2. He escrito dos artículos por lo menos argumentando que el candidato de Calderón será el “externo” Juan Ramón de la Fuente, secretario de Salud expriísta y exrector de la UNAM. A pesar de ello mis argumentos me han parecido insuficientes para convencer de que ese será el candidato PAN-PRD para evitar que el PRI recupere la Presidencia en julio de 2012. Mucho más me ha llamado la atención las reflexiones que mi amigo de Internet, Marco Murueta, construyó con tres posibilidades para la candidatura de la Presidencia entre AMLO, Ebrard y De la Fuente a partir de los resultados de las elecciones en el Estado de México. Uno de los coordinadores del Movimiento de Transformación Social (MTS) y buen analista, Marco no pertenece a fracción alguna del PRD o del lópezobradorismo, pero ha aprovechado muy bien este medio electrónico para agrupar a muchas gentes alrededor de diálogos. Aquí cuatro puntos de su ajedrez:
a) Gana muy claramente la alianza PAN-PRD ya sea la gubernatura del Estado de México o algo cercano a eso y PT-Convergencia-Encinas-AMLO tienen una votación baja, se proyecta esta fórmula para los comicios presidenciales impulsando a Ebrard o a Juan Ramón de la Fuente. En este escenario es posible que AMLO tuviera que apoyar a Ebrard para la candidatura presidencial;
b) Gana PT-Convergencia-Encinas-López Obrador ya sea la gubernatura del Estado de México o algo cercano a eso mientras que la alianza PAN-PRD tiene una votación baja, se proyecta con fuerza la candidatura de AMLO en 2012 y decrece la de Ebrard y no tanto la de Juan Ramón de la Fuente. En este escenario es probable que Ebrard vea conveniente apoyar a AMLO para la campaña presidencial.
c) Los votos para la alianza PAN-PRD y los de PT-Convergencia-Encinas-AMLO son de un número más o menos similar, entonces seguirá la pugna y podrían presentarse Ebrard y AMLO como candidatos a la presidencia con beneficio para Peña Nieto.
Tengo la impresión de que Manuel Camacho, concluye Murueta, ya se dio cuenta que de esos tres escenarios el más probable es el 2, sea que Encinas gane o no la gubernatura. Si a eso sumamos la capacidad demostrada por López Obrador para moverse políticamente de manera estratégica (aún con los errores que ha cometido), la ecuación sugiere que AMLO volverá a ser un fuerte candidato a la presidencia en 2012.
3. Aunque Marco tiene una posición política, aquí no la refleja; juega solamente con tres posibilidades que pueden darse. Le faltó analizar otras tantas cosas, tales como si Beltrones sería el candidato del PRI si Peña pierde el Estado de México y si el PAN sufriría una profunda escisión por estar Calderón promoviendo un candidato “externo”. ¿Cuántos cientos de miles de empleados perderán su trabajo si Calderón –contrario a Fox- no asegura un sucesor panista? En fin, todo este circo, maroma y teatro del calderonismo demuestra que está desesperado, que su gobierno o desgobierno ya no le preocupa y que –como le aconsejó Fox- la tarea del presidente no es gobernar sino asegurar la sucesión presidencial y nada más. ¿Cuál será la alternativa movilizadora de la izquierda social ante el avasallamiento de la alternativa electorera que hace uso de miles de millones de pesos del presupuesto público, de los empresarios y del narco?
4. Me entusiasma que los electricistas del SME vuelvan a movilizarse; que los compañeros profesores de Oaxaca salgan nuevamente a las calles y busquen la reconstrucción de la APPO; que la CNTE siga analizando y discutiendo a partir de sus mil experiencias en la lucha contra el charrismo de Gordillo, así como construyendo sus propuestas educativas y, que también los mineros, los trabajadores de la salud del DF y otros sectores no dejen de realizar plantones, manifestaciones y bloqueos. Una de las cosas más tristes es que los estudiantes de la UNAM, Poli, UAM, estén más muertos que vivos. Su último gran movimiento fue en 1999; pareciera que el panismo –que todos creímos que era absolutamente incapaz para gobernar- también ha sometido al movimiento estudiantil. De todas maneras, los tiempos electorales pueden provocar períodos de rebeldía de los movimientos sociales que tienen que aprovecharse para despertar a la población.