El nombre de Costa de Marfil, el país de donde son originarias las
estrellas de fútbol Didier Drogba, Salomon Kalou y Yaya Touré, entre
otras, ha estado presente durante este mes de diciembre en los medios de
comunicación de diferentes países del mundo. La razón de ello ha sido el
conflicto que se ha manifestado en ese país africano, después de la
realización de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, el
pasado 28 de noviembre, en las que resultó ganador Alassane Ouattara (del
partido Agrupación de los Republicanos), triunfo que ha sido desconocido
por el Presidente y candidato Laurent Gbagbo (del partido Frente Popular
Marfileño) y sus partidarios. El triunfo de Ouattara ha sido reconocido
por Naciones Unidas, la Comunidad Económica de los Estados de África
Occidental, Estados Unidos y Francia.
Costa de Marfil es una antigua colonia francesa que obtuvo su
independencia el 7 de agosto de 1960. Este país está ubicado en el
occidente del continente africano, tiene una superficie de 332.463 km2 y
cuenta con una población aproximada de 19 millones de habitantes. Limita
por el oeste con Liberia y Guinea, por el este con Ghana, por el norte con
Mali y Burkina Faso y por el sur con el golfo de Guinea. Su territorio
está dividido en 19 regiones y pertenece a la Comunidad Económica de los
Estados de África Occidental y a la Unión Económica y Monetaria de África
Occidental. Su población se divide en unas 60 etnias, agrupadas en cuatro
grandes grupos: mandé, gour, krou y akan.
Justamente, en el número 119 (año 2005) de la revista Hérodote, dedicada
al tema de la influencia de los evangélicos en el mundo, Sandrine Raynal
publicó un artículo titulado “En Côte-d’Ivoire, “les forces du bien contre
les forces du mal”” (En Costa de Marfil, “las fuerzas del bien contra las
fuerzas del mal”), en el cual analiza el conflicto que se venía
manifestando desde el año 2002, entre las llamadas fuerzas del bien,
localizadas al sur de Costa de Marfil, liderizadas por el Presidente
Laurent Gbagbo, convertido al pentecostalismo, y las llamadas fuerzas del
mal, conformadas por rebeldes musulmanes, localizadas al norte. Cinco años
después del escrito de Raynal, ese conflicto ha recrudecido, y puede
llegar a derivar en una guerra civil.
Este conflicto norte-sur, en el interior de Costa de Marfil, tiene un
fuerte arraigo espacial, y ha quedado evidenciado en los resultados
electorales del 28 de noviembre. El principal bastión de Ouattara, a
quien se le acredita el 54,10 % del total de los votos, se encuentra al
norte del país, en las regiones de Bafing, Denguelé, Savanes, Vallée du
Bandama y Worodougou, en las que obtuvo porcentajes que van del 83 al 97%
del total de los votos allí computados
(http://www.electoralgeography.com), mientras que Gbagbo obtuvo su
principal apoyo en las regiones de Agneby, Fromager, Lagunes, Moyen-Comoé,
Moyen-Cavelly, Sud-Bandama y Sud-Comoé, en donde obtuvo cifras que oscilan
entre el 54 y el 84%, destacando el 70% alcanzado en la región de Lagunes,
que concentra el 34% de la población del país.
Costa de Marfil tiene una significativa importancia en el contexto
geopolítico de África occidental, y de su estabilidad depende la
estabilidad de toda esa región. Representa una suerte de locomotora para
la economía de esa región africana, ya que cuenta con recursos como cacao,
café, petróleo, algodón, manganeso, hierro, oro y bananas. Representa el
39% de la masa monetaria y el 35% del producto interno bruto de la Unión
Económica y Monetaria de África Occidental. En materia de transporte,
desde los puertos marfileños de Abidyan y San Pedro, se envían productos
alimenticios y manufacturas a los países vecinos. Además, en Costa de
Marfil habitan unos 3 millones de inmigrantes provenientes de los países
vecinos. Es decir, con todas esas características, Costa de Marfil se
constituye en un espacio geográfico de fuertes disputas internas y de
presionantes influencias emanadas de los diferentes centros de poder
económico, político y religioso del mundo.
* alportillo@ula.ve
