Tremenda segunda le hicimos sus “nuevos mejores amigos” a la extrema derecha continental acudiendo a una reunión en Cartagena cuyo objetivo central, según parece, era que Porfirio Lobo, el espurio presidente de Honduras hijo del golpe de estado, se reuniera con nuestro Presidente, Hugo Rafael Chávez Frías. Todo ello montado por las artes y mañas de Juan Manuel Santos Presidente de Colombia.
Nuestro Comandante quien a través de la historia ha hecho gala de tan excelente pituitaria, debería haberse sentido verdaderamente asfixiado con tanto olor a azufre concentrado en aquella ciudad de la costa atlántica colombiana. O tal vez no percibió la hedentina debido al gripón que ostensiblemente lo poseía. O la “gripa” como declaró en su discurso agradeciendo su presencia, el destacado protagonista de los más masivos y criminales Falsos Positivos que conozca la historia de nuestra América.
Entonces ahora resulta que la gran tarea del Internacionalismo Bolivariano es lograr la reinserción del gobierno criminal hondureño en la Organización de Estados Americanos y posteriormente y a nivel inmediato su incorporación a ese proyecto de la solidaridad continental que es Petrocaribe. Si señor, con estas dos perlitas si es verdad que le sacamos las patas del barro al otrora lobo feroz, ahora transmutado gracias a milagros de los Santos en manso corderito. Podríamos de una vez irles asegurando su asiento en el nuevo organismo de integración latinoamericano y del Caribe, de México para abajo, que se conformará en el transcurso de este año. Sin los gringos claro.
¿Y qué recibirá la resistencia hondureña a cambio? Que Mel Zelaya y colaboradores cercanos pueden regresar a Honduras y que a lo mejor se levanten todos los procesos y acusaciones judiciales presentados en su contra. Que el Frente Nacional de la Resistencia Popular, sea legalizado como un partido político más para participar “en igualdad de condiciones” en los procesos electorales sucesivos. Y eventualmente desde las alturas de esa institucionalidad fáctica se convocará, ahora si a una Asamblea Nacional Constituyente. Es decir la razón por la que lo derrocaron hace dos años, ahora sería convocada por los mismos golpistas.
Con razón Galel Hernández en su crónica “Recuento de un encuentro” del 11 de abril pasado dice: “Antes nosotros desconocíamos al régimen por ilegítimo. Pero ahora es al revés, ya que algunos de nuestros dirigentes están dispuestos a pedir al régimen que sea este el que reconozca a la resistencia….” Debido a sortilegios de la “alta diplomacia” y en aras de “la reconciliación nacional hondureña”, ahora son los venados los que corren tras los perros.
Hacía apenas dos meses se había realizado “La Magna Asamblea Nacional Mártires Campesinos del Aguan” del Frente Nacional de la Resistencia Popular. Los campesinos del Bajo Aguan son comunidades rurales que han entregado sus vidas en las luchas por la defensa de sus derechos contra los atropellos de la oligarquía golpista, lo cual los coloca como parte de la vanguardia en la construcción del movimiento popular democrático y revolucionario. Gracias a ello sus nombres honraron esa Magna Asamblea de la Resistencia, realizada el 22 de febrero del 2011.
La Asamblea Nacional del FNRP ratificó su programa mínimo en la búsqueda del “Consenso político que lleve a una Asamblea Nacional Constituyente” Se habla de una Asamblea originaria para la refundación de Honduras. Cuando se dice que esta será auto convocada, interpretamos que será producto de las luchas populares y sus avances y no convocada por el gobierno golpista. Con este objetivo la Magna Asamblea decidió también la realización de un encuentro de luchadores del Movimiento Social que militan en el FNRP para la definición de una plataforma de lucha unificada.
Así mismo el FNRP ratifica las decisiones de impulsar una Comisión de la verdad Contra la Impunidad que aclare los acontecimientos y sancione a los responsables que es el problema central de los derechos humanos. Nada de esto han sido directrices en las gestiones presidenciales en Cartagena y Caracas.
Claramente quedó establecido que desde un principio Zelaya también estaba en la jugada. No solamente se comunicaron con él telefónicamente desde la misma reunión de Cartagena de Indias, sino que inmediatamente estaba viajando con Barahona y otros más para Caracas a reunirse con el Presidente Chávez, para ponerse de acuerdo.
En su artículo ¿Quién sale ganando en la mediación de Santos y Chávez? el comunicador hondureño Tomás Andino Mencia, militante en el FNRP, afirma que ningún organismo de conducción de ese frente popular de resistencia autorizó a Manuel Zelaya Rosales, ni a Juan Barahona y compañía a viajar a Caracas a una reunión donde comprometieron al frente en condiciones que contradicen varias resoluciones del máximo organismo de decisión que es la Asamblea Nacional. Independientemente de sus condiciones de Coordinador y Sub Coordinador respectivamente, lo cual los hace importantes dirigentes, más no dueños del FNRP.
El hondureño ya no es el mismo pueblo que fuera sorprendido inerme e indefenso cuando el ejército programado por el imperialismo diera el zarpazo mortal a la misma institucionalidad burguesa. Son dos años de intenso aprendizaje y movilización popular en el cual los maestros han sido masivamente puntal de la vanguardia con sus constantes y decididas movilizaciones. Es un pueblo al que le han asesinado en cantidades los comunicadores sociales y activistas democráticos. Y que está haciendo de los medios comunitarios y alternativos una herramienta de efectiva acción política. Que aprende y construye organización popular.
No vamos a pretender nosotros que el FNRP se vaya a las guerrillas o convoque a la insurrección popular, pero tampoco nos atreveríamos a descalificarlos como organización popular para ninguna de las tareas que ellos soberanamente decidan mañana o pasado y para las cuales se vallan preparando. La confianza en el pueblo es principio fundamental de los revolucionarios. Nos resulta inadmisible criterios que para defender el nefasto pacto de Cartagena afirman que el pueblo hondureño no está capacitado para asumir otras formas de lucha como no sean el reformismo conciliador con la ultraderecha.
Porque eso es lo que se les plantea ahora. La inserción como Frente Nacional de la Resistencia Popular en una institucionalidad cuya ilegalidad era su bandera fundamental, despojándolo de consignas de espíritu verdaderamente democrático y socialista como la realización de una Asamblea Nacional Constituyente para la refundación originaria de Honduras. Y por supuesto en la práctica de una política de “aquí no ha pasado nada” enmarcada en la llamada “reconciliación nacional hondureña”.
Todo permite suponer que el FNRP será un partido más, que en el mejor de los casos tendrá sus representantes en el parlamento y poderes locales, acoplado a una institucionalidad que obviamente ha abierto las posibilidades a José Manuel Zelaya y compañía de volver al carril. Buscando al mismo tiempo cerrar de esta manera el camino a tendencias revolucionarias surgidas al calor de la resistencia.
Recordemos que no solamente es en la “alta diplomacia” que la genocida oligarquía colombiana ayuda al régimen pos golpista hondureño. Indicios hay de que su asistencia abarca otras áreas como la económica y policial y la capacitación de grupos de paramilitares.
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