2. Hoy Salinas es el asesor, ideólogo, jefe de campaña del flamante precandidato presidencial del PRI, Peña Nieto. Éste no solamente es el candidato directo de Televisa y los empresarios, sino que también de ese enorme grupo de Salinas que domina el PRI y penetra al PAN. Por ello el futuro candidato presidencial del PAN sólo servirá de relleno y de palanca; la batalla será entre Peña Nieto y López Obrador, único político que ha recorrido todos los municipios del país en dos o tres ocasiones y ha organizado miles de comités políticos. AMLO no tendría ningún apoyo de las clases altas, todas se unirán contra él para destruirlo; pero puede acudir –si al fin se decide- a posiciones radicales llamando a luchar contra la explotación y la opresión capitalista para mover a todas las clases explotadas y oprimidas, aunque busquen descalificarlo. Puede haber en México mucha gente decidida que haya perdido la confianza en gobierno, partidos y elecciones y esté esperando a luchadores sociales más serios.
3. En mayo de 2008, escribí un artículo
acerca del expresidente Carlos Salinas con motivo de la aparición de su libro.
“La década perdida (1995-2006) Neoliberalismo y populismo en México”. Salinas
buscaba destruir a los gobiernos que le sucedieron de (Zedillo y Fox) pero
también el de López Obrador en la capital de la República que “llevaron al
traste al país en lo económico, en lo político y en lo social; dejaron una
población sumida en la miseria y en la desesperanza, en el egoísmo y en la
soledad”. López Obrador (decía) es el máximo exponente del populismo
autoritario, que no es otra cosa que la restauración del viejo PRI. Es el
populismo de los programas clientelares, para quien el pueblo es una masa
disponible, sin capacidad para conducir organizadamente su destino; el populismo
de las obras de relumbrón sin sustento financiero transparente, sin rendición de
cuentas, que debilita a las instituciones y al estado de derecho y que pretende
perpetuarse en el poder. (Ver Proceso)
4. No puede olvidarse que el
neoliberalismo se impuso en México y en el mundo al iniciarse la década de los
80 con la fuerza económica y militar de los gobiernos de Reagan y la Thatcher.
En México fue el presidente De la Madrid (1982-88) quien puso en marcha el
neoliberalismo en 1982 y el personaje más importante de su gobierno fue Salinas
de Gortari quien lo bautizó como “liberalismo social”. Aunque Manuel Bartlett y
Silva Hérzog eran presidenciables, Salinas era el que dominaba al presidente,
como más tarde se demostró al eliminar a sus competidores. Daba la impresión
(hubo muchas muestras) que ante el carácter débil del presidente y la siniestra
habilidad de Salinas, éste funcionaba algo así como “el poder tras el trono”.
Así que desde 1982, en el proceso privatizador de las empresas paraestatales y
en su venta masiva a empresarios privados, intervino abiertamente el Secretario
de Programación y Presupuesto que buscaba manejar también la secretaría de
Hacienda.
5. El gobierno de Salinas (1988/94) consolidó el neoliberalismo
en México y su política privatizadora se convirtió en la base de los programas
de los siguientes gobiernos de Zedillo, Fox y Calderón. Salinas, al lanzar en su
reciente libro acusaciones contra las presidencias de Zedillo y Fox, así como
contra López Obrador, parece (como dicen en México) “el burro hablando de
orejas”, es decir, acusa a Zedillo y Fox como neoliberales cuando fue él mismo
el que consolidó ese modelo en el país y hace lo mismo contra el “populismo” de
AMLO cuando el mismo (Salinas) quiso engañar al pueblo con un demagógico
programa de solidaridad (Pronasol) exclusivamente político y manipulador.
Salinas se muerte la cola, por eso no podrá engañar a nadie con ese libro con el
que quiere limpiar su imagen. Quiere como el argentino Ménem y el peruano
Fujimori (traidores de sus pueblos), regresar con bombo y platillo a la escena
política.
