1. La democracia representativa y electoral que domina en el mundo es una forma de Estado de opresión al servicio del capitalismo. Fue el grito revolucionario contra la monarquía, pero se transformó en un nuevo sistema de dominación brutal. Lo de “demos-pueblo, cratos-gobierno”, así como lo de “gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo”, es una falacia total, un engaño con lo que durante siglos nos han vista la cara de tontos. La clase dominante (gobiernos, empresarios, curas, intelectuales integrados), a través de las centurias, han defendido con las garras y las armas este sistema que tanto poder político y económico les ha dado. La democracia “representativa”, única que ha existido en el mundo, debe ser destruida para dar paso al gobierno directo de los trabajadores, al autogobierno o la autogestión. O, ¿estamos tan domesticados para llegar a pensar que no podemos autogobernarnos y necesitamos pastores que nos guíen?
2. ¿Qué son los tres poderes (ejecutivo, legislativo y judicial) de la llamada democracia sino representaciones que se dicen producto de elecciones, consultas y consensos que la misma clase dominante (gobierno, empresarios… ) realiza con sus propias leyes, y reglamentos? ¿Qué son los partidos, los llamados “poderes fácticos”, los grupos empresariales y clericales, sino organismos que imponen a los personajes del gobierno para luego hacer que los votantes manipulados por la TV y la radio los legitimen después de haberse despilfarrado gran parte del presupuesto público? Ese tipo de democracia formal representativa –la única existente- es la que el pueblo debe destruir para evitar que la pobreza y la miseria continúen extendiéndose. Esa democracia es la que con sus leyes y constituciones políticas –que defiende a los grandes terratenientes y propietarios- se opone a la justicia igualitaria que los pueblos reclaman.
3. Por eso quienes durante muchas décadas hemos luchado por el socialismo o propiedad colectiva y social, por el autogobierno y la autogestión, muchas veces nos hemos declarado “antidemócratas”, porque consideramos que la democracia –la electoral y representativa, única existente- es un Estado de dominación y opresión de una clase muy minoritaria contra la inmensa mayoría de la población. Y si creen que Hitler, Pinochet y Porfirio Díaz no respetaban la democracia bastaría ver que, además de la fuerza, usaron las elecciones, las leyes, constituciones, en una palabra “las legalidades” que ellos construyeron, para aplastar a la población. Es por eso que cualquier gobierno que se diga defensor del pueblo lo primero que tiene que hacer es cambiar las leyes en beneficio de quienes han sido siempre los explotados y oprimidos, es decir, la mayoría de la población; sino quedará como perrito del poder.
4. El poder tramposo, pero también gente ingenua, se ha pasado la vida defendiendo la democracia en abstracto sin darse cuenta que democracia es la obligación de los gobiernos, el ejército y la policía, de defender la propiedad, las grandes riquezas de los ricos, los derechos de los que tienen el poder. Democracia es defender a Televisa, a multimillonarios como Slim y otros 50, a los bancos y a todos los negocios que se hacen por ellos. Democracia es mantener seis años al presidente aunque esté destruyendo al país, a un gobernador en un estado aunque sea un asesino y también democracia es reprimir y asesinar a los rebeldes luchadores sociales que se oponen a los gobiernos legalmente electos. Democracia también es sacar a los campesinos invasores de tierras y golpear a los colonos de las ciudades que invaden propiedades privadas. Todo eso es democracia y está contenido en la Constitución y en las leyes.
5. En las leyes y las constituciones los constituyentes y sus abogados sólo pensaron en ordenar y pacificar al país, en que el trabajo debe producir muchas riquezas, pero jamás pensaron en su distribución equitativa. Pensaron en el derecho de huelga, pero “siempre y cuando se armonicen los intereses con la empresa”; pensaron en la libertad de protesta y manifestación, pero “siempre y cuando no se perjudique intereses de terceros y no provoquen caos”; pensaron en la libertad de prensa, pero siempre que los empresarios digan qué se publica y qué no; pensaron en la repartición de tierras, pero “sin perjudicar la propiedad privada”; pensaron en la estabilidad en el trabajo, pero “siempre y cuando no se perjudiquen los intereses de la empresa” o bien dijeron: “habrá democracia electoral”, siempre y cuando se respeten los órganos constituidos por el Estado”. A mí que no me engañan por eso soy antidemócrata y partidario del poder directo.
6. ¡Imagínense! Si luchara por la democracia (la representativa electoral, que es la única existente) coincidiría con Hitler, Roosevelt, Churchil, Nixon, Pinochet, Reagan, los Bush, Uribe, Salinas, Fox, Calderón, todos los que hablan en nombre de ella mientras persiguen y asesinan a los pueblos. También los fascistas hablan de democracia mientras organizan grupos paramilitares para asesinar a los luchadores sociales. En vez de luchar por la democracia prefiero luchar por la autogestión, la participación directa, por la organización colectiva sin jefes o dirigentes autoritarios. Pienso que no hay “falsa democracia” ni traidores a la democracia. La democracia real es esa que defiende la gran propiedad y el poder que la protege. Si algo tenemos que construir es la capacidad de la población para autogobernarse, para analizar, para pensar y decidir por cuenta propia, como diría el filósofo Ernest Bloch.
7. Lo peor que se puede esperar de un gobierno que se diga progresista, de avanzada, partidario de los pobres, es que al asumir el cargo no cambie la Constitución burguesa y reglamentos en los que se sostiene la clase explotadora. Pero también puede suceder (Espero que no sea el caso de Venezuela, Bolivia o Ecuador) que los cambios hayan sido muy superficiales, de fachada, por miedo a no tocar las estructuras y provocar la ira de los ricos. Solamente la revolución cubana se fue al fondo económico, social y expropió a los expropiadores, pero también así le fue: 50 años de bloqueos y boicots impuestos por EEUU y sus peleles –aunque también de burocracia- que le impidieron desarrollarse. Si esa democracia burguesa sigue intacta y no tenemos capacidad para enterrarla, sustituyéndola por el poder popular directo, continuará siendo una traba ideológica que nos impedirá ver la realidad y seguir ciegos voluntarios e involuntarios.