2. Los embajadores yanquis en México –por ser este país un traspatio importante del imperio - han sido siempre muy bien escogidos porque suelen ser el segundo poder en el país y muchas veces el primero, dependiendo siempre de la fortaleza o la incapacidad del gobierno mexicano. México y EEUU tienen una relación comercial entre sí del 90 por ciento y por su extensa frontera atraviesan millones y millones de vehículos y seres humanos que transportan lo que les venga en gana. Existe, obviamente, un enorme aparato de vigilancia formal, pero éste siempre se pliega a las órdenes que recibe de sus autoridades superiores. Por la frontera pasan –como si fuera contrabando- toneladas de droga, de armas, de cargamentos de mercancías grandes o pequeñas, sin que los vigilantes “se den cuenta”. Todas las quejas contra el tráfico de armas y de droga por la frontera sólo pretenden esconder lo que funciona con la mayor normalidad del mundo.
3. La embajada yanqui, además de situarse en el punto geográfico, económico y bancario más importante de la ciudad de México, ocupa gigantescos edificios en la zona de Reforma/Chapultepec. Además mantiene consulados en varios estados de la República y, lo más importante, es que coordina a decenas de miles de agentes de la CIA, FBI, DEA, etcétera que han logrado penetrar en las instituciones esenciales, claves, que controlan la vida de la nación. Quien diga que los aparatos mexicanos de seguridad carecen de información o que el gobierno yanqui no sabe lo que pasa en México, es realmente un tonto; quizá no sepan cuál es el color de mi bacín porque no les interesa, pero tienen información acerca de los movimientos de los mexicanos porque poseen gigantescos archivos con cientos de millones de fichas. Si quisieran acabar con el tráfico de armas o de drogas fácilmente lo harían, pero no les interesa porque es un magnífico negocio.
4. Obama camina hacia atrás en sus promesas pero va adelante apuntalado por dos mujeres/halcones: la Clinton y la Napolitano; es la cara risueña disfrazada de paloma, pero por sus acciones en el mundo en Afganistán, Irak, Honduras, Irán, Corea del Norte, Pakistán – y hoy a punto de invadir Libia, su presa- funciona como un verdadero halcón. ¿Puede olvidarse que el presidente Obama fue muy adelante en su campaña política y hasta en su primer año de gobierno al anunciar el retiro del ejército invasor en Irak, el cierre de Guantánamo (Cuba) y el respeto a las luchas sociales de los pueblos? Sin embargo, a partir de 2010, ha multiplicado sus bombardeos en Afganistán, vacila a Irak, ha dicho que no habrá cierre de la gigantesca cárcel yanqui de Guantánamo, ha dado un golpe de Estado en Honduras y en los próximos días busca invadir Libia. El cinismo que ha envuelto a los presidentes yanquis no es menor en el caso de Obama.
5. En EEUU llaman “halcones” a los sectores políticos y empresariales más asesinos, y “palomas” a los menos asesinos. Se dice que los “republicanos” tienen mayoría de halcones y los del partido “demócrata” son más palomas; sin embargo ese es un simple esquema que trata de esconder que todos los políticos yanquis son instrumento de poderosos grupos empresariales dueños de las inmensas fábricas de armas, del petróleo, de las transnacionales, que viven de la guerra, las invasiones y los saqueos de riquezas. Suele pensarse que los Nixon, Reagan, Bush, fuero halcones y los Kennedy, Clinton y Obama palomas, pero si revisáramos bien sus gobiernos encontraremos que tanto unos como otros impulsaron guerras, invadieron países y saquearon riquezas de los pueblos. ¿Se puede olvidar acaso que Kennedy invadió Cuba y Vietnam, que Clinton lidereó el ataque a Kosovo y que Obama ha impuesto bases militares en Colombia, indujo el golpe de Estado en Honduras y ahora quiere quedarse con el norte de África?
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