El gobierno
de Santos, como buen ventrílocuo de su homologo Obama, no vacilara
ni escatimara esfuerzos para de alguna manera cumplir la orden
de sabotear o en el mejor de los casos empantanar el desarrollo
de Cumbre, habida cuentas que su éxito acarrearía un elevado costo
a la política imperial que ejercen los Estados Unidos en la región
incluida Colombia que sin querer queriendo se vería forzada a firmar
los acuerdos de la Cumbre.
Entendemos, que del éxito de esta Cumbre dependerá parte del futuro de la Organización de Estados Americanos (OEA), que desde sus orígenes ha sido sumisa a los dictados del
gobierno imperialista
de Estados Unidos.
La OEA y la
ONU como sabemos, han sido el parapeto legal, que bajo la
figura “democrática” han violado e impuesto las medidas más absurdas
en el mundo político, económico y social regional y mundial (caso
Honduras y Libia por citar lo mas reciente).
El costo político
de la Cumbre tiene que ver con la deportación del camarada Joaquín
P. Becerra y ahora la captura de Julián Conrado. En ambos casos (Santos
lo sabe), si no se actúa (no necesariamente como se actuó, sin
esperar la solicitud de extradición), la figura del anfitrión de la
Cumbre se vería seriamente afectada.
El chantaje
de Santos y el costo político van en yuntas hasta la instalación de
la Cumbre en Margarita; queda en los camaradas miembros de las
FAR-EP que puedan estar enconchados en Venezuela a que extremen sus
medidas de seguridad antes que la jauría del DAS, CIA Y DISIP
le hagan el favor a Santos –Obama para que no nazca lo que debe nacer
en la Cumbre.
(*) Periódico alternativo DIGALO AHÍ