Churchil Calderón es acosado y señalado sin titubeos como culpable de la muerte de 50 mil mexicanos

1. El presidente de México, Felipe Calderón, comparó este viernes las críticas de su lucha en contra del crimen organizado con las que libró el ex primer ministro británico Winston Churchill (Churchil) contra la invasión nazi en la Segunda Guerra Mundial. “Churchil era también acosado y señalado en medio de un mar de titubeos, de una corriente de opinión titubeante de las decisiones de aquellos terribles años”, aseguró el mandatario en un encuentro nacional con funcionarios de su gobierno en la Ciudad de México. La realidad es que Calderón y Churchil coinciden en su conservadurismo y entrega total a los gobiernos yanquis. Churchil, defensor la idea de la unión de Europa para evitar futuros conflictos entre Francia y Alemania, consideró que el Reino Unido no debía ser parte de esa Europa unida, sino que su futuro estaba ligado al de los Estados Unidos.

2. Al Calderón le gustó la frase de Churchil, un militarista que se había declarado antisocialista: “La causa de los bolcheviques debe ser estrangulada en la cuna”. ¿Cuál era entonces, en 1917, la causa bolchevique sino luchar por la socialización del trabajo y las riquezas, por la igualdad y por la profundización de la revolución obrera? Como un conservador radical Churchil hizo la guerra contra Irán para quedarse con su petróleo, buscó una III guerra para eliminar a la URSS, invadió Kenia, derrotó la rebelión de Nairobi y profundizó una operación para eliminar a los rebeldes, al mismo tiempo que sofocaba la rebelión de Malasia. Churchil Calderón buscaba su coronación en EEUU y logró ser “Ciudadano Honorario de EEUU”, título entregado por el presidente Kennedy en 1963, precisamente meses antes de ser asesinado éste.

3. Churchil fascina a Calderón porque fue el único que abogó por el fortalecimiento militar de Gran Bretaña ante el rearme de la Alemania de Hitler. Debido a sus contactos con militares y cargos relevantes de la Administración llegó a estimar que Alemania estaba gastando miles de millones de libras al año en armamento, estimación que posteriormente se demostró muy cercana a la realidad. Churchil observó con desaliento y frustración cómo la política de presidente inglés Chamberlain estaba haciendo agotar las únicas posibilidades de evitar una guerra en Europa. Señala Churchil que no se daba cuenta Chamberlain de las pretensiones de Mussolini en Abisinia y que era muy grande su confianza por la Liga de Naciones que, llegado el momento, no impuso ningún tipo de sanciones y mucho menos ninguna medida militar contra el fascista italiano.

4. El admirado por Calderón gobernó dos veces el Reino Unido: desde 1940 –cuando fue nombrado por el Rey hasta 1945, cuando la guerra mundial finalizó. Luego su candidatura por el partido conservador fue derrotada por el partido Laborista. En 1951 fue electo y renunció cuatro años después. Durante su segundo gobierno en el Reino Unido, ya exaltada su personalidad por el mismo imperio, viajó en ocho cruceros a bordo del yate Christina como huésped de Aristóteles Onassis. Se dice que una vez, cuando el Christina tenía que atravesar los Dardanelos, Onassis ordenó que esperaran a que se hiciera de noche, para así no traer a su huésped amargos recuerdos a la mente. Cuando en 1963 el presidente Kennedy nombró a Churchil “Ciudadano Honorario de los Estados Unidos”, Churchil estaba ya muy enfermo para asistir a la ceremonia, a la cual fueron su hijo y nietos.

5. Cuando Churchil falleció en 1965 de una trombosis cerebral, muchos gobiernos del mundo, entre ellos el de EEUU encabezado por Johnson, realizaron grandes homenajes e hicieron honores a uno de los personajes más anticomunistas, conservador y militarista, siempre dispuesto a estallar una tercera guerra mundial para estrangular el “comunismo ruso”. Tuvo tanto apoyo de occidente que le fue entregado el premio nobel, tal cómo se entregó a Kiessinger y a Obama en tiempos pasados. Así que la admiración de Calderón a Churchil es justa porque él aconsejó tercamente el fortalecimiento militar del Reino Unido, él decidió hacer a un lado a Europa para entregarse a servicio de los EEUU y jamás olvidó –como bulldog británico- extender la guerra fría contra la URSS, el bloque europeo oriental “tras la cortina de acero” y la China que apenas nacía.

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Pedro Echeverría V.


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