1. Benito Juárez nació el 21 de marzo de 1806. Fue presidente de la República de 1857 hasta su muerte en 1872, y es la personalidad más importante del liberalismo mexicano. La derecha del país lleva más de un siglo odiándolo, combatiéndolo, porque en 1859 lanzó las Leyes de Reforma y de nacionalización de las tierras en manos de la Iglesia y los militares. En aquellos años no sólo despertó odio, sino que sus enemigos desataron una gran guerra civil contra su gobierno, misma que provocó y preparó la intervención de tres potencias extranjeras (Francia, España e Inglaterra), la invasión francesa y el imperio de Maximiliano. Con el liberalismo y la acumulación la burguesía comenzó a construir el México capitalista. Es importante subrayar que en esta campaña la escuela pública enseña aplaudiendo las luchas de Juárez y los liberales y, por el contrario, la escuela privada propaga como heroica la lucha de los conservadores contra Juárez.
2. El liberalismo es la lucha de la burguesía –clase subordinada en la época feudal- por la libertad política, administrativa, comercial y cultural La burguesía industrial opinaba con harta franqueza que la función primordial del Estado era salvaguardar las relaciones de propiedad ya plasmadas, el libre negocio de la burguesía, la libre competencia entre los empresarios, el libre mercado, donde el juego de las fuerzas espontáneas engendra la armonía general de los intereses. Esa libertad era el principio básico del liberalismo. Pero el liberalismo tuvo su historia. Dice el pensador Bobbio que “el liberalismo clásico era antiautoritario, aunque no necesariamente democrático. Fue en su choque con el socialismo cuando ese liberalismo, por conveniencia más que por naturaleza, se convirtió en democrático y puso atención a los daños que podía causar en lo social el libre mercado”. Así que Juárez fue un avanzado y hasta revolucionario de su época.
3. Los liberales mexicanos buscaban construir una sociedad moderna, por encima de un sistema feudal o semifeudal. Los liberales eran entonces los más “avanzados” de la época puesto que buscaban romper la estructura económica, social, política de la que se había valido la monarquía y la iglesia. Pero aquellos liberales –los más avanzados, puros o radicales- no podían ver con mayor profundidad los problemas y entendían la modernización como la “acumulación originaria de capital”, que Marx explicó en su voluminosa obra, El Capital. Desafortunadamente, para avanzar por el camino la nueva burguesía terrateniente laica y su gobierno, al expropiar las tierras de la iglesia y de los militares, también expropió las tierras comunitarias de los indígenas. La nueva burguesía quería dar vida a todas las tierras en “manos muertas” para lograr el progreso y la modernidad capitalista, pero expropió también a miles de indígenas miserables.
4. Ya lo explicaba Bonfil Batalla: “El problema mayor, para (los liberales), es la lucha (indígena) contra el reparto de las tierras comunales. Los liberales (y esto comienza con los borbones) sacralizan la propiedad individual. Para ellos el verdadero ciudadano es el propietario y la tierra la propiedad básica… No hay otro camino para el engrandecimiento de las naciones, piensan los liberales (o mejor: copian los liberales) que el trabajo individual basado en el interés individual. Así las cosas, la propiedad comunal de la tierra en las comunidades indias resulta ser un obstáculo que debe removerse de inmediato”. Más claro, ni el agua. Sobre todo hoy que el neoliberalismo ha penetrado profundamente para defender la propiedad privada individual y acabar con cualquier política social en educación, salud, vivienda, etcétera. El liberalismo juarista fue la base ideológica del neoliberalismo privatizador y oligopólico.
5. Y hubo levantamientos campesinos para reclamarle a Juárez y a sus liberales; incluso durante su gobierno se estableció en varios lugares “estado de sitio y suspensión de las garantías individuales” para combatir las rebeldías. Hubo rebeliones campesinas en Sonora, Veracruz, Tehuantepec, pero de los más conocidos fue el de Julio César López Chávez que se levantó en Chalco, Estado de México, para reclamar por las tierras expropiadas a los indígenas y fue brutalmente reprimido. Luego de las leyes agrarias de desamortización (1856), Nacionalización (1859) y Colonización y Deslinde (1883) ya durante el porfirismo, resurgió el gran latifundismo laico de la nueva burguesía mexicana y extranjera. Sin embargo Juárez, nuestro héroe liberal, siguió siendo más grande –a pesar de sus errores- porque derrotó a los conservadores y comenzó a instalar al México moderno, al México capitalista que hoy domina en el país.
5. Si Hidalgo es el “padre de la patria”, Juárez es el padre del liberalismo, de la separación de la iglesia y del Estado, así como del anti intervencionismo. Juárez todavía puede servir como campeón de la democracia burguesa, como instrumento contra la iglesia que no ha descansado buscando recuperar todo su poder, contra la derecha panista y la escuela confesional, contra el intervencionismo yanqui en México y en el mundo, pero al socialismo, a las ideas de igualdad y a la izquierda, no le sirve. Ha sido el PRI, sobre todo aquel PRI nacionalista de los 30 y los 70 los que tuvieron a Juárez como anillo en el dedo. No debe olvidarse que Juárez perteneció al liberalismo de libre competencia, incluso al liberalismo revolucionario que luchaba radicalmente contra la vieja sociedad feudal, pero después de 150 años aquel liberalismo revolucionario se transformó en gran burguesía dominante o capitalismo enemigo de los trabajadores.
7. “Bomberito Juárez”, como muchos le llaman en México, es un pilar de nuestra historia nacional que al parecer es de la mismo estatura que Morelos, Flores Magón y Zapata. Hay que recordarlos en cada oportunidad para analizar lo que cada quien representó. Lo que no podemos hacer, y esto con nadie, es tenerles veneración como si hayan sido seres míticos. Los grandes héroes, para serlo tuvieron que ser personajes humanos con aciertos y defectos, así como somos cada uno de nosotros. Hay que dejar que los muertos entierren a sus muertos y nosotros –si queremos decidir y pensar por cuenta propia- debemos liberarnos de nuestras pesadas cargar que siempre nos acompañan. Rompamos las camisas de fuerza que e capitalismo, el liberalismo y falso socialismo han buscado imponernos y comencemos a mirar las cosas tal cual son sin olvidar la carga ideológica que desde que nacimos nos aprisiona.