Hay una solución, si todos apuntamos a un mismo punto:

En la cuestión del mar para Bolivia, la cosa no es na más con Chile… ¡también es con Perú!

     Esta es una invitación para que hagamos por fin algo concreto y útil que nos aleje de la palabrería y la majadería sobre el caso del mar para Bolivia y nos acerque a una solución real y rápida. Lamentablemente, algunas declaraciones recientes, de nuestro hermano Evo, amenazando con llevar el asunto a una corte internacional, además de irreal, lejos de acercarnos al mar, ayuda a la derecha chilena, siempre arisca a la hora de tratar el tema y deseosa de alejar  el mar para la república plurinacional. 

 

Antecedentes, pero rápidos. 

     Un desacuerdo entre empresas chilenas y el gobierno boliviano por unas explotaciones de minerales de salitre, explotaciones chilenas,  en territorio boliviano, termina en una guerra de Chile contra Bolivia, que al declararse deja en descubierto un pacto secreto de alianza militar con Perú, y entonces la guerra se trasforma contra Bolivia y Perú. 

     A pocos meses, Bolivia sale de la guerra, y con su renuncia Perú queda  solo enfrentando a Chile, llevando el peso del avance sureño, hasta ver su capital tomada durante varios años, con la bandera chilena al tope en el Palacio de los Virreyes. Como resumen, con su victoria Chile se anexa la provincia peruana de Tarapacá y la provincia boliviana de Antofagasta, con lo cual Bolivia pierde su salida al Océano Pacífico. Ahí mismo, una vez pacificada la zona y reorganizados los límites, accionando una técnica más antigua que la profesión más antigua del mundo, el Imperio Inglés se apodera de las empresas del salitre y la sangre derramada sólo ha servido, por tanto, para las pérdidas territoriales de Bolivia y Perú, y la desbocada explotación del pueblo chileno, abusando y hasta asesinando a los mismos soldados que le habían puesto el pecho a la conquista de esos territorios. 

     Para quien quiera  escarbar en las raíces sociales, morales o geopolíticas de esta situación, es bueno recordar que estas guerras de tono imperialistas no las inventó Chile, así se manejaba el mundo en esa época y arreglar el mundo de entonces con los criterios de ahora, es una excelente manera de encrespar los ánimos para beneficio de los perros de la guerra y un mal camino para avanzar en la historia según las realidades que pisamos. 

Años sin soluciones,

¿podrán desembocar en una solución en pocos años..?  

     Vamos viendo. No es la idea de esta nota repasar los años de controversia y mostradera de dientes entre bolivianos y chilenos por este asunto. La idea no es siquiera quitarle la pasión al tema, si no la tontería, la habladera de grama, de manera que, dando por sentado que separamos la paja del trigo, vayamos hacia acciones que apuntando a un solo objetivo, consigan lo que necesitamos, la solución a la necesidad de mar para Bolivia, lo que sería una victoria de los pueblos del cono sur, ni más ni menos.  Porque este no es un problema que se resuelva con berrinches, malcriadeces y menos azuzando a los connacionales a hacer de este asunto una cuestión de guerra personal y división cada vez que nos juntemos con un hermano del país vecino. Así no resolvemos un carrizo, en tanto los vivos de siempre siguen sacando dividendos de nuestra desunión. 

     Lo primero que hay que tener en claro es que no habrá acuerdo, con ningún gobierno chileno, en cuanto a una solución que parta, que divida a Chile en dos, de manera que hasta aquí llega Chile, ahora viene una franja boliviana que va hacia el mar, y luego, terminado el ancho de ésta, recomience Chile otra vez. Eso es imposible, y baste con recordar los problemas que tuvo la Alemania Socialista con el enclave de Berlín Occidental, para entender que esta “solución” es de todo menos eso, por lo cual es bueno quitarla de la discusión, porque cualquier intento será pérdida de tiempo, y una trampa a favor de los que quieren que la discusión se vaya por lo gatopardiano, o sea, que perdamos el tiempo hablando y consigamos un resultado donde lo que cambie sean cambios para que nada cambie. Y no es cantinfleo, es el peligro que corremos, si vamos por este equivocado camino. La idea de territorio con soberanía para la salida al mar de Bolivia, si no se explica, se entiende como esto, el cortar y recomenzar el mapa chileno, lo que tranca y trancará indefinidamente las conversaciones. Así que hay que precisar esto. Precisarlo para buscar salidas factibles, reales. 

Una solución de verdad:

en la frontera de Chile con Perú. 

