La reciente visita a Cuba del ex presidente de Estados Unidos James Carter es otro hecho políticamente muy importante que recibe un casi absoluto silencio mediático. Ello no debe sorprender pues constituye un gesto valeroso, contrario al discurso hegemónico, que aporta un soplo de distensión y convivencia pacífica en un momento de inaudita barbarie y descomposición moral del imperio.
Luego de recibir a Carter en su casa, Fidel Castro escribió en su columna Reflexiones: “ Tuve el gusto de saludar a Jimmy Carter, quien fue presidente de Estados Unidos entre 1977 y 1981 y el único, a mi juicio, con suficiente serenidad y valor para abordar el tema de las relaciones de su país con Cuba”. Y es que bajo su mandato se avanzó como nunca en el diálogo bilateral, lo que trajo como consecuencia el aflojamiento del bloqueo, la autorización para que todos los estadounidenses pudieran visitar Cuba –revertida luego por su sucesor Reagan-, el establecimiento en ambas capitales de oficinas diplomáticas y la delimitación de las aguas territoriales de los dos países. Fidel añadió: “Las circunstancias no eran ciertamente propicias en nuestro complejo mundo. La existencia de un país verdaderamente libre y soberano en nuestro hemisferio no se conciliaba con las ideas de la extrema derecha fascista de Estados Unidos, que se las arregló para hacer fracasar los propósitos del presidente Carter.”
La presencia de Carter en Cuba es por eso natural. Pero debe considerarse que además de su peso político intrínseco expresa la fuerte corriente en la sociedad y en círculos muy influyentes del establishment favorables a una completa normalización de relaciones con la isla. En esta segunda visita a diferencia de la de 2002, Carter evitó hacer declaraciones sobre puntos de desencuentro con Cuba ni siquiera en la forma respetuosa que le es característica, aunque sin abstenerse de reiterar sus concepciones liberales sobre la libertad individual y los derechos humanos ni de reunirse con los llamados disidentes. De modo que se centró en proponer soluciones constructivas a prácticamente todos los problemas fundamentales que obstaculizan la relación cubano-estadounidense. Reiteró su conocida oposición al bloqueo, pero en esta ocasión puntualizando su postura contra la ley Helms-Burton firmada por el presidente Clinton, que calificó de “serio error” y dijo que tiene expresamente el objetivo de “cambiar el régimen” en Cuba y por lo tanto es “contraproducente”. En esta lógica señaló que “los líderes del congreso que tienen un origen cubano actúan de una manera muy contraproducente al tratar de…castigar al régimen cubano cuando en realidad están castigando al pueblo cubano”. Igualmente, abogó por la supresión de la prohibición a los estadounidenses de viajar a Cuba. También pudo constatar en diálogo con embajadores acreditados en La Habana el recrudecimiento por la administración de Obama de las trabas a las transacciones bancarias con la isla.
El ex mandatario se pronunció por la liberación de los 5 cubanos en el “futuro cercano” y añadió que ha habido dudas(sobre el proceso) en los tribunales de Estados Unidos y en organizaciones internacionales de derechos humanos. De la misma manera, expresó su esperanza en la “próxima excarcelación” del contratista de la Agencia Internacional para el Desarrollo Alan Gross, condenado por tribunales cubanos en marzo a 15 años de reclusión por “actos contra la independencia o la integridad territorial del Estado”. Ante la pregunta de un periodista sobre un posible canje de los 5 por Gross, Carter precisó que son casos “separados, distintos y no deben interrelacionarse”. Así colocó en la agenda política una iniciativa de la que se habla privadamente en círculos diplomáticos y es la posibilidad de que, sin enfocarlo explícitamente como un trueque, los 5 sean liberados, al igual que Gross, mediante decisiones unilaterales de ambas partes.
Carter también abogó por suprimir a Cuba de la lista estadounidense de países que auspician el terrorismo ya que (su inclusión) “no tiene base alguna”.
"La visita fue buena y Carter es un hombre honesto, fue de todos los presidentes con relación a Cuba el que tuvo una actuación mejor", dijo el presidente Raúl Castro al despedirlo en el aeropuerto y reiteró su disposición al diálogo con Estados Unidos. “Nosotros estamos listos, pero como siempre hemos dicho, sin subordinación a nadie, listos a discutir todo lo que quieran y lo que queramos nosotros".