La adopción por los diputados griegos del plan de austeridad, el pasado 29 de junio, tenía una importancia sobre todo simbólica: todo el mundo, incluso en el campo burgués, sabe que esta decisión de hundir al país en la austeridad va, al contrario, a reforzar la lógica de la crisis (informe anual de la ONU sobre la situación social; Financial Times que se utiliza el término de \"vandalismo\" para referirse a este plan), reforzando la miseria. Giorgos Papandreu, presidente de la Internacional Socialista, muestra bien su perfecta sumisión a la ley del capital (Trichet, presidente del Banco Central Europeo, habla de medidas rectificativas, ¡no de austeridad!) y su disposición a romper toda resistencia social. Sin embargo, este fin de semana, la cólera está en aumento.
El FMI y la Unión Europea han ejercido un chantaje para imponer el plan llamado de a medio plazo. Era la condición para la entrega de la nueva franja de 12 millardos de euros del préstamo de 100 millardos, así como la perspectiva de un nuevo préstamo de 100 millardos. Este plan, que viene después del de mayo de 2010, aumenta los impuestos, las tasas (de circulación, del gasóleo), autoriza las reducciones de horarios hasta el 50%, con bajada equivalente de las remuneraciones, reduce la duración de los subsidios de paro, reduce las contrataciones en el sector público. Las empresas públicas son \"ofrecidas\" a la privatización y, desde el fin de esta semana, un plan sobre los hospitales fusiona algunas unidades y suprime 4.000 camas, en un país en que los enfermos están todavía por los pasillos, a falta de sitio en las habitaciones.
Frente a esto, las direcciones sindicales se han visto obligadas a subir el tono, con un llamamiento a la huelga general de 48 horas. Esto no rompe la lógica de las 24 horas espaciadas, pero en este contexto, ha sido percibido como una posibilidad de reforzar la movilización sindical en la base y el movimiento de los indignados que ocupa la plaza Syntagma en Atenas desde hace más de cinco semanas, con presencia también en numerosas ciudades.
El día 28 la huelga ha sido muy seguida: el 100% en las refinerías, los astilleros, los transportes y los puertos. El 80% en las empresas públicas y los bancos, según la confederación sindical GSEE.
Las cifras han sido más flojas el día 29 pero la combatividad era manifiesta y la amenaza clara para el gobierno de que algunos diputados pudieran dudar a la hora de votar su plan. Lo que, según el clima de terror desarrollado por los responsables europeos y americanos, debía arrastrar al planeta a una crisis peor que la de los bancos de 2007. Impedir que la protesta social impusiera a los diputados el rechazo a la austeridad, tal era la misión asignada al gobierno.
La peor represión desde la junta militar de 1967-1973
El martes 28, aunque divididos, como las demás veces, por el KKE (PC griego), las manifestaciones sindicales han reunido a decenas de miles (pero no los centenares de miles lógicamente esperados) de manifestantes. Se ha producido la convergencia con los Indignados de la plaza Syntagma, frente al Parlamento. Para hacer retroceder la presión popular, han sido empleados los grandes medios: policías de civil y fascistas (a veces los mismos) han comenzado las provocaciones permitiendo a los MAT (antidisturbios) entrar en acción, con el objetivo de vaciar la plaza. Pero a pesar de eso, por la tarde la plaza estaba de nuevo ocupada por los manifestantes. También, el 29, el gobierno ha lanzado directamente sus hordas, sin siquiera buscar un pretexto: ni hablar de realizar la votación con decenas de miles de manifestantes en Syntagma. La represión ha sido terrible: golpes y gaseo delirantes, con 700 personas atendidas allí mismo y un centenar de personas llevadas a los hospitales. Toda la tarde y la noche, la policía se ha desencadenado, golpeando hasta en los cafés. Y sin embargo, este 29 de junio, está claro que incluso si Syntagma ha debido ser evacuada -¡pero recuperada la noche misma y masivamente al día siguiente!- miles de jóvenes y de trabajadores han rechazado hasta el fin ceder, con determinación pero también con humor (los gaseadores aplaudidos.). Esta rabia masiva contra el estado de los policías y los patronos no dejaba de recordar las manifestaciones de jóvenes de diciembre de 2008.
Reacciones
Las reacciones están a la altura de la violencia estatal y paraestatal (los lazos entre policía y neonazis están establecidos): algunas asociaciones destacan que atacar las instalaciones médicas (en la plaza y luego en la estación del metro) está prohibido incluso en tiempo de guerra; el sindicato de los trabajadores del metro habla de métodos de las SS para esos MAT que han llenado la estación de gases lacrimógenos (que además, estaban caducados desde 1979 y por tanto eran más peligrosos), el presidente de la universidad de Atenas protesta contra la violación del asilo por la policía. Y algunas investigaciones deberían comenzar sobre lo que es en el fondo la instauración de un estado policial. Lo peor para el Pasok es que en esta situación denunciada por Amnistía Internacional, solo tres miembros del Consejo Nacional han protestado.
Tras la adopción del plan por 154 diputados del Pasok (solo uno se ha atrevido a votar en contra) y un voto de derechas, la movilización, multiforme, continúa en todo el país: en Heraklion en Creta, la UL sindical ha declarado indeseables a los diputados que han votado a favor del plan, le han tirado yogures a un diputado en Lamia. Pero al mismo tiempo, el sindicato de DEI (electricidad) ha parado su huelga indefinida, aún cuando la empresa está para ser privatizada. De un lado, es preciso, como lo demanda la Asamblea Popular de Syntagma, la disolución de los cuerpos de represión y el arresto del ministro de la policía, pero al mismo tiempo, la construcción de la huelga general indefinida, consolidando los sindicatos de base y planteando actuaciones unitarias , sigue siendo la clave.
*Traducción de Faustino Eguberri
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