El futuro de la ONU, la disyuntiva de los brics y Bam-Ki-Moon

El conflicto desatado por el imperialismo y sus aliados de la OTAN contra el gobierno y el pueblo de Libia puso al descubierto la inconsistencias del naciente espacio de negociación política y económica que se ha denominado ya, formalmente, como los BRICS, integrado por la República Federativa de Brasil, la Federación Rusa, India, China y Suráfrica, al no ejercer su Derecho de Veto, abstenerse y votar a favor otros, sobre la aprobación de la Resolución 1973 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas promovida por los Estados Unidos de América, Inglaterra, Francia y Alemania, con la que se autorizaba el uso de la fuerza en contra de Libia y otros medidas militares con el pretexto de “proteger la población civil, sin que tal organismo hubiese tenido como fundamento para semejante decisión ningún informe creíble sobre la existencia de tal amenaza a la paz y a la seguridad internacionales o a la vida de la población civil.

La decisión de la República Popular China y de la Federación Rusa de no usar el Derecho de Veto o, exigir  el informe de una comisión independiente sobre las alegaciones de la oposición mercenaria líbia y sus financiadores de la OTAN sobre supuestas masacres a la población civil; solo puede ser explicada por el juego de poder de las grandes potencias que siguen aplicando la vieja concepción de la división territorial del planeta en áreas de influencia estratégica, aceptando que el Medio Oriente y el Norte de Africa es territorio de la influencia y el interés geoestratégico de los Estados Unidos y los Estados integrantes de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, OTAN; lo que les permite reclamar y defender sus propias áreas, como la zona de la Indochina y Corea del Norte, en el caso de la República Popular China y, Europa del Norte y Euroasia, (territorios de la extinta Unión Soviética), como “espacios vitales” de la Federación Rusa; ello, siempre y cuando ninguna de las partes le impida a la otra el desarrollo de actividades vitales para su economía como la participación en el negocio de la energía, las materias primas y la venta de sus productos y servicios.

Pero la decisión de la India (con una obsecuente embajadora que preside el Consejo de Derechos Humanos forzando expulsión de Libia, sin permitirle el Derecho a la Defensa.),  de Brasil llena de razones éticas pero validando el discurso mentiroso del imperio y sus aliados otanista y sionistas y de Suráfrica, solo puede ser explicable por su irrefrenable propósito de demostrarse a los poderes fácticos del planeta, como fuerzas “responsables” en un momento en que aspiran a integrase como miembros permanentes en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, contando con el apoyo de los Estados Unidos de América, los Estados de la OTAN y los países que se encuentran en sus áreas de influencias geopolítica.

En honor a la verdad, los gobiernos de los Estados BRICS, sin disculparse ante la comunidad internacional ni darle explicaciones válidas a sus respectivos pueblos, en los hechos  han tenido que reconocer el gran error político cometido en su decisión de permitir la agresión terrorista del imperialismo, la OTAN y el sionismo internacional en contra de Libia y han tomado distancia de sus posiciones originales, expresando desacuerdo con la campaña de bombardeos terrorista en contra del pueblo Libia y el vergonzoso apoyo imperialista-otanista-sionista  a los mercenarios del dizque Consejo Nacional de Transición, CNT, que le sirve de justificación para sus planes de apoderarse del petróleo y el agua líbia y eliminar un incómodo dirigente árabe como lo es Muhammar Al Gadaffi.

Esta experiencia, sin embargo, es aleccionadora para los gobierno y pueblos de los BRICS y de todos los demás países que miran con profunda preocupación la terminal crisis en que se encuentra el sistema Capitalista y, la intención del complejo militar-industrial de los Estados Unidos de América y la burguesía financiera internacional, de imponerle a la Humanidad sus reglas de sobrevivencia, incluso, al precio de desatar la guerra global, con tal de evitar su desaparición como fuerza económica y política hegemónica  en el planeta Tierra.

Entonces, estamos aún, en los tiempos para el diálogo y la negociación entre el BRICS y los países No Alineados, que permitan  acordar una “Hoja de Ruta”, que conduzca a la comunidad internacional a la refundación del sistema de Naciones Unidas, atribuyéndole a la Asamblea General, los poderes sobre la paz y la seguridad internacional que le corresponden, convertir al Consejo de Seguridad en un órgano operativo – sin derecho de Veto y con composición amplia y plural - de las decisiones de la Asamblea y limitar el papel de la Secretaría General a la de vocero de las decisiones de los órganos superiores de la ONU.

Tal aspiración de la mayoría de la comunidad internacional es imposible que se realice bajo la dirección de un individuo como el surcoreano Bam Ki-Moom, comprometido con las guerras terroristas que el imperialismo, la OTAN y el sionismo internacional vienen promoviendo en el planeta y, quien aspira a reelegirse para un nuevo período de cinco (5) años como Secretario General de la ONU, por cuanto su presencia en el cargo, lejos de apagar los tambores imperialistas de la guerra global, será un instrumento fiel de esa estrategia que busca reconquistar el mundo, aunque sea al precio de la guerra global,  en donde serán los pueblos y no las elites financieras y políticas, las que sufrirán por la acción genocida de los dueños del Capital..

yoelpmarcano@yahoo.com



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Yoel Pérez Marcano


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