Con su conocida ironía y certero uso del lenguaje que le ha valido el respeto de propios y el temor de sus contrincantes en el seno del Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos, el Embajador de la República Bolivariana de Venezuela, Roy Chederton Matos, ha definido a Jesús Miguel Insulza, hoy Secretario General de esa feneciente organización regional, como “El Gran Burócrata Interamericano”, en respuesta a sus insolentes e injerencistas declaraciones contra del orden constitucional vigente en Venezuela y el legítimo y democrático liderazgo del comandante Hugo Chávez Frías
Y en este caso no se trata de hacer reconocimiento de la inexistente grandiosidad de Insulza como director de la administración burocrática de la OEA – la administración política es competencia colegiada del Consejo Permanente – sino la de destacar la incapacidad del referido personaje para cumplir adecuadamente las funciones y atribuciones que le son propias e identificarlo como otro “espadachín imperial” al servicio del mal llamado “Sistema Interamericano”, el cual fue impuesto, en 1.948, por los Estados Unidos y lo ha utilizado para legitimar la invasión de territorios soberanos, el derrocamiento de gobiernos democráticos, la imposición de dictaduras militares sangrientas y el mantenimiento de campañas desestabilizadoras, como la que hoy sostiene contra la República Bolivariana de Venezuela y otros países miembros del ALBA.
Pero, importante es destacar que la mala estirpe de burócrata no le viene a José Miguel Insulza por haber alcanzado, con ofrecimientos incumplidos y posturas políticas traicioneras, la Secretaria General de la OEA, sino que es la confirmación de una constante en su largo recorrido político, iniciado en las estructuras burocráticas de los Barones del ‘Socialismo” Chileno que traicionaron al gobierno de la Unidad Popular de Allende, para ponerse al servicio de la socialdemocracia internacional, quienes les premiaron con elevados cargos y remuneraciones en organismos internacionales, mientras el pueblo trabajador y la juventud chilena se inmolaban en la resistencia social y armada contra la dictadura del asesino y ladrón Augusto Pinochet Ugarte.
No fue por casualidad que José Miguel Insulza, al igual que sus congéneres del “exilio dorado chileno”, financiados por la Internacional Socialista y la Democracia Cristiana Internacional, fueron regresando paulatinamente al interior de Chile cuando era inevitable el derrumbe de la sangrienta dictadura de Pinochet, para convertir la derrota del referendo pinochetista, en la catapulta a partir del cual pactarían - al estilo del modelo español posfranquista - la continuación del régimen neoliberal autoritario del pinochetismo, manteniendo hasta hoy la misma Constitución de la dictadura y el modelo neoliberal que le entregó la riqueza cuprífera, marítima y forestal a las transnacionales y aumentó la explotación de los trabajadores y las trabajadoras de Chile.
Ahora, desde su condición de “Gran Burócrata Interamericano”, José Miguel Insulza intenta retribuirle los favores a sus antiguos financiadores de la socialdemocracia traidora internacional y la democracia cristiana, utilizando su cargo de Secretario General de la OEA, para atacar a los procesos soberanistas y de Justica Social que vienen desarrollándose en Nuestra América, con el fin de auxiliar a los viejos aparatos burocráticos al servicio de la dominación burguesa-imperialista en América Latina y el Caribe, los cuales están siendo sepultados por la voluntad soberana de los pueblos de Nuestra América, hastiados y asqueados de tanta traiciones.
Pero, más allá de este “pago de factura” del Gran Burócrata Interamericano, el motivo fundamental por el que José Miguel Insulza utiliza su cargo de Secretario General de la OEA para inmiscuirse groseramente en los asuntos internos de la República Bolivariana de Venezuela y violar la propia Carta Fundacional de la OEA es que, quienes teledirigen desde el gobierno de los Estados Unidos a esa feneciente organización regional y a su Secretario General, están decididos a utilizar todos los medios legales e ilegales, pacíficos y violentos, políticos y militares, con el fin de evitar que el 5 de julio de 2.011, en la ciudad de Caracas, se realice la Cumbre Constitutiva de la Comunidad de Estados de América Latina y el Caribe, la cual iniciará el derrumbe definitivo de la hegemonía del imperialismo usamericana en nuestro continente y, con ello, la desaparición definitiva del “Ministerio de Colonias” en que esta convertida la insepulta OEA. “Con OEA o sin OEA, ya ganamos la pelea” Carlos Puebla
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