El saludo de Brasilia

Se ha dicho: la diplomacia es una importante forma de ejercicio de la política por otros medios y, como tal, no tiene que ver con prejuicios o actitudes personales, sino que expresa, de una manera particular, en un momento determinado y a través de personas diversas, los intereses de un Estado en sus relaciones con otro Estado o, en situaciones generales de la situación internacional.

Interpretar determinado actos de la diplomacia como “ausencia de claridad política” de un  gobierno, existencia de “marchas y contramarchas” sobre temas de política internacional y, de desarrollar “conductas contradictorias” que  “confunde y desalientan” al pueblo y a los revolucionarios – expresiones muy comunes entre algunos de nuestros respetables articulistas de este Portal – reducen la interpretación de un hecho político, con manejo diplomático, a un asunto trivial, personalizado, sacado de un pasajero estado de ánimo y no a una recta y consistente política internacional, sin que ello niegue que, el factor humano pudiera estar presente en algunas situaciones.

Estas consideraciones son pertinentes a la hora de valorar el gesto mutuo de la Secretara de Estado de los Estados Unidos de América, Hillary Rodham Clinton y, el presidente de la República Bolivariana de Venezuela, comandante Hugo Chávez Frías, de encontrarse y saludarse públicamente este sábado 1 de Enero de 2011, en la ciudad de Brasilia, durante los actos oficiales de la toma de posesión de la nueva presidente de la República Federativa de Brasil, Dilma Ruseff, en donde, además de “saludarse cortésmente de mano”, e “intercambiar sonrisas”, pudieron cruzar palabras en compañía de los presidente Juan Manuel Santos, de la República de Colombia y de Sebastian Piñera, de la República de Chile; fotografías y detalles que fueron resaltadas por el mundo mediático, dada la reciente crisis de las relaciones diplomáticas entre ambos Estados por el “Caso Larry Palmer”, que trajo consigo la pérdida de la representación, a nivel de embajadores, de ambos Estados.

No haya duda que tal encuentro no fue evitado por ambas partes, pero el propósito de cada uno y la interpretación que  ambos gobiernos y los analistas internacionales puedan darle al mismo, pudieran diferir totalmente, pero lo que no cabe duda es que, por sus propias razones e intereses, la República Bolivariana de Venezuela, en la persona de su responsable de la política exterior, el comandante Hugo Chávez Frías, confirmó lo que ha venido sosteniendo públicamente: el gobierno bolivariano no desea una ruptura de las relaciones con el gobierno de los Estados Unidos, porque ello supone una crispación de la situación internacional y de sus relaciones con sus aliados y contradictores en América Latina y el Caribe y, seguramente estima el “Caso Larry Palmer”, como un asunto zanjado que debería conducir a las Partes controvertidas, a la búsqueda de otro escenario y otras soluciones sobre la normalización plena de sus relaciones diplomáticas.

Pero la señora Hillary Rodham Clinton, con su gesto, no dejó duda de que el gobierno de Obama tampoco esta interesado en irse del territorio venezolano, no solo por la importancia que tiene el suministro de más de un millón de barriles de petróleo diario a la insaciable sociedad de consumo de USA afectada por una profunda crisis, sino porque la revolución bolivariana entró en una nueva coyuntura histórica de radicalización en la transición al Socialismo, con escenarios electorales locales y nacionales en los dos próximos años, sobre los cuales, el gobierno usamericano esta muy interesado en intervenir en apoyo de las fuerzas contrarrevolucionarias internas que se le han subordinado, con el mutuo propósito de impedir la previsible victoria del comandante Chávez en el año 2012; hecho que asegurará el ciclo Bicentenario del 2010-2021 y que  consolidaría el proceso de cambios soberanistas, de integración regional y Justicia Social que hoy vive Nuestra América.

“El Saludo de Brasilia” es una demostración de “realpolitick” de dos fuerzas contendientes en el escenario regional y mundial y una evidencia que allí, donde la confrontación pública y abierta de intereses de los Estados pareciera llevar una situación política a la beligerancia sin retorno, los gestos y las iniciativas diplomáticas pueden “reducir temperaturas” y favorecer el diálogo entre las Partes para alcanzar una solución que, no resuelva el antagonismo inevitable entre los Estados, pero sí crea condiciones favorables para hacerlo manejable en interés de ambos Estados.

 yoelpmarcano@yahoo.com



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Yoel Pérez Marcano


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