Después del discurso del intelectual Javier Sicilia, padre justamente dolido por el asesinato de su hijo, así como por los 40 mil muertos en la guerra entre narcotraficantes y el ejército, me he dado cuenta en centenares de publicaciones de ayer y hoy, que muchos mexicanos estamos “hasta la madre”.
El 70 por ciento lo está por la intensa explotación, por sus ingresos miserables, por la falta de empleo, por enfermedades que no son atendidas en los hospitales, por falta de una educación adecuada, por la inseguridad, por los robos, los asesinatos y por la gigantesca corrupción gubernamental, etcétera, etcétera.
Pero lo grave es que también los super millonarios y los mismos gobernantes están “hasta la madre”: Slim, porque tiene que luchar mucho para ser durante varios años el hombre más rico del mundo; Calderón porque quiere reelegirse imponiendo en la Presidencia a uno de sus criados panistas; Peña Nieto está “hasta la madre” porque Beltrones y López Obrador no le dejan el camino libre a la Presidencia.
Además me he dado cuenta que Salinas, aquel presidente ladrón y asesino, está hasta la madre por las denuncias que recibe por querer seguir gobernado tras el trono; los empresarios y el ejército repiten que también ellos están hasta la madre porque juntos no han podido establecer en México un dictadura total y porque tengan que esconderse tras los gobiernos neoliberales.
Si estamos todos hasta la madre, ¿Por qué no se las rompemos –pero de verdad- a aquellos culpables que por acumular riquezas, altos cargos políticos, ser los beneficiarios privilegiados del sistema hace que estemos hasta la madre? Lo que sucede es que hay que estar hasta la madre de verdad, como Sicilia; salir a romperles su ídem en la calle y no simplemente la moda.