlos Salinas, es el más corrupto de México, el tal De Cevallos; sin embargo el que estén golpeando a la clase dominante (a políticos y millonarios) no me dice que estén representando a las clases pobres, como sí lo harían los izquierdistas. Más bien me hace pensar que están arreglando cuentas con sus socios, con quienes hacían muy buenos negocios con ellos y ahora quieren pasar como si no estuvieran embarrados.
6. Poco me interesan las particularidades o las grillas políticas entre personas porque éstas sólo son parte de la clase social a que pertenecen; pero no dejo de observar que las clases dominantes suelen dividirse peleándose por obtener mayores ganancias, pero cuando surge un fuerte enemigo se unifican para defender sus intereses en conjunto. Cada vez que sale una declaración: como cuando dijo Fidel Castro que los mexicanos conocían más Mickey Mause que a Benito Juárez o cuando desenmascaró a Fox y a Castañeda de ser perros falderos de Bush, la clase política, los empresarios y los medios de información se lanzaron contra Castro. Lo mismo ha pasado contra la Clinton que dijo algunas cosas y seguramente tiene escondidas otras en el Departamento de Estado yanqui que a muchos nos ayudará que los suelte. ¿A que mexicano honrado no le gustaría saber los negocios de Salinas, Zedillo, Fox, Calderón, Cevallos, Gamboa Patrón, etcétera?
7. En Colombia las FARC no son cultivadores ni exportadores de droga; los que sí, son insurgentes que desde 1964 han venido luchando contra los gobiernos capitalistas que han hecho más pobre y miserable al país; son luchadores izquierdistas que desde hace 46 años han sufrido cárceles, asesinatos, bombardeos de parte del gobierno y los militares colombianos aliados con el ejército yanqui. Si las FARC no han triunfado no es por carecer de apoyo del pueblo campesino y explotado sino porque Colombia ha sido siempre un país ocupado por cientos de miles de espías y militares de la “inteligencia” yanquis que durante décadas han tratado de destruir a la guerrilla. Por eso las declaraciones de la Clinton son peligrosas: una mayor intervención yanqui en México –con el pretexto de la llamada delincuencia organizada y el terrorismo, buscaría destruir a todos los grupos de la izquierda real, es decir, a lo mejor de nuestro pueblo.