6. Lo que no se puede negar es que este personaje (Salinas)
sigue teniendo fuerza política. Ninguna entre la población trabajadora, aunque
sí mucha entre los políticos del PRI y del PAN que aún siguen ocupando altos
cargos. ¿Puede acaso el PAN olvidar que después del apoyo que le brindó a
Salinas para asumir la presidencia, gracias a él obtuvo las primeras
gubernaturas, los millonarios financiamientos, así como el “cumplimiento de su
viejo programa” privatizador de tierras, relaciones con el Vaticano, apertura
del petróleo a la inversión privada, etcétera? Salinas está disgustado con
Zedillo por –como arriba he dicho, el encarcelamiento del hermano “incómodo” que
saqueo riquezas del país y expuso a la vista del mundo la gran corrupción
imperante de su sexenio; pero no podrá desligarse del neoliberalismo que le puso
como apellido “social” para desviar las críticas. La realidad es que el cinismo
de los juicios del autor del libro no tiene límites.
7. Como si no fuera
el papá del neoliberalismo en México Salinas escribe y describe bien, pero con
un cinismo que da ganas de arrojar un vómito en su cara. Escribió que “La
esencia del neoliberalismo está en su fundamentalismo de mercado… Los gobiernos
neoliberales convirtieron en doctrina el llamado Consenso de Washington. Todo en
el marco de un país (México) postrado social y económicamente, pues en unos
cuantos años entregaron el sistema de pagos, duplicaron la deuda pública y lo
contaminaron de la enfermedad holandesa. Entre los neoliberales el mercado
representó la realidad absoluta, el crecimiento económico fue una meta privada.
En lo social promovieron el asistencialismo: el apoyo individualizado,
focalizador, impuesto desde la autoridad para debilitar la organización popular…
El resultado final fue el egoísmo y la soledad”. Sin duda Salinas tiene razón en
la descripción que hace del neoliberalismo, pero se muerde la lengua.
8.
En cuanto al petróleo, asunto que ha iniciado su discusión en México para evitar
su privatización por el gobierno de Calderón, Salinas escribió: “Al término de
la década neoliberal (1995/2006), PEMEX resultó una empresa prácticamente
quebrada. Al final de 2005 Pemex tenía activos por un valor de 84 mil millones
de dólares (MMD) pero pasivos (deudas más exigencias laborales) por 81 mil
millones. Para 2006, la deuda reconocida de PEMEX ascendió a 614 mil millones de
pesos (el doble que en 2001), cifra a la que había que incluir los Pedigueras
acumulados por 42 MMD. El valor contable de PEMEX se volvió negativo durante el
neoliberalismo. Los recursos derivados de aumentos temporales del precio del
petróleo no se invirtieron en un fondo de contingencia. El neoliberalismo hizo
un uso inadecuado del ingreso por los altos precios del petróleo que no se
canalizaron para nuevas exploraciones de PEMEX”.
9. El expresidente
Salinas, aunque diga misa y dibuje mil esquemas, no podrá convencer a nadie de
su “antineoliberalismo”. Quiere hacernos olvidar que fue él que en 1992
expidió,Se expide una nueva Ley Orgánica de Petróleos Mexicanos y Organismos
Subsidiarios donde se establecen los lineamientos básicos para definir las
atribuciones de Petróleos Mexicanos en su carácter de órgano descentralizado de
la Administración Pública Federal, responsable de la conducción de la industria
petrolera nacional. Esta Ley determina la creación de un órgano Corporativo y
cuatro Organismos Subsidiarios, que es la estructura orgánica bajo la cual
actual opera actualmente PEMEX. Dichos Organismos son: a) PEMEX Exploración y
Producción, b) PEMEX Refinación, c) PEMEX Gas y Petroquímica Básica y d) PEMEX
Petroquímica. ¿No fue acaso esta medida la que dio lugar a los llamados
contratos de servicios múltiples para facilitar la privatización?
10.
Pero la morbosidad por conocer lo que ha dicho Salinas sobre el neoliberalismo y
el populismo, así como la gran propaganda y publicidad multimillonaria que hizo
alrededor de su libro, le permitió vender miles de ejemplares entre su gente.
Los medios de información aprovecharon todo lo que él escribió para calumniar a
López Obrador que ha sido el enemigo principal del calderonismo, así como del
panismo, del priísmo y los empresarios. Salinas continúa siendo un funesto
personaje de la política mexicana. Si habría que hablar de un período nefasto de
la política y la economía mexicana habría que ampliar la década que nombra
Salinas a los 26 años que van de 1982 a 2008. Aunque tampoco puede soslayarse a
todo el régimen priísta que creó las bases esenciales para que se desarrollara
el neoliberalismo, que no ha sido más que un período del capitalismo explotador.