que, como literato, el mismo Alfred Nobel está de acuerdo con que le hayan otorgado el premio, y le
den su medalla, del mismo modo que todavía está muy disgustado porque no se lo dieron al argentino
Jorge Luis Borges, quien también lo merecía… y más.
Hago esta salvedad, en beneficio de la justicia, porque me referiré a lo injusto de sus declaraciones,
dada la situación que vivía el pueblo colombiano en ese periodo en que las hizo.
Como si fuera el Papa de la Iglesia democrática, fundamentalista, integrista y dogmatica, su Santidad
Mario Vargas Llosa, en la época de la seguridad democrática, pasó por Colombia echando incienso y
bendiciones al gobierno del ex presidente Álvaro Uribe Vélez.
En su sus sermones dijo que le parecía maravilloso y que apreciaba mucho lo que éste estaba haciendo
por el país; dijo que solamente le preocupaba, un poco, que quisiera una segunda reelección para
ejercer un tercer mandato.
La injusticia de sus declaraciones pudo ser cometida, gracias a la ignorancia total de los hechos.
Creo que éste fue el caso, porque en su gobierno el hoy ex presidente Álvaro Uribe, aplicó la estrategia
del Rey Giges, (El señor Vargas Llosa, sabe de qué estamos hablando exactamente), como lo prueba el
hecho de que muchísimos funcionarios de su entorno más cercano estén afrontando investigaciones, en
la Fiscalía General de la Nación, en la Corte Suprema de Justicia y otros hayan sido condenados en los
juzgados, e inclusive algunos hayan sido sancionados administrativamente por el Procurador General de
la Nación, Señor Alejandro Ordoñez Maldonado, sin que a él se le haya podido demostrar ninguna
participación en hechos tan notables.
Ha ocurrido todo lo contrario. Se ha convertido en un célebre personaje académico cosmopolita,
comisionado por el Secretario General de las Naciones Unidas y recibe premios altisonantes por su
histórica gestión; hoy se le ve sonreír rozagante y simpático en los diarios y telediarios del mundo…
Es cierto que en beneficio del debido proceso, le asiste el derecho Constitucional de que se le considere
inocente, hasta que la justicia, con pruebas irrefutables, no demuestre lo contrario.
Lo otro es que, si el peruano prefirió ignorar la verdad, conociendo el caso de los tres millones de
desplazados, (hoy se habla de cuatro millones) las desapariciones forzadas; las masacres del
paramilitarismo y los falsos positivos, (personas asesinadas por parte de miembros del ejército y la
fuerza pública, es decir, jóvenes, niños y adultos indefensos que fueron presentados ante la sociedad y
el mundo como muertos en combates, y que hoy mal contados, van en más de dos mil casos); Así como
el escándalo provocado por el espionaje y la persecución abusiva a sus opositores legítimos, por medio
del Departamento Administrativo de Seguridad…D.A.S
La negativa a realizar un acuerdo humanitario para, recuperar a los secuestrados y detener un conflicto
que lleva más de 50 años y que ha literalmente destrozado al país… repito, si conocía la situación y
prefirió ignorarla… en nombre de las victimas… Sin ninguna duda, el pueblo de Colombia lo recordará
como cómplice de un gobierno, que también en el nombre de la democracia y la libertad de empresa…
cometió los peores crímenes en la historia, empezando porque dijo que no había guerra, y luego con
evidentes actos de guerra, atacó a países vecinos y hermanos, lo mismo que a sectores del mismo
pueblo que lo eligió.
Presiento, como buen lector y admirador de la obra literaria del escritor peruano, que Nunca Jamás
volveré a leerla, debido a que al escucharlo en esas declaraciones, perdí la capacidad de separar al
hombre, al político y al literato… ( ya sé que ese es mi problema…)
…o quizás, pensando con el corazón y mi amor por la literatura, tal vez lo lea, si algún día, él o su hija
directora de cine, son capaces de atreverse a visitar Colombia, con el objetivo de realizar una
investigación independiente, seria y honesta sobre nuestra realidad… empezando por averiguar la
situación de la niñez… (Indígenas, afrocolombianos, campesinos, que habitan ciudades y zonas de
conflicto).
Escribí estas reflexiones con espíritu humanista, liberal. Declaro mi debido respeto a la diferencia y a la
libertad de pensamiento y opinión… entiendo que no siento odio ni desprecio por ningún ser de éste
planeta que se destruirá totalmente si no hacemos algo pronto…
Escribo, además, como un colombiano víctima indirecta… y en la memoria del niño Estiven Valencia
Sanabria… victima real de los llamados Falsos Positivos de la ciudad de Soacha, Cundinamarca.
Sea cual sea la idea que tengamos del Premio Nobel, considero que para América Latina, éste es tan
merecido como en su momento lo fue para Pablo Neruda, Gabriela Mistral… o Gabriel García Márquez…