La monarquía española y sus partidos han sido derrotadas en las elecciones municipales realizadas el pasado domingo 22 en Euskal Herria, no por una organización militar como ETA, con 50 años de lucha por la independencia del país vasco, ni por un partido socialista e independentista como Batasuna, ni tan siquiera por una coalición como BILDU que en su primera presentación electoral obtuvo el 22% de los sufragios y el mayor número de cargos electos, sino por la afirmación de una mayoría social y política vasca que unió, su rechazo generalizado a los planes neoliberales de cargarle a los trabajadores la solución a la crisis de su sistema capitalista, con el sentimiento independentista vasco, que ha sido capaz de superar la política de absorción cultural y represión para eliminar la existencia de un pueblo milenario con derecho a ser soberano y plenamente independiente.
La sumatoria simple de los votos españolistas (PP, PSOE) y los votos de las diversas formaciones políticas nacionalistas e indpedentistas confirman que la apuesta de la izquierda atberzale por la construcción de un nuevo escenario de solución política, mediante medios estrictamente democráticos del conflicto histórico entre el pueblo vasco y el Estado colonialista Español, responde al sentimiento de la mayoría social y política del pueblo de Euskal Herria que, aunque todavía estén separados por sus liderazgos y programas, sigue aferrada a su bandera verde, blanca y roja y a su milenaria lengua, en defensa de una nacionalidad que no puede ser desconocida y, mucho menos vencida, por un Estado sin razón histórica ni política, salvo las de preservar el orden corporativo de las élites pos-franquista y su sistema de explotación de los trabajadores.
La victoria de la Coalición BILDU, sin embargo, tiene un significado mucho mayor que los números electorales y los cargos alcanzados, ya que se trata de una propuesta política por la unidad, en la diversidad del pueblo vasco, que reclama de todos los actores de la Monarquía y del pueblo vasco, la renuncia explicita a la violencia como arma política y reivindica el derecho a que todas las opciones políticas vascas, sin exclusiones ni discriminaciones, puedan participar en la vida política de Euskal Herria, defendiendo tales proyectos y trabajando por ganarse la voluntad mayoritaria de los vascos y las vascas.
Las importantes elecciones en Euskal Herria y su histórico resultado en favor del nacionalismo, el independentismo y la Justicia Social, demuestra, sin duda alguna, que en el Reino de España se estaban realizando dos elecciones distintas por cuanto, mientras en ese Estado colonialista, los partidos españolistas se disputaban el control de los votos con el fin de mantener las políticas neoliberales de hambre y desempleo contra los trabajadores y la juventud, preservando su perversos sistema partidocrático, bicéfalo y excluyente; en Euskal Herria se votaba por confirmar la mayoría social y política por la Paz, la Democracia, la Independencia, la Soberanía y el rechazo al paquetazo neoliberal del “sozialismo” psoeista que hoy tiene el gobierno en el país vasco, merced a la ilegalización de las opciones de la izquierda vasca en las últimas elecciones del parlamento..
Ahora, el Estado Monárquico español y su aliado francés, deberán enfrentar la disyuntiva fundamental generada por los históricos resultados de estas elecciones: o admiten la existencia de la mayoría independentista y la propuesta de terminación del conflicto armado presentado en enero pasado por la ETA o, se enfrentan a esta mayoría social y política que votó inequívocamente por la Paz, la Democracia y la Independencia y que ya no soporta la Justicia de la franquista Audiencia Nacional, las torturas a sus militantes, la exclusión de sus independentistas, la persecución de sus exiliados y la represión contra su bandera, su lengua y sus tradiciones. GORA EUSKAL HERRIA!
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