     En los años sesenta, setenta, cada tanto tiempo, contingentes del ejército argentino movían las cercas en la frontera austral de Chile/Argentina y entonces, había intercambio de tiros, algún muerto y muchos desfiles y mitines de estudiantes en argentina y en Chile, exacerbando  el chovinismo, el patrioterismo. Recuerdo, en la Plaza de Armas de Valdivia, haber estado gritando “¡Que nos pasen carabinas para ir a la Argentina..!”  Y así a ambos lados de la cordillera, para felicidad de los políticos que necesitaban distraer la atención de sus pueblos… pero en 1969 o 1970, antes de las elecciones presidenciales donde ganó Salvador Allende, una delegación de dirigentes estudiantiles de la Universidad Técnica y de otras universidades chilenas aterrizaron sorpresivamente en Ezeiza y se reunieron con la dirigencia estudiantil argentina, lo que dio como resultado que ningún estudiante de allá o de acá volviera a salir de bolsa (por lo menos durante los 3 años de Salvador Allende), pidiendo carabinas para ir a fregar a sus hermanos del otro lado de Los Andes….  y ya sin carne de cañón a su disposición, prácticamente desaparecieron los corredorcitos de alambradas… 

     Traemos a colación este recuerdo, porque a la hora de discutir estas cuestiones, tenemos ante nosotros la alternativa de ponernos a la orden de los que quieren hacer ruido para distraer la atención o llamar la atención para obtener, por ejemplo, beneficios electorales, o vender armas, o qué sabe uno,

o, muy por el contrario, trabajar empujando una verdadera solución, que traiga de paso conciencia y progreso a los pueblos. 

     Por eso apuntamos aquí hacia  una posibilidad real y práctica de solución: que Bolivia obtenga un corredor de territorio soberano, en la misma línea fronteriza entre Perú y Chile, asumiendo un sector de “tierra de nadie”, si lo hay, y Chile y Perú le donen a Bolivia, por ejemplo, 5 o 10 kilómetros de ese desierto cada uno. Así ningún país sería “interrumpido” por esa “Franja de la Hermandad” que  Bolivia necesita para salir al mar, y así la nación altiplánica tendría ese impulso a su desarrollo que sería una salida propia al mar pacífico, lo cual, “no es igual pero distinto” a lo que tiene ahora, en acuerdos portuarios y ferroviarios que le permiten operar a través de puertos chilenos. 

     En este punto no nos parece tan buena la insistencia del compañero Evo de que Bolivia no dará compensaciones territoriales por lo que obtenga para salida al mar. En esos peladeros de la cordillera de Los Andes, sin dudas que hay alguna franja de 5 o 10 kilómetros para compensar, lo que le daría más derecho a Bolivia sobre el territorio que obtenga para ir al mar.  O, está bien, que no compense nada, pero que no lo diga sino cuando sea indispensable en la mesa de acuerdos, porque andar ahora diciendo que no darán compensaciones  es ponerle una de tozudez  a la discusión, que no ayuda en nada, por supuesto. Una flexibilidad en este punto, puede ayudar a tumbar, también, las afirmaciones de la derecha chilena que dice que sí, pero sin ceder soberanía… ¿y entonces, cómo…?  Un intercambio, un trueque de territorios, o por lo menos la buena voluntad para discutirlo, puede aminorar estos puntos de honor que algunos ponen, no por el honor, sino como viveza para trancar el juego. 

     El Gobierno Peruano se opone, se oponen los gringos y la derecha chilena. 

     Esta solución, que parece como de cajón, como de anteojitos, tiene variadas oposiciones, ante todo la de Perú, que reclama porque según sus acuerdos con Chile, los territorios que Chile le quitó por las armas, como compensación de gastos de guerra o lo que fuera, Chile puede usarlos para sí,  pero por esos tratados que firmaron el fin de la guerra y la paz, está prohibido de venderlos, donarlos, o alquilarlos a terceros. En este caso cabría la opción de donarle unos kilómetros a Bolivia, por lo cual se opondría Perú, algunos dicen, más allá de lo que prohíben los tratados, porque hay una presión del imperio yanqui, aliado del gobierno de Alan García, para evitar que Bolivia consiga su salida al mar teniendo a Evo como presidente, porque si el dirigente cocalero es líder de su pueblo, ahora, con la salida al mar pasaría a ser su Dios, y eso no le gusta nada al Tío Sam. 

     Tan evidente es la oposición de la derecha peruana al desarrollo de un proyecto popular en Bolivia, que muchos creen que la presentación de una reclamación ante la Corte de La Haya, por límites marinos, contra Chile, no es sino una forma de complicar las conversaciones que Michel Bachelet dejó bien encaminadas con los hermanos bolivianos. 

     A nivel popular, muchos dicen que Perú no ´puede permitir ese corredor solidario y soberano para Bolivia, porque en Perú hay gente que nunca ha dejado de acariciar la idea de recuperar por las armas lo que por las armas perdió, metiéndose en aquel lío entre Chile y Bolivia. El asunto es que ese corredor, esa franja sería una solución honorable y real para Bolivia, y si los hermanos peruanos van a gastar su tiempo futuro en organizar una guerra de recuperación, eso no tiene por qué impedir  la felicidad del pueblo boliviano,  si van a hacer una guerra, bueno, pasan por sobre esos diez o veinte kilómetros de bolivianidad y ya están sobre Chile para otra aventura bélica. Pero relegar una solución práctica, real; pero postergar la aspiración boliviana porque quizás un día me anime y vaya para allá, en un continente donde la hermandad y la complementación avanza, más bien parece una excusa egoísta. Es decir, si eres tan absurdo como para creer que te sirve una guerra, si quieres tanto la guerra, hazla. Pero no uses eso como excusa para impedir una solución a la situación mediterránea de Bolivia. 

