México: Peña Nieto será igual a cualquier gobierno del PRI o del PAN: ¿Podrá López Obrador ser radicalmente distinto?

1. Peña Nieto, el casi seguro candidato presidencial del PRI para 2012, será exactamente igual que Calderón, Fox, Zedillo o Salinas: “la misma gata revolcada”, es decir, estará al servicio de los grandes empresarios, de la clase política, de los intereses de EEUU y del alto clero católico. La larga dictadura de 70 años del PRI y los 12 años del PAN en la Presidencia no han sido distintos en lo esencial porque la ideología y las acciones de cada uno de los gobiernos de la historia han estado dirigidos a consolidar las estructuras capitalistas del país. Por eso vale una reflexión y una pregunta: ¿Para que López Obrador pudiera ganar la Presidencia de México -en este país donde los votos son inducidos por medio de la televisión, los encuestadores, los regalos y la compra de votos, pero sobre todo donde son casi determinantes por las prohibiciones (vetos) de los empresarios de de inversionistas extranjeros- qué es lo que se tiene que negociar?

2. En tanto todos los poderes llamados fácticos apoyan abiertamente a Peña Nieto (aunque también un poquito al panista que surja como candidato), López Obrador confía –quizá erróneamente, como hace seis años- en el “voto libre”, en eso que llaman democracia, en el voto de los humildes, en la honestidad de los ciudadanos para rechazar los regalos y ofertas del PRI, el PAN, de los ricos; confía AMLO en que sus miles o decenas de miles de comités en el país funcionen. Y si realmente funcionaran los votos estaríamos hablando de un nuevo país, de un México transformado que pudiera demostrar que los votos son libres; sin embargo a mí me sigue pareciendo una inconcebible ingenuidad. Y es obvio, ¿si a pesar de los miles de millones de pesos que se gastan en la TV, en regalos y compras de votos y de las mil una maniobras, ganara López Obrador la Presidencia con votos, podrá gobernar de acuerdo a sus proclamas?

3. En primerísimo lugar el nuevo presidente (López Obrador) tendrá que llegar a acuerdos (negociar) con el gobierno de la EEUU del que México depende en un 85 por ciento de su comercio, de un altísimo porcentaje de su deuda, así como de alrededor de 10 millones de trabajadores que trabajan en los EEUU. ¿Podrá suspender pagos para que el país tenga dinero para crear empleos y construir estructura? ¿Tendrá fuerza para evitar que el FMI  y el BM sigan vigilando e imponiendo sus políticas económicas en el país? ¿Resistirá como chantaje cualquier presión con el objetivo de prohibirle un acercamiento con Venezuela, Bolivia, el ALBA, China o a la unión europea? Cualquier gobierno priísta o panista lo único que haría es inclinarse servilmente ante Obama, el Pentágono o el ejército yanqui; López Obrador tendría que ser radicalmente distinto porque su compromiso es servir al pueblo. ¿Cuáles son sus márgenes de independencia?

4. En segundo lugar AMLO tendrá que acordar con los grandes empresarios del país que rotundamente se opusieron a él durante seis años. De entrada le dirían: “Señor, nosotros estamos creando empleos, arriesgando nuestro capital y por ello tenemos derecho a ganar dinero; si quiere que colaboremos con su gobierno tiene que acabar con la “delincuencia organizada”, con los “secuestros”, pero sobre todo aprobar una ley del Trabajo que de garantía a nuestras inversiones”. López Obrador tendrá que recordar que los empresarios pueden paralizar al país retirando inversiones y provocando la devaluación del peso. ¿Se atreverá AMLO a movilizar a la población, a ponerla en la calle –tal como hicieron Chávez y Morales- para evitar que sea chantajeado por los empresarios y al mismo tiempo demostrar que está dispuesto a radicalizarse? AMLO sabe que son los empresarios o es el pueblo, pero se necesita decisión.

5. Pero el enfrentamiento de AMLO a los medios de información que lo han calumniado durante más de seis años, esencialmente con Televisa y TV Azteca, será igual de difícil; sobre todo si éstos entrecruzan sus intereses con los políticos y funcionarios del PAN y del PRI. En Cuba, al hacer Fidel y sus camaradas una revolución armada del pueblo, no sólo tomó el gobierno sino que también se hizo del poder expropiándolo; no tuvo el menor problema para controlar los medios de información, las fábricas, las tierras y los bancos; por eso también sufrió el bloqueo yanqui por más de 50 años. Pero Chávez, Morales y demás, que por medio de las elecciones asumieron gobiernos, que han proclamado sus deseos de construir el socialismo, han tenido que sufrir la terrible agresión de los medios de información contando para ello con todo el apoyo empresarial y del gobierno de los EEUU. A AMLO no lo dejarán gobernar ni moverse.

6. Del PAN, que asumió el gobierno en el 2000, nunca el pueblo pudo esperar nada porque como el PRI es un partido empresarial. La famosa “alternancia” al estilo yanqui, inglés y otros muchos países, sólo ha sido y fue en México un engaño para tontos. Es sólo quitar a un payaso para poner a otro cuando los dos partidos políticos representan los mismos intereses capitalistas. Con López Obrador puede repetirse lo mismo si no lo dejan gobernar y no tiene la decisión de sacar al pueblo a las calles –diariamente si es necesario- para responder cada agresión o cada resistencia de las clases dominantes. Chávez y Morales lo hacen, aunque quizá requieran hacer mucho más para que el pueblo entienda quiénes son sus enemigos los explotadores. ¿O piensa acaso López Obrador gobernar con decretos que todos acatarán por disciplina? ¿Aceptarán todos los funcionarios bajarse a la mitad en sueldo y los empresarios pagar impuestos por decreto?

7. A mi me parece que es el momento de analizar las posibilidades que tiene la izquierda honesta de llegar al gobierno por la vía electoral y también las posibilidades que tiene de gobernar totalmente diferente al PRI y PAN. Sólo en la medida de que las izquierdas estén convencidas de que ambas cosas son posibles se entregarán con pasión a trabajar políticamente con el pueblo. ¿O van a hacer sacrificios, sufrir represiones y asesinatos, poner sus pequeños ahorros personales, para luego nos salgan con el mismo argumento de hace 50 años de que no se pudo, que nos traicionaron, que no medimos bien la realidad, que ni modo hay que acomodarnos, que no hay que desconfiar? Reflexionemos fríamente sobre las reales posibilidades de cambiar este país en beneficio de los sectores mayoritarios. Quizá no haya elementos para plantear soluciones inmediatas, pero por lo menos asegurarse que se podrán construir las bases firmes de lucha por el socialismo.

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Pedro Echeverría V


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