1. Como dicen por ahí, no recuerdo si Marx, que “la verdad puede incluso salir de la boca del carnicero”, es decir, del asesino; por ello resulta importante leer estas bonitas perlas que vienen nada menos que de Carlos Salinas de Gortari, expresidente de México: a) La economía mexicana no está respondiendo a las necesidades de la población y junto a ello hay un marco de enorme preocupación ciudadana por la inseguridad; b) La inseguridad y mayor violencia que ocurren en México son “tal vez” el efecto de la pobreza sobre los grupos más desamparados de la población. c) Tenemos un marco de enorme preocupación ciudadana por la inseguridad; pero tal vez la inseguridad y la mayor violencia que se tienen en México es la del efecto de la pobreza sobre los grupos más desamparados; es una violencia cotidiana, ordinaria y sistemática. Salinas no descubre nada, sólo reconoce lo que venimos diciendo desde hace décadas.
2. Luego expresa el flamante ideólogo del PRI hoy asesor del precandidato presidencial Peña Nieto: a) México ha tenido el peor crecimiento en América Latina a pesar de que México recibió recursos por casi 100 mil millones de dólares, por exportaciones de petróleo, remesas, inversión extranjera y turismo entre 1995 a 2006; b) No logró crecer ni la mitad de la expansión que registró América Latina e incluso el producto interno bruto mexicano tuvo un desempeño inferior al de Haití. c) Cuando Latinoamérica crece, México lo hace a una tasa menor; y cuando se cae, nos caemos a tasa mayor”. (Discurso en un acto organizado por el Grupo Bursátil Mexicano Casa de Bolsa (GBM) Estas frases demuestran que Salinas está abiertamente en campaña para el regreso de su partido (PRI) a la Presidencia y que el apoyo que el presidente Calderón y el PAN perfilan, en alianza con el PRD, hacia el ex rector de la UNAM, lo deslinda.
3. Es importante que Salinas, el político derechista que se reconoce hoy más influyente de México, haya declarado lo anterior: que haya reconocido los graves problemas de la economía, de la inseguridad, la profunda pobreza, el crecimiento de la violencia y que México esté en grados muy abajo en América Latina. Salinas mide sus palabras pero es tan evidente la realidad que sólo los imbéciles pueden callarla. Desde la izquierda y centroizquierda hemos venido apuntando eso y mucho más para demostrar el desplome económico del país y la profundización de la pobreza y la miseria, pero el gobierno de Calderón, los poderosos empresarios y medios de información, lo han negado. Salinas “el carnicero”, contradice a Calderón y a su gabinete a pesar que en los últimos años ha sido consejero especial de los presidentes panistas; pero no ha dejado pasar la oportunidad para tratar de ridiculizar el “neopopulismo” de López Obrador.
4. ¿Por qué Salinas sólo habla de la situación de México y esconde muy bien el papel del gobierno yanqui, del FMI, de la migración y la venta de armas, que tanto determinan la política mexicana? Este personaje ha formado parte, por lo menos desde 1982, del engranaje de la política exterior de los EEUU en América Latina y no se va enfrentar a sus patrones gringos. Sabe -por experiencia propia- que desde aquel año fatal quien determina la orientación del presupuesto público en México son los acreedores yanquis; por eso sus críticas silencian el papel avasallador de quienes dirigen el imperio. ¿Puede hacerlo si para ser candidato a la Presidencia el señor Peña Nieto tiene que ser aprobado en los EEUU? Salinas no es tonto para dar pasos falsos; sus “análisis económicos” sólo son parte de la estrategia política que le permite consolidar sus fuerzas para continuar con su “maximato”. Todo ello podremos entenderlo en los próximos días.
5. A Salinas se le puede acusar de asesino, ladrón, cínico y de las peores cosas, pero nunca de tonto o imbécil en política y para acumular riquezas. Hay muchos datos probados para demostrar que el “maximato” salinista ha estado vivo en el país desde que este personaje fue director de la campaña política presidencial de Miguel de la Madrid y de su Plan Nacional de Desarrollo, así como cuando se deshizo del secretario de Hacienda, Silva Hérzog, empujándolo con un dedo. En los hechos los gobiernos de Zedillo, Fox y Calderón han seguido la línea privatizadora salinista. No he olvidado que cuando Cárdenas, Muñoz Ledo rompían en 1987 con el PRI y este último declaraba que Salinas representaba un nuevo proyecto de país, el funesto Angel Gurría declaraba que este proyecto –desde entonces conocido como neoliberal o privatizador- sería de 25 años. Yo realmente pensé que era una jalada cerebral, pero ya llevamos 28 años.
6. Muchos creyeron que el expresidente Carlos Salinas, el padre del neoliberalismo en México, había sido enterrado durante el sexenio (1994-2000) de su sucesor Ernesto Zedillo. Éste “lo obligó” a exiliarse después de meter a su hermano Raúl Salinas en la cárcel por gigantescos fraudes y asesinato. Pero ha sido tan hábil y corrupto el señor Salinas que aprovechó el sexenio zedillista para preparar su regreso triunfal a México durante los gobiernos panistas de Fox y de Calderón. Salinas fue en México lo que Ménem en Argentina y Fujimori en Perú, pero los ha superado ampliamente porque Ménem fue rechazado al querer regresar a la alta política y Fujimori –aunque tiene cierta fuerza en Perú- está en la cárcel. Salinas entre tanto, ha recuperado su jefatura real entre los priístas, entre un poderoso grupo de empresarios y en los medios de información. Aunque muchos le mentemos la madre, reconocemos su habilidad.
7. En México conocemos como “maximato” la figura política que significa prolongar el poder presidencial o político después que concluir un mandato formal, es el “poder tras el trono”. Después del asesinato del expresidente Obregón en 1928, entonces figura mayor que Elías Calles, éste se proclamó como “el jefe máximo de la Revolución”, es decir, que no había un participante directo de la revolución armada superior a él. Elías Calles gobernó de 1924 a 1928 y los cuatro gobernantes siguientes (Portes Gil, Ortiz Rubio, Abelardo Rodríguez y Lázaro Cárdenas) gobernaron según “sus consejos y sugerencias”, hasta que Cárdenas logró sacudirse de él y expulsarlo del país (abril 1936) Se acuñó incluso una frase: “Aquí vive el presidente, pero el que manda es el de enfrente”. Sin embargo hay que decir que los presidentes –quizá como en casi todo el mundo- siempre han buscado prolongar su mandato imponiendo a su sucesor.