Casi de manera concertada y con poco tiempo de diferencia, diversos países de Suramérica, han manifestado su soberana decisión de reconocer la existencia del Estado de Palestina, atribuirle a este todas las prerrogativas reconocidas por la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas y, lo que es más importante y controversial para el tablero mesoriental, expresar que su territorio son los reconocidos internacionalmente antes de la Guerra de 1967, conforme a la Resolución de Naciones Unidas de 1.948, que dividió el antiquísimo territorio palestino en dos partes desiguales y en donde, unilateralmente, pero con el apoyo de las grandes potencias, una parte se creó el Estado de Israel y, en la otra parte, ha sido imposible crear el Estado Palestino por la pretensión sionista de colonizar y anexionarse ese territorio y explotar a sus habitantes árabes, permitiendo la existencia de una entidad política, como La Autoridad Nacional Palestina, sin ninguna capacidad real de soberanía e independencia nacional.
La República Bolivariana de Venezuela inició este giro estratégico, seguido por la República Federativa del Brasil y, más recientemente, la República Argentina, la República Oriental del Uruguay, el Estado Plurinacional de Bolivia y ayer, la República del Ecuador, han dado pasos para reparar una injustica histórica que averguenza la conciencia de la Humanidad y ofende a un heroico pueblo a quien el sionismo internacional y sus protectores imperialistas de los Estados Unidos han mantenido en condiciones de agresión permanente y negación de todos los derechos y garantías establecidas en el Derecho Internacional Humanitario y los derechos humanos.
Las decisiones soberanas de estos Estados suramericanos son decisiones políticas basadas en los principios contenidos en sus propias Constituciones internas, en la primigenias y consistentes resoluciones del mismo “Club de los Amos del Mundo”, (El Consejo de Seguridad de la ONU), en los acuerdos reiterados de la Asamblea General de las Naciones Unidas y del Movimiento de Países No alineados – del cual forma parte los Estados mencionados - que reclaman para el martirizado pueblo de Palestina, el derecho inalienable e imprescriptible de ejercer su derecho a la autodeterminación y a edificar un Estado basado en la voluntad de su pueblo.
Este paso histórico emprendido por importantes Estados suramericanos, es un aporte muy importante en la afirmación de los derechos nacionales del pueblo palestino y una derrota para la estrategia de la dirección sionista del ente israelí de proseguir con su ilegal proceso de colonización y anexión de las tierras palestinas internacionalmente reconocidas, además de representar un claro rechazo a la estrategia del gobierno imperialista norteamericano de imponerle al pueblo árabe-palestino, la aceptación de un cuasi-Estado, que renuncie al ejercicio de su soberanía e independencia plena y a sus derechos histórico sobre la tierra usurpada a los expulsados e emigrados forzosos..
Estas decisiones, no tiene todo el efecto que los gobiernos hubiesen deseado, por cuanto la dirección principal del proceso para una solución total y definitiva del conflicto palestino se mantiene secuestrado por el gobierno de los Estados Unidos, con el apoyo del Grupo de los Cuatro (Rusia, Unión Europea, el Secretarioo General de la ONU y los Estados Unidos), quienes tienen como aliados a la fracción de Mhamud Abbas, presidente de la Autoridad Nacional Palestina en Ramalla-, el fraccionado gobierno sionista israelí y la complicidad del Reino de Jordania y de la República Arabe de Egipto, excluyendo a la fracción de HAMAS que gobierna en Gaza y, a la mayoría de la comunidad internacional que en el seno de la ONU se sigue manifestando por una paz justa y duradera en la que se garanticen los derechos del pueblo árabe-palestino, conforme a las resoluciones dictadas por esa misma organización mundial.
La experiencias históricas indican que los estancamientos en la lucha de los pueblos y las confusiones sobre sus objetivos históricos y los objetivos estratégicos contra el colonialismo, el neocolonialismo y el imperialismo, pueden contrariar la consecución de sus objetivos de independencia y la soberanía, por lo que, entender el momento histórico-concreto es esencial para producir cambios que hagan posible alcanzar sus objetivos. Así se demostró en el levantamiento palestino en Jordania (“Viernes Negro”), la salida militar de la OLP del sur del Líbano e, incluso, la aceptación de la entidad Autoridad Nacional Palestina, la cual, aún siendo consideradas importantes derrotas para el movimiento de la resistencia palestina, se transformaron en nuevos escenarios y generaron nuevas fuerzas (Las Intifadas y la guerra de liberación de Gaza) que hoy ha permitido grandes derrotas políticas, militares y morales al sionismo israelí, las cuales los ha colocado en una defensiva estratégica frente al crecimiento de las fuerzas palestinas y la solidaridad de la opinión pública internacional, más volcada al reconocimiento de la causa del Pueblo Palestino. Y el reconocimiento del Estado Palestino, es parte importante de esa nueva realidad.
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