1. Los informes de Wikileaks no dicen que en 2006 López Obrador fue a arrodillarse a la embajada yanqui para informar y limosnear apoyo político de los EEUU. Eso ya es maravilloso y reconfortante comparado con el PAN que fue de “nalga parada” a llorarle al embajador Tony Garza apoyo, contándole todo lo que sucedía en política mexicana. En otro comunicado de Wiki, publicado hace alrededor de un mes, se decía que el embajador Garza tomó todas las medidas necesarias y urgentes para apoyar a Calderón y joderse a López Obrador. Y la gente ilusa aún sigue pensando que los votos valen y, peor aún, que éstos los deciden cada uno de los votantes. ¿Hasta cuando se darán cuenta que al votar su mano obedece a su cerebro que registra quién le da dinero, despensa, le construye un parque y le repite en cada minuto de la TV y la radio –junto a las encuestas- por quién debe votar? Y no es por imbecilidad sino porque el poder domina totalmente.
2. La sucesión presidencial no es un juego de niños de la que cualquiera pueda reírse sin saber que se están jugando seis, 12 o 18 años de la vida de un pueblo de 113 millones de personas; es un asunto –el más grande- de Estado para la gran burguesía explotadora que busca asegurar gigantescas ganancias; pero también para el pueblo que sufre miseria, hambre, desnutrición en esos largos períodos. Los que de alguna manera tenemos asegurado ingresos para vivir con cierta comodidad pensamos que no pasa nada y que podemos esperar 10, 20 o 30 años mientras cambian las cosas; sin embargo el 70 por ciento de la gente que “vive al día” o que hace varias semanas o meses ha carecido de ingreso no puede esperar más años. La gente pensante tiene la obligación de hacer algo para que la situación del país –si no puede transformarse por ahora de manera radical- por lo menos lograrse que no esté tan mal para los trabajadores.
3. La realidad es que no puedo decirle a la gran masa de electores -que suele llegar a la mitad de la población- que se han dejado engañar por la intensa propaganda electoral multimillonaria. Ni modo, ya llevan más de dos siglos votando por quienes los van a explotar y oprimir y no se dan cuenta. ¿Si no votan qué van a hacer para sentirse importantes? Me pasa lo mismo con los religiosos a los que nunca he podido decirles que no crean en la divinidad porque siento que los voy a despojar de la idea de donde están “agarrados” y se van a quedar muy solos, además de desamparados. Yo les diría a los electores como consigna abstracta: “no voten, luchen”; ellos me responderían que cómo jodidos luchar si todos los pinches políticos son lo mismo, y que prefieren votar para sentirse liberados. La realidad es que hay mucho del “miedo a la libertad”: ¿Qué carajos tienen para sostenerse o agarrarse sino existen salidas libertarias concretas?
4. Vean nada más esta perla: “Juan Camilo Mouriño vuelve a su departamento en Sierra Gorda, Lomas de Chapultepec, la noche anterior a la elección de 2006. Apenas abre la puerta cuando recibe un telefonema de Felipe Calderón: “¿Dónde estás? Acabo de colgar con la maestra y necesito que te coordines con su gente ahora mismo”. Ni un cuarto de hora pasa cuando el presidente nacional del Panal, Miguel Ángel Jiménez, y el entonces director general de la Secretaría de Educación Pública (SEP), Fernando González Sánchez, se apersonan en el lujoso departamento. Los principales operadores políticos de Esther Gordillo ofrecen medio millón de votos al candidato panista. A las tres de la mañana, un par de botellas de buen escocés ya han caminado, cuando Mouriño y sus visitantes concluyen la tarea de hablar, uno por uno, con los secretarios seccionales de la organización: La instrucción de Gordillo es que los maestros dividan su voto: para presidente, por Felipe Calderón; para diputados federales, por los candidatos de Nueva Alianza, y libre, para el Senado… salvo en el caso del Distrito Federal, donde los votos son para el PRD y Marcelo Ebrard.”
5. Como ese ejemplo -armado en unas cuantas horas en un departamento con teléfono, fax. Internet, celulares, etcétera, al calor de los buenos vinos y las viandas, no solo se lograron dos o tres votos, sino decenas de miles de ellos. ¿Te imaginas lo que políticos y empresarios armaron durante las últimas semanas? El PAN logró negociar con el PRI en que López Obrador no debería llegar y muchos gobernadores priístas trabajaron por el PAN repartiendo dinero y despensas debajo del agua, es decir, usando contactos panistas. Entre tanto mucha gente ilusa sigue pensando que cada voto es decidido de manera independiente por el votante que “no recibe ninguna influencia porque es libre”. ¡Cuánto me carcajeo! ¿Cuándo se darán cuenta que los acuerdos entre políticos, empresarios, medios de información, clero y los yanquis son los que determinan todo? López Obrador, de acuerdo a mi teoría, no puede ganar; pero si gana cambiaría el “paradigma”.
6. Wikileaks y su creador Julian Assange, adelantaron el reloj del mundo y la historia por lo menos por 30 o 50 años. Al publicar los secretos del imperio realizaron una verdadera revolución mundial, por eso los EEUU y otros países poderosos quisieran asesinarlos. Todo lo que los analistas o ideólogos pensamos y escribimos sin pruebas –por lo menos los últimos 35 años en lo que a mí toca- por pura reflexión sobre lo que sucede e ideología, Wiki lo ha venido a confirmar y también a abundar sobre cada tema. ¿Acaso no sabíamos –además que lo escribimos y denunciamos- que las elecciones de 2006, así como las anteriores y las próximas, se estaban cocinando en la embajada yanqui, entre los empresarios y los partidos políticos? ¿No dijimos infinidad de veces que aunque López Obrador no defienda al chavismo y se cuide de no atacar al gobierno yanqui, al clero y a los empresarios, no lo dejarían ganar o no le reconocerían?
7. Hablando de elecciones –en las que nunca he participado más que con mis mil opiniones y presencia en los actos como observador- yo veo a López Obrador muy, pero muy, por encima de cualquier candidato: de Peña Nieto, de Beltrones o de cualquier panista; éstos repetirían la misma política neoliberal y privatizadora que se inició en 1982 con De la Madrid y Salinas; seguirían arrastrados tras los gobiernos yanquis; ahondarían los negocios en beneficio personal, familiar y de grupo. Aunque a López Obrador también se lo pueden comer y ser más de lo mismo, hay esperanzas en que movilizaciones de masas, presiones desde abajo, le impidan ser un gobierno burgués más. Quizá nos deba valer un carajo los procesos electorales, pero hay que mantener siempre –aunque mínima- la esperanza (religiosa?) de que en esos removimientos y recomposiciones en que participan las masas pudieran cambiar algunas cosas en beneficio de los explotados.