Si no se rompe la estructura capitalista, ningún gobierno -ni el de héroes- podrá hacer algo importante para el pueblo

1. Me encontraba comiendo en un pequeño restaurante de una colonia –narra una joven charrúa- y, para mi sorpresa, apareció "el Pepe", (José Mujica,  presidente de Uruguay)  con su mujer; llegó en su carro VW escarabajo del 81. Todo el mundo quedó asombrado (menos los del restaurante, pues son concurrentes periódicos). Habló con todos, mismos que lo respetaron cuando almorzaban. Al irse, saco su billetera y pagó como uno mas. Llamé al mozo que lo estaba atendiendo y le pregunté: ¿cómo es que le cobraban al presidente de la Republica?  A lo que el mozo me contestó: Si no lo hacemos, nos mata y no viene más. Pensar además que de lo que ganan él como Presidente y su mujer como funcionaria, le donan el 70% a su partido. Cuando le preguntaron por qué la donación, respondió que es "porque le debo a mi partido lo que soy y es una norma; además, si hasta hoy pude vivir con $ 4.000 uruguayos, con mi señora ahora llegamos a los US $ 7.000 por mes. ¿Para qué queremos más?".

2. Lo narrado me dio mucha alegría, es un buen ejemplo y buena enseñanza, pero nada mas. ¿Qué pasaría si en algunos otros países los presidentes actuaran de la misma manera? Sería solamente una buena señal o simple estrategia política. En México los presidentes son agasajados en sus giras políticas, en los festejos y bienvenidas con la opción de comer y tomar lo que quieran; comen algunas veces en la casa presidencial con invitados y, cuando van a un restaurante son acompañados siempre por más de 10 comensales; pero cinco horas antes 200 militares del Estado Mayor revisan los domicilios o comercios vecinos, colocan a soldados y marines el todos los techos de los edificios, prohiben la circulación en las calles cercanas, cierran el servicio público del restaurante y despliegan un cordón militar en la zona con cercas de acero, mientras dos o tres helicópteros vuelan sobre la región. Se comen guisos especiales y se toma buen vino hasta que el cuerpo aguante. Hacienda paga.

3. Sin embargo, esas “pequeñas” diferencias no son muy importantes. Mujica fue un soldado valioso de los guerrilleros urbanos “Tupamaros” que tan maravillosamente proyectó el director Costa Gavras, pero aunque gobernara el mismo Raul Sendic -el máximo dirigente y héroe reconocido que murió haciendo una revolución- si no se rompe la espina dorsal y el cerebro del capitalismo los cambios que se realicen no son ninguna garantía de permanencia. Uruguay y Argentina si -no se si Chile y Costa Rica que no los conozco- tienen muchas herencias europeas que les ha permitido vivir con más altos niveles de riqueza y consumo. Sin embargo, a pesar de Perón y Evita, de las luchas clandestinas y radicales de los Montoneros en Argentina o del Movimiento de Izquierda Radical de Miguel Enríquez y los buenos deseos de Salvador Allende en Chile, la dictadura económica y política del capitalismo en lugar de romperse sigue dominando con gran fortaleza.

4. Recuerdo que en los años sesenta mucha gente humilde y amigos me decían: “Para que cambien las cosas en México necesitamos un líder como Fidel Castro; mientras no tengamos un gran líder como él nos seguirán explotando y oprimiendo los ricos. Creía desde entonces que no era un problema de líderes o partidos sino del nivel de conciencia de la población. En Rusia, China, Yugoslavia y otros 11 países más llegaron al gobierno, incluso al poder, los llamados “partidos comunistas y obreros”, los gobernaron por más de 50 años y la estructura capitalista siguió intacta: siguen habiendo trabajo asalariado, plusvalía, acumulación de capital, clases sociales y lucha de clases. Aunque en Nicaragua hubiese gobernado Sandino, en Cuba el Che Guevara, en México Flores Magón, Zapata y Villa o en EEUU Malcom X y las Panteras Negras, si no se rompe la estructura capitalista, el pueblo seguirá tan jodido como siempre, aunque esté bien uno o dos años.

5. Si el imperialismo de EEUU, o de Rusia, Reino Unido, China, Alemán, de la India o de donde sea, son fuertes y siguen sometiendo al mundo, cualquier gobierno honrado de cualquier país, lo único que podrá hacer son pequeñas reformas –dentro del capitalismo- que servirán para entretener a sus pueblos, pero sin extirpar la explotación y la miseria de la mayoría de la población. Por ello pienso que las batallas de Chávez, Morales, Castro, Ortega, el mismo Correa, que pudieran dar en serio contra la dominación yanqui, son mucho más importantes a las reformas que pudieran hacer en sus propios países. Obviamente no se trata de la misma batalla “antiimperialista” de los sesenta de las burguesías “nacionalistas” contra los EEUU que terminaron en una asociación y sometimiento; no se necesita apoyar a un sector de la burguesía, sino de crear espacios y condiciones para el desarrollo de la lucha de los trabajadores contra el capitalismo.

6. Primero tiene que derrumbarse el imperialismo yanqui –quizá por sus propias contradicciones y confrontaciones por mercados y zonas de dominio con otras potencias, para que luego, por consecuencia, se venga abajo el capitalismo mundial y que los burgueses de todos los países salten en pedazos por las luchas del pueblo. Yo no veo que pudiera ser diferente. Todos los pequeños avances sindicales o políticos que logramos en nuestros países los gobiernos burgueses y los EEUU los absorben  o nos lo borran casi de un plumazo; como cuando se dice que hay que crear “cuadros políticos” de uno en uno, lentamente, que de un plumazo los mediatiza y compra la burguesía, los encarcela o los asesina. Las batallas unificadas de los gobiernos y pueblos de América Latina contra el imperialismo pueden ayudar más a las revoluciones que las simples reformas internas que se hacen para que el pueblo esté menos pobre y sea menos explotado.

7. Por eso he repetido mil veces que aunque los países sean gobernados por los hombres más honestos y honrados del mundo, por los héroes de las luchas más valiosas de cada nación, nada podrán hacer mientras haya toda un estructura económica, política, social capitalista que domina todo. Creo que muchos gobernantes y dirigentes de izquierda son hombres buenos, han entregado varias decenas de años luchando por la causa socialista o por una sociedad igualitaria; es importante, pero no fundamental. ¿Vamos a seguir en Uruguay, Venezuela, Bolivia, México, con los mismos empresarios, empresas, medios de información, escuelas, universidades, diferencias salariales, con todo lo que se vale el capitalismo para tenernos atados de pies, manos y pensamiento? Gobiernos van y gobiernos vienen; los partidos alternan en el poder y los políticos descansan haciendo negocios mientras llega su turno; los empresarios heredan cada día propiedades y riquezas más grandes. ¿Y el 80 por ciento de pobres? También heredarán la misma condición a sus hijos.

pedroe@cablered.net.mx



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Pedro Echeverría V


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