     Si el asunto del o los “tratados”  que obligan al gobierno peruano a negarse a esta posibilidad, sería bueno que se le plantearan propuestas para hacer  algún complemento de esos tratados para, con el respaldo de todos los gobiernos y  pueblos de América, se allane la situación, se firme un acuerdo específico para la situación, y superada así la camisa de fuerza legal, vamos a resolver de una la situación, y Bolivia a construir su puerto y sus barcos, su Franja de la Hermandad y hasta a echarse un chapuzón. 

     Los otros que se oponen a esta solución están en la derecha chilena,

quienes con la idea de que sí pero no, asumen que claro, vamos a “ayudar” a Bolivia, pero sin ceder soberanía, es decir, seguir de alguna manera con los tratados especiales que permiten la circulación de las mercancías de Bolivia al mar chileno y desde el mar chileno hasta las alturas de Bolivia, dilatando la situación, “mareando” al interlocutor con reuniones van y reuniones vienen, y que pase el tiempo y que sigamos en la misma, Bolivia sin mar. 

¿Qué hacer…? 

      El retroceso que para el pueblo chileno ha significado el triunfo de la derecha en Chile, con el “habilidoso”  Sebastián Piñera, puede ser un duro retraso para la aspiración boliviana. Y darle excusas es lo peor que podemos hacer. Por eso no es bueno aportar “razones” al gobierno derechista de Chile para darle largas a la cuestión, facilitándoles el sentirse ofendidos o molestados por Bolivia. 

     No es inteligente, por ejemplo, que donde hay universidades que tienen matrícula de varios países del continente, los hermanos bolivianos hagan un deporte del andar buscándole reclamo y pelea a los chilenos por la salida al mar… unos round de pugilato, unas mentás de madre, algunas narices ensangrentadas y varios ojos negros no aportan nada a la solución del problema, y además de postergar la suma, la unidad que tanto necesitamos,  quizás lo único que consigan es la expulsión de algunos becados, dañando la esperanzas de familias pobres de nuestros pueblos. 

     Darse un gustito y joder a los chilenos, para lo único que puede servir es para engrillar al gobierno chileno, que feliz de la vida caerá en la provocación y trancará el juego. Obvio que para eso no debemos trabajar, por favor. 
 

     En cambio, hay que propiciar, empujar el encuentro entre los pueblos boliviano y chileno para que en acuerdos conjuntos, así como aquella vez  los estudiantes argentinos y chilenos, no unos con una idea y otros con otra, nos dejemos de la inventadera de vainas y vamos todos detrás del proyecto de salida al mar por el Corredor de la Hermandad Sudamericana, en la línea fronteriza entre Perú y Chile.   

     Si todos apuntamos hacia esta propuesta específica, le cerraremos la puerta a las derivaciones o las distracciones. Todos apuntando hacia un mismo punto, todos buscando un mismo resultado, salida al mar para Bolivia en un corredor con soberanía en la frontera entre Perú y Chile, que la discusión sea esa y no otra, evitando perder el tiempo y evitando caer en la trampa de las dilaciones. 

     Todos empujando por lo mismo: los trabajadores de allá con los de acá, los artistas, los jóvenes, los estudiantes, todos, los de allá y los de acá, los bolivianos, los chilenos y también los peruanos,  porque ya es la hora de que el pueblo peruano se haga sentir en este asunto, apoyando a su hermano pueblo boliviano, porque ojalá ahora Ollanta ayude en esta dirección, ya que si el nuevo presidente cae en la trampa del revanchismo contra Chile, perderá el tiempo y ¡salvará a Piñera! que va palo abajo en las encuestas, apenas por el 36 por ciento, arrinconado por movilizaciones de estudiantes, ecologistas y mapuches… Sólo una situación del tipo de “deformaciones del nacionalismo”, como respuesta a una animadversión peruana, y de Ollanta, en específico, podría hoy por hoy “salvar” a Piñera, quien, como en el tango,  va “barranco abajo en la rodada” y agradecería un clavo de donde agarrarse.  Ojalá Ollanta elija jugársela por la salida al mar para la patria de Evo. 

     Así pues, es la hora de que peruanos, bolivianos y chilenos hagamos un frente popular de reivindicación y acuerdo, que le amarre las manos a los menospreciadores de los pueblos y que adelante la historia y las soluciones que necesitamos para aspirar  a lo que Simón Bolívar buscaba para nuestra gente: la mayor felicidad posible. En el caso de Bolivia, además, felicidad con derecho a soberana salida al mar en la línea fronteriza entre Perú y Chile. 
 

     El Tano 

         abrebrechaucv@yahoo.com 
 


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El Tano

Poeta inurbano, diseñador gráfico. Integró el equipo de comunicaciones de La Moneda cuando el presidente Allende en Chile. En Venezuela, diseñador de los empaques de los productos Casa, que se venden en Mercal. Coordinador de Abrebrecha-UCV. Del Colo-Colo en Chile y del Zamora en Venezuela.

 abrebrechaucv@yahoo.com      @eltanoyea

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