2. ¡A la chingada! Nos pasamos la vida -los que nos decimos conscientes- en la vil queja: que si es borracho, que si tiene copete, que si es un peligro. Le echamos la culpa de todo al maldito gobierno, a los empresarios explotadores, a nuestros jefes –y está requetebién- pero no somos capaces de tirarles aunque sea una cubeta de mierda en sus oficinas o por lo menos meterles el pie a su paso.
3. En tanto, la enorme mayoría de la gente –al parecer la más enajenada, que rechaza ser consciente, porque también está hasta la madre de consejitos útiles- prefiere vivir todos sus años como un arrastrado que no oye, que no ve, que no siente, que todo es risa y risa porque a pesar de que le jueguen en dedo en el ojo, “para ser feliz, hay que ver todas las cosas positivamente”.
4. Y luego estos “inconscientes” –sin querer- tienen razón: ¿Para qué carajos luchar si todo termina en lo mismo, en acuerdos y más arreglos? ¿Para qué escuchar noticieros si nada es verdad ni nada es mentira…”? ¿Para qué inflar o apoyar a un partido o un político si todo, al poco tiempo, se convierte en la misma cosa? ¿A quién liberar si cada quien se libera asimismo, si quiere?
5. La verdad es que no conozco algún levantamiento violento, espontáneo, del pueblo, para derrocar a sus gobernantes. Mientras el pueblo duerme, siempre necesitarán a cientos de jóvenes enloquecidos, radicalizados, anarquizantes, que los saquen a las calles, de las escuelas, de los campos y hasta de las fábricas, para acabar con los tiranos representantes del capital.
6. ¿Son estos locos los que faltan en México para despertar al pueblo sabiendo que todos los políticos y los partidos registrados y subsidiados sólo buscan acomodos personales? ¿Cómo acabar con el hambre de la inmensa mayoría y la acumulación capitalista de unas cuantas familias que someten al país si los políticos sólo buscan subsidios y privilegios?
7. El 1 de mayo saldremos los mismos, llevaremos las mismas mantas y carteles, gritaremos las mismas consignas y después nos retiraremos a nuestras casitas; será un ritual que hemos repetido desde 1886. En tanto gobierno y empresarios se reunirán a festejar sus enormes ganancias. Ya se ha dicho que la sola manifestación, sin bloqueos ni plantones, no sirve. ¿Hasta cuándo aprenderemos